Los estereotipos y las cifras nunca cuentan la historia completa. Un ejemplo de ello es Hillsboro High School en Nashville. Se encuentra en Green Hills, un área exclusiva de la ciudad donde el 92 por ciento de los residentes son caucásicos y la mitad de las familias ganan más de $100.000 al año. Pero la zona escolar también incluye estudiantes del vecindario Edgehill, mayormente de personas afroamericanas o negras a seis millas de allí, donde la mitad de los residentes ganan menos de $25.000 al año. Así que, a pesar del hermoso edificio recién renovado de Hillsboro en un vecindario elegante, es una escuela clasificada como Title 1, ya que casi 6 de cada 10 estudiantes son afroamericanos, negros o hispanos, y los puntajes de los exámenes antes de la pandemia estaban muy por debajo del promedio estatal.

Entonces, ¿cómo es que una escuela secundaria con puntajes tan deficientes logra graduar a un 92 por ciento de sus estudiantes a tiempo y enviar a muchos de ellos a la universidad, a la que regresan para el segundo año con mayor frecuencia que sus compañeros de Tennessee? ¿Por qué los estudiantes de Hillsboro salen de la escuela secundaria aparentemente preparados para la siguiente etapa de sus vidas, ya sea una carrera o la universidad, cuando muchas escuelas con demografías parecidas tienen problemas?

Los programas pathway hacen la diferencia

Los empleados de Hillsboro atribuyen el éxito de sus estudiantes a sus academias, que les permiten a los adolescentes elegir uno de los programas de inserción (o programas pathway) establecidos por la escuela para la vida luego de la graduación: Salud Global y Ciencias, Negocios Internacionales y Comunicaciones y un Programa de Diploma del Bachillerato Internacional (IB, por sus siglas en inglés). Cada una de las academias es como una escuela más pequeña. Cada una tiene su propio director, decano estudiantil, consejero escolar y equipo de maestros. La academia de primer año, la primera parada para todos los estudiantes, es donde los adolescentes exploran sus opciones antes de comprometerse con una sola academia. El año incluye una visita a una universidad y una “feria de trabajo” donde profesionales y representantes de empresas de la zona comparten cómo son sus días laborales y sus organizaciones. En la academia de primer año, los estudiantes también firman un “contrato” donde se comprometen a terminar la escuela, un compromiso diseñado para mantenerlos enfocados no solo en graduarse, sino también en alcanzar las metas más grandes de sus vidas. Luego de terminar la academia de primer año, los estudiantes pueden elegir una de las tres academias y un programa de inserción o pathway dentro de la misma. Los educadores de Hillsboro dicen que, como los estudiantes pueden optar por un programa pathway, se comprometen mucho más con el aprendizaje que si no tuvieran elección.

Los programas pathway dentro de las academias varían y algunos están más definidos que otros. Por ejemplo, la gran mayoría de los estudiantes del Bachillerato Internacional van a la universidad. Lo mismo sucede con los estudiantes del programa pathway de Ciencias e Investigación Interdisciplinaria dentro de la Academia de Salud Global y Ciencias, afiliada a la Vanderbilt University. Pero los estudiantes de los programas de Servicios Clínicos Terapéuticos o de Deportes y Rendimiento Humano de la misma academia tienen un abanico más amplio de opciones. En estos programas, algunos estudiantes aspiran a la universidad, mientras que otros se centran en obtener certificaciones o licencias técnicas que puedan conseguirles trabajo poco después de la escuela secundaria. Algunos planean un futuro tanto universitario como no universitario.

La escuela también atribuye su éxito a la forma en que aprovecha los recursos de la comunidad en general. Se esfuerza por ayudar a los estudiantes a encontrar oportunidades laborales en la comunidad que los preparen para su siguiente paso luego de la escuela secundaria, cualquiera que sea ese paso. “Ojalá hubiera tenido estas oportunidades”, dice el director de la Academia de Negocios, Riley Walker. “Las escuelas secundarias de ese entonces no ofrecían esa conexión entre el trabajo escolar y las oportunidades de la vida real”.

La escuela también se dedica a involucrar a las familias. Por ejemplo, Hillsboro organiza eventos en diferentes zonas de la ciudad, incluyendo Edgehill y Green Hills. “Planificamos todo teniendo en cuenta los antecedentes sociales, desde el momento en que lo pensamos hasta lo que presentamos”, dice Walker. “Los padres salen de cualquier evento que organizamos con la sensación de ‘pertenezco aquí tanto como cualquier padre de otra comunidad’. Y creen que sus hijos también pertenecen”.

Desarrollando habilidades profesionales

Muchas escuelas secundarias que tienen la misión de ayudar a los estudiantes de familias marginadas y de bajos ingresos suelen instar a los estudiantes a centrarse en las carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) que son mejor pagadas. Sin embargo, el problema es que los estudiantes de escuela secundaria con notas y exámenes mediocres en las asignaturas de STEM pueden acabar pensando que la universidad o una carrera gratificante están fuera de su alcance. Pero los programas pathway bien diseñados, como los de Hillsboro, les dan a esos estudiantes la oportunidad de descubrir y desarrollar intereses en campos en los que se puedan destacar.

“No se me dan bien las ciencias ni la salud”, dice Ethan Soundra, que está en el programa pathway de producción audiovisual (AV, por sus siglas en inglés) de Hillsboro. “Pensé que podría hacer algo más interesante para mí. Podría hacer literatura. Podría hacer películas. Esa era mi forma de pensar. Y ahora puedo hacer una gran variedad de tareas de producción y posproducción”.

Otra estudiante de AV vio el programa pathway como una forma de trabajar con computadoras. “Haré todo lo que tenga que ver con las computadoras”, dice Izangely Ruiz. “Trabajo con computadoras y cámaras editando videos. Es divertido”. Su próximo paso es la East Texas State University, donde se sumergirá en la informática. Pero sus conocimientos audiovisuales también podrían llevarla a una carrera en los medios digitales.

Izangely y Ethan trabajan con otros tres estudiantes en un equipo de producción que produjo los noticiarios de la escuela en su último año. Cada uno de ellos desarrolló su propia especialidad: redacción, montaje, dirección o edición, incluso mientras aprendían el espectro más amplio de habilidades de producción. Dawn Marek, maestra de producción audiovisual, dice que su aprendizaje va mucho más allá de las habilidades técnicas de video. Han aprendido la importancia del trabajo en equipo y la responsabilidad, a la vez que han desarrollado una gran capacidad de resolución de problemas. “Se basan en la profesionalidad”, dice. “Aprenden a estar tranquilos cuando trabajan bajo presión y a encontrar soluciones”.

Una carrera en el mundo de los negocios

Por supuesto, a los estudiantes con habilidad para los números también les va bien en otros programas pathway de Hillsboro, especialmente en su academia de negocios. Davion Davis, estudiante de último año, encontró su camino trabajando para la U.S. Community Credit Union, que tiene una sucursal en la escuela secundaria (USCCU está asociada con Hillsboro High). Durante su último año, trabajó en una sucursal de la cooperativa de crédito fuera del campus y le ofrecieron un trabajo al graduarse. Gracias a su paso por Hillsboro, sabe que una carrera en el mundo de los negocios y la banca puede ser mucho más que cobrar los cheques de un cliente. Planea obtener un grado de asociado en finanzas y será el gerente de la sucursal de USCCU en la escuela secundaria.

Otros estudiantes, como la estudiante de último año Kennedy Powell, vinieron a Hillsboro sabiendo que la academia de negocios reflejaba mejor sus objetivos.

“Soy una mujer de negocios”, dice. Ha empezado con buen pie, ya que ha puesto en marcha dos negocios estando en la escuela secundaria. Tiene instinto para saber lo que le interesa a la gente; en este momento, es la ropa. Y tiene la habilidad para llevarles el producto. Desarrolló su sitio web, creó algunos diseños para empezar, se abasteció del producto y empezó a vender y ganar dinero. Mientras tanto, también está haciendo la conexión entre sus clases académicas y los negocios. Kennedy dijo que su clase de psicología del IB le abrió los ojos. Hizo que algunos aspectos de la mercadotecnia encajaran: por eso la gente responde como lo hace. La academia de negocios ha fomentado sus esfuerzos prácticos y Kennedy realizará una pasantía con uno de los socios empresariales de Hillsboro este año escolar para perfeccionar sus habilidades de mercadotecnia.

Cuando la escuela secundaria no les agrada a los adolescentes, cuatro años pueden ser mucho tiempo. Las charlas sobre la universidad y la carrera profesional pueden fracasar cuando los estudiantes no ven un futuro para sí mismos. En Hillsboro, la administración se esfuerza por ayudar a los estudiantes a construir una visión de sí mismos y a responsabilizarse de los cuatro años que pasarán en la escuela secundaria. Los consejeros y maestros les preguntan a los estudiantes: “¿Qué te gusta?, ¿qué quieres?, ¿cómo podemos ayudarte?”. A veces los antecedentes de un estudiante o sus problemas personales son los mayores obstáculos. Pero la cultura de Hillsboro consiste en estimular a todos los adultos de la escuela a que hagan un esfuerzo adicional para el beneficio de los estudiantes. Y a cada estudiante se le pide que se comprometa y se esfuerce para asegurarse de que en el último año tenga una visión, un plan, y no se pregunte “¿y ahora qué sigue?”.

La comunidad de Hillsboro High parece tener éxito con sus estudiantes. Como dice la entrenadora de la academia, Melissa Wrenn: “Parte del éxito está en los datos. Pero otra parte está en lo que se ve”. Y lo que se ve en Hillsboro son adolescentes preparados para el futuro.