Quieres que tu hijo sea curioso, ¿verdad? ¡Por supuesto! La curiosidad es el impulso que nos hace recopilar nueva información y experiencias y es esencial para aprender. Los estudios demuestran que los niños curiosos se desempeñan mejor en la escuela y después de esta. Las personas curiosas tienen más probabilidades de ser de mente abierta, emocionalmente expresivas, tienen más fortaleza y están predispuestas al pensamiento no convencional cuando se trata de resolver problemas.

La curiosidad es un rasgo inherentemente humano. Está alimentado por el mismo neuroquímico que busca la recompensa que está detrás del deseo de comer y procrear.

En los niños más pequeños, la búsqueda de información es amplia. Un estudio encontró que entre las edades de 2 y 5 años, los niños hacen aproximadamente 40.000 preguntas. Pero a medida que los niños crecen, este insaciable deseo de saber puede disminuir.

Lo que comienza como un rasgo poderoso se vuelve más frágil con el tiempo”, dice Susan Engel, profesora de psicología en el Williams College y autora de The Hungry Mind: The Origins of Curiosity in Childhood. “Se basa en las experiencias con padres, maestros, compañeros y el ambiente de aprendizaje”.

Del mismo modo que la curiosidad puede fomentarse con éxito en cualquier niño, dice Engel, también puede ser sofocada, a menudo por adultos que tienen buenas intenciones y están a cargo de educarlos. Si bien ningún padre o maestro busca a propósito bloquear la curiosidad natural de un niño, a menudo lo hacen sin darse cuenta. ¿Quieres saber cómo desalientan los adultos la curiosidad (y, a la inversa, cómo pueden fomentarla)? A continuación te presentamos siete asesinos de la curiosidad y cómo puedes evitarlos.

  1. Volverte loco con el desorden

    ¿Qué le pasó a tu cocina? Hay polvo blanco en todos los mostradores y pisos, huellas dactilares de color azul brillante y naranja en los mostradores del gabinete y frascos rebosantes de algo pegajoso.
    Para los padres que nunca habían jugado con limo, la sustancia blanca probablemente sea almidón de maíz, ¡y es realmente muy difícil de limpiar! Las huellas dactilares son de colorante de alimentos, también difíciles de eliminar. ¿Qué puede hacer un padre ante este escenario? “¡Déjalo que haga un alboroto!”. Aconseja Engel. Quienes construyen figuras con limo hoy podrían ser los científicos, ingenieros, inventores y artistas del futuro.

  2. Darle prioridad al orden en la escuela y el hogar

    Se podría pensar que un aula (o dormitorio) limpio y ordenado es preferible al que invita a hacer un alboroto desmedido. Pero lo contrario es cierto si quieres fomentar la curiosidad. “Lo que atrae el interés de las personas, incluidos los niños, es algo más complejo e impredecible”, dice Engel. Al estudiar lo que inspira la creatividad en las aulas, Engel descubrió que los niños estaban más interesados “en las salas que tenían cosas salvajes y complejas que no actuaban de manera predecible”, ya sea arte en las paredes, terrarios que albergan todo tipo de criaturas y espacios en toda la escuela que invitan a la experimentación.

  3. Restringir los chismes

    Chismosear es una expresión natural de curiosidad tanto en niños como en adultos. Si se hace sin maldad, discutir relaciones sociales complejas puede ser una forma saludable y natural de satisfacer la curiosidad sobre lo que están haciendo los demás niños. Especialmente en la escuela, donde se siguen reglas la mayor parte del día, a los niños les encanta hablar entre ellos de una manera natural e inesperada.

  4. Sobrellenar el calendario de los niños

    “Deja que se aburran“, dice Engel, quien señala que el tiempo no estructurado puede, después de la queja inicial, conducir a la exploración más fructífera, ya sea que una caja se convierta en un automóvil o se descubra en los días de lluvia que pintar es la gran pasión de tu hijo.

  5. Escoger lo que debe aprender tu hijo

    Has llevado al museo de ciencia local a tu hijo de 10 años y a su mejor amigo para ver la exhibición especial sobre el Big Bang. ¡La exhibición, que solo estará allí un mes, es una excelente oportunidad de aprendizaje! Pero todo lo que quieren hacer ellos es escalar los árboles frente al museo. Estos son momentos de enseñanza valiosos — para los padres.

    “No puedes censurar la curiosidad “, dice Engel. El secreto para fomentar la curiosidad, dice ella, es evitar aferrarte con tanta fuerza a lo que crees que tu hijo debería aprender que no le permites explorar hacia dónde lo lleva su curiosidad. Así es que si no lograste que pusieran atención en el museo esta vez, no te preocupes. Tu hijo está recibiendo educación en esa área, incluso si no está aprendiendo nada sobre el Big Bang.

  6. Celebrar los logros alcanzados

    Por supuesto, es fantástico si tu estudiante de secundaria gana su quinto juego de fútbol consecutivo o si tu adolescente ingresa en una de las mejores universidades. No hay nada de malo en ser feliz con eso. Pero ten cuidado de no enfocarte mucho en el premio, la calificación o el logro, aconseja Engel. Carol Dweck, autora de Mindset (La actitud del éxito) explora cómo elogiar el proceso (el arduo trabajo necesario para lograr algo) en lugar de a la persona (como en “¡Eres el mejor jugador de fútbol!”) hace que sea más probable que los niños busquen desafíos y tomen riesgos intelectuales.

    “Creo que muchos padres a quienes les importa la curiosidad enfrentan un conflicto cuando tienen que elegir entre alentar la curiosidad de su hijo y querer que su hijo “salga bien”. La mayoría de nosotros queremos que nuestros hijos obtengan la respuesta correcta y una buena calificación. Una buena calificación es excelente, pero realmente querer aprender algo y estar tan interesado que no puedes dejar de pensar en ello, es una experiencia mucho más poderosa y duradera”, dice Engel.

  7. Tener todas las respuestas

    Cuando tu hijo te hace una pregunta, dice Engel, lo mejor que puedes responder es: “¿Cómo podemos averiguarlo?”. También está bien admitir que no sabes la respuesta. De hecho, lo que es mucho más importante que tener las respuestas es crear un entorno donde las preguntas sean normales. En un artículo del 2015 en Education Leadership, el psicólogo infantil de Harvard y autor Paul Harris escribe que la búsqueda de información mediante preguntas puede ser desalentada o alentada, según la forma en que los padres se involucren con sus hijos.

    Aún más interesante, escribe Harris, “Las madres que hicieron muchas preguntas tuvieron hijos que también hicieron muchas preguntas. Por implicación, los niños pueden verse influenciados por los mensajes que reciben sobre cómo tener una conversación.Si la madre usa el lenguaje para recopilar información, es más probable que los hijos hagan lo mismo”. Entonces, si tienes curiosidad acerca de por qué las mariquitas se llaman mariquitas o por qué los resfriados siempre se sienten peor a última hora de la tarde, o por qué Plutón ya no es un planeta, ¡adelante, pregunta! ¡en voz alta! “Los modelos que siguen tienen un gran impacto en los niños”, dice Engel. “Cuando los niños están cerca de adultos curiosos, están más interesados en las cosas que los rodean”.

Translated by: SpanishWithStyle.com