¿Alguna vez has deseado que tu hijo pudiera esperar pacientemente, seguir las instrucciones de cerca o contener más su frustración? ¡La clave está en enseñarle autocontrol a tu hijo!

Aprender a controlar las emociones y el comportamiento es una habilidad que se puede enseñar. De hecho, un estudio publicado por el Journal of Abnormal Child Psychology (enlace en inglés) encontró que enseñar técnicas de autocontrol a niños en edad de escuela primaria que tenían dificultades para controlar sus emociones y comportamiento reducía significativamente las suspensiones y otros problemas disciplinarios.

Dicho esto, saber pensar antes de actuar puede resultar especialmente difícil para los niños más pequeños. Pero al ayudarlos a practicar una y otra vez, los padres les están brindando una de las habilidades más valiosas de la vida.

A continuación, te presentamos seis estrategias que puedes intentar con tu hijo.

Establece expectativas

Algunos niños reaccionan mal porque no saben qué esperar en algunas situaciones o no saben qué se espera de ellos. Así que infórmale con anticipación lo que podría ocurrir en determinada situación o si se le pide que haga una tarea difícil: “Vamos a visitar a la abuela, ella y yo hablaremos un rato. Vamos a buscar unos libros y juegos para que no te aburras”. “Mi amiga y sus hijos vienen de visita. Es posible que debas compartir algunos juguetes, así que guardemos los que son realmente especiales para ti”.

Darle voz a lo que siente

Ayuda a los niños a aprender a reconocer las emociones preocupantes que sienten antes de tener un arrebato o una rabieta: “Vaya, te enojaste mucho cuando dije que no te podía dar 25 centavos para la máquina de chicles”. “Te veías triste cuando tu hermana dijo que eres muy pequeño para jugar con ella y sus amigos”. Además, anima a los niños a darle voz a lo que sienten: “Me siento triste cuando…” o “me siento frustrado cuando…”. También puedes ayudarlos a aprender a usar frases de autocontrol (que, a su vez, pueden ayudarlos a abstenerse del comportamiento impulsivo e irreflexivo) como: “¿Puedo pedir prestado eso?”, “está bien, puedo compartir contigo”, “esperaré mi turno” y “me gustaría tenerlo ahora, pero esperaré hasta más tarde”.

Crea un lugar acogedor

Crea un lugar tranquilo en casa donde un niño fuera de control pueda calmarse. Puede ser un rincón lleno de almohadas en la sala de estar o un lugar acogedor en el dormitorio del niño. Al proporcionar un refugio en el hogar, los padres pueden enseñarles a los niños que hay una manera y un lugar para recuperarse cuando las cosas se salen de control.

Dale una recompensa

A los niños a menudo les va mejor en una tarea si obtienen una recompensa al final. No tiene que ser una recompensa material (ofrecer juguetes y golosinas puede sentar un mal precedente), sino una consecuencia natural por mostrar autodisciplina. La recompensa puede ser elegir sus historias favoritas después de prepararse para ir a la cama cuando se lo pidas o elegir un postre después de ayudar a poner la mesa.

Elogia a tu hijo

Cuando veas que los niños practican el autocontrol, házselos saber. Este tipo de refuerzo positivo les ayudará a pensar en sí mismos como personas que pueden controlar con éxito su comportamiento: “Me encanta cómo esperaste pacientemente tu turno”. “Esta es la tercera vez esta semana que no me interrumpiste cuando estaba hablando por teléfono. Realmente aprecio que hayas esperado a que colgara para hablar conmigo”.

Jueguen al autocontrol

Para los niños en edad de escuela primaria, la mejor manera de aprender algo es a través del juego. Entonces, de camino al baño, en el supermercado o en el camino a la escuela, haz que tus hijos se detengan y comiencen diferentes acciones, como no moverse cuando dices “¡pepino!”. En el automóvil, cada vez que haya, por ejemplo, un letrero amarillo, haz que tus hijos aplaudan y digan: “¡Letrero amarillo!”. Este tipo de juegos les enseña a los niños a detenerse y pensar antes de actuar, algo esencial para el autocontrol.

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