¿Te preocupa que tu hijo no te respete? ¿Te contesta, voltea los ojos o se va mientras le hablas?
Para enseñar comportamientos respetuosos (y corregir los comportamientos irrespetuosos) se debe ser consistente, paciente y decidido. Un buen lugar para comenzar es pensando en qué defines tú como respeto y lo que una comunicación respetuosa significa para ti.

Muchas de nuestras creencias sobre el respeto no van de la mano con la idea básica de tratar a todos los seres humanos con honor y dignidad (enlace en inglés). El diccionario define la palabra bajo términos de admiración y estima, pero Deborah Tillman, la Superniñera de Estados Unidos y experta en crianza (enlace en inglés), prefiere definirla como algo que todos nos merecemos, de acuerdo con la idea de que todas las personas son merecedoras de ello. “El respeto tiene que ver con las actitudes que tomamos, la atención que les proporcionamos a los demás y la aceptación que les demostramos”, declara.

Así que, ¿qué haces tú para crear más respeto en tu familia? Tillman dice que el primer paso es ser el modelo. Luego, enseñarles a los niños cómo esperas tú que traten a los demás y cómo esperas que te traten a ti. Nunca es demasiado temprano para comenzar. Puedes pensar que tu pequeño sabelotodo de tres años es adorable y puedes reírte de su insolencia, pero estás afirmando el camino para que continúe con ese comportamiento a medida que va creciendo. Por el contrario, dile a tu hijo (de forma respetuosa) que esperas que utilice un tono y un lenguaje respetuoso. Enséñale a decir por favor y gracias, y a sostenerle la puerta a la persona que viene detrás de él. Y piensa en lo que quieres decir cuando hablas de “respeto”.

6 mitos e ideas erróneas sobre el respeto

  1. El respeto no significa agradarse o admirarse; ni tampoco adorar, estimar o idolatrar. No es poner a alguien sobre un pedestal ni que solo algunas personas merecen ser respetadas. Significa tratar a todos los seres humanos con atención y cortesía.
  2. El respeto no significa obediencia (enlace en inglés), docilidad o conformismo. Cuando tu hijo se independiza, prueba sus límites o discute contigo, quizás sientas que está siendo irrespetuoso. Pero estar en desacuerdo no es lo mismo que ser irrespetuoso.La forma en la que estés en desacuerdo, por ejemplo, insultando la inteligencia de alguien o denigrando su opinión, puede mostrar una falta de respeto. Los padres pueden ayudar a sus hijos a aprender esta diferencia. Tillman dice que incentives a tu hijo a expresar sus opiniones propias y únicas, y le enseñes que si bien su opinión no necesariamente te hará cambiar de parecer, siempre es bienvenida cuando la expresa de forma respetuosa.
  3. El respeto no es miedo. Un padre que crea obediencia a través del miedo (enlace en inglés) puede obtener resultados, pero eso no es respeto. Fomentar el miedo en tu hijo puede generar muchos otros sentimientos como el odio, el desprecio o la irritabilidad, pero tiene pocas probabilidades de convertirse en respeto. Y no le enseña a los niños el por qué pueden o no hacer algo.
  4. El respeto no se gana. “He trabajado con muchos adolescentes que dicen que el respeto debe ganarse. No sé de dónde sacaron esa idea”, dice Tillman. “No es sencillo, pero tú debes ser responsable por lo que haces y dejar que Dios lidie con la otra persona”.
  5. El contacto visual no significa respeto. Hacer contacto visual es una regla cultural en los Estados Unidos, donde se considera como una señal de interés, honestidad y respeto. Sin embargo, en algunos países de Medio Oriente, esto te puede traer problemas, especialmente si eres una mujer que mira a un hombre. También te puede traer problemas en algunos países de América Latina, África y Asia, porque puede interpretarse como una actitud retadora
  6. El respeto no es lo mismo que la cortesía y los modales. Estas cosas pueden expresar respeto, pero no representan el respeto en sí. El respeto no es simplemente un comportamiento aprendido. Los comportamientos que son considerados como corteses pueden variar entre culturas, regiones, generaciones y familias. Pero el respeto, es decir, tratar a cada ser humano con atención y consideración, es universal.

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