Las probabilidades resultan adversas para los niños de escasos recursos y ascendencia minoritaria en lo referente al acceso a la educación superior. Los estudiantes de familias pudientes tienen ocho veces más posibilidades de obtener una licenciatura a los 24 años en comparación a los estudiantes de familias de bajos recursos. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los siguientes cuatro factores aumentan las probabilidades de que los estudiantes ingresen y se gradúen de la universidad.

  1. Ahorrar dinero para la universidad (cualquier cantidad puede marcar la diferencia)

    Las investigaciones demuestran que incluso cuando se tienen bajo control otros factores como los ingresos familiares y el desempeño académico de los estudiantes, los niños que poseen una cuenta de ahorros para la universidad tienen una probabilidad cuatro veces más alta de ingresar a la universidad (enlace en inglés).

    Lo más sorprendente radica en la frase “cualquier cantidad marca la diferencia”. Un estudio realizado en el año 2013 (enlace en inglés) encontró que los niños de familias de clase media y baja que poseían cuentas de ahorro para la universidad con un balance que oscilaba entre $1 y $499 al alcanzar la edad universitaria, tenían una probabilidad de inscribirse tres veces más alta a la de aquellos que no poseían cuentas de ahorro. También tienen una probabilidad 4,5 veces más alta de graduarse.

    ¿La moraleja? Reserva cierta cantidad de dinero con regularidad, sin importar lo pequeña que sea, y asegúrate de que tu hijo sepa que está destinada a su educación universitaria.

  2. Cursar clases avanzadas de matemáticas en la escuela secundaria

    Cursar clases avanzadas de matemáticas (enlace en inglés) en la escuela secundaria genera mayor impacto sobre las probabilidades de que los estudiantes se gradúen de la universidad que cualquier otro factor (incluyendo los ingresos y educación de los padres). Cursar una clase avanzada de matemáticas impulsa el índice de terminar la universidad de 36 a 59 por ciento entre estudiantes de bajos recursos (enlace en inglés) que ingresan directamente a la universidad tras terminar la escuela secundaria. Un estudio realizado en el año 2015 (enlace en inglés) descubrió que los estudiantes de escuela secundaria que cursaron Álgebra II (enlace en inglés) tenían mayores probabilidades de ingresar a la universidad, y las probabilidades de graduarse aumentaban más del doble si cursaban precálculo (y se triplicaban si cursaban la clase de colocación avanzada (AP) de matemáticas).

    ¿La moraleja? Investiga si la escuela secundaria de tu hijo ofrece estas clases y consulta con el orientador si tu hijo cumple los requisitos para inscribirse en las clases avanzadas de matemáticas, incluso si estas no son exigidas para graduarse de la escuela secundaria.

  3. Tener maestros con los que pueda identificarse

    Cuando los estudiantes cuentan con maestros que tienen su misma raza (enlace en inglés), reportan esforzarse más en la escuela, interesarse más en las actividades académicas y desarrollar mayores aspiraciones universitarias. Los mayores beneficios ocurren cuando el maestro es del mismo género y raza del estudiante (enlace en inglés), un hallazgo importante si tenemos en cuenta que tan solo 2 por ciento de los maestros de escuelas públicas en los Estados Unidos son hombres de color (enlace en inglés).

    Un estudio (enlace en inglés) realizado a más de 100.000 estudiantes de color en edad de escuela primaria en Carolina del Norte, encontró que contar al menos con un maestro de color entre tercero y quinto grado hacía menos propensos a los niños de color con familias de bajos recursos a desertar de la escuela secundaria en un 39 por ciento. Tanto estudiantes masculinos como femeninos de familias de bajos recursos presentaban mayor tendencia a aspirar ingresar a una universidad de cuatro años y realizar el examen de admisión si contaban al menos con un maestro de color entre tercero y quinto grado.

    ¿La moraleja? La brecha de diversidad docente contribuye a las brechas de desempeño relacionadas a género y raza, haciendo aún más importante que tu hijo cuente al menos con un maestro con el que pueda identificarse.

  4. Programar una reunión con un orientador de la escuela secundaria

    Cuando los estudiantes de escuela secundaria se reúnen con un orientador para hablar sobre el proceso de admisión universitaria o de solicitar ayuda financiera, las probabilidades de que asistan a una universidad de cuatro años se duplican, de acuerdo a un estudio realizado en el año 2016 por la Asociación Nacional de Asesoría de Admisiones Universitarias (enlace en inglés), también los hace ocho veces más propensos a solicitar ayuda financiera.

    El estudio demuestra que el hecho de que las escuelas cuenten con orientadores dispuestos a dedicar tiempo exclusivo al proceso de planificación universitaria aumenta las probabilidades de que a los niños les interese programar una reunión. Cuando las escuelas celebran ferias universitarias o reuniones informativas sobre ayuda financiera, los niños también tienen mayor tendencia a programar una reunión. Las expectativas de los padres también constituyeron un factor: entre los estudiantes cuyos padres esperan que estos asistan a la universidad, 84 por ciento se reunió con un orientador (enlace en inglés).

    ¿La moraleja? Investiga si la escuela secundaria de tu hijo cuenta con un orientador dedicado a las admisiones universitarias e incentiva a tu hijo a reunirse con él en noveno o décimo grado.

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