¿Crees que el verano es un período sin preocupaciones donde los niños no deberían hacer más que relajarse? Piénsalo mejor. Si permites que tu hijo no haga más que pasar el rato, puede que se convierta en víctima de la “pérdida del aprendizaje durante el verano”: la pérdida del conocimiento y habilidades adquiridas durante el año escolar.

Ejercítalo o piérdelo

En promedio, los estudiantes que no participan en actividades de aprendizaje veraniegas pierden el equivalente a dos meses de habilidades matemáticas y de lectura propias del grado en curso, de acuerdo con el National Center for Summer Learning (enlace en inglés) de la Universidad Johns Hopkins. “Lo que más me preocupa es la pérdida de la lectura durante el verano”, comentó la antigua Secretaria de Educación de Estados Unidos, Arne Duncan, a Education Daily. “Puede que los estudiantes no cuenten con muchos libros en casa y puede que los padres no les lean. Al llegar junio, has logrado que los niños avancen hasta cierto punto, pero cuando regresan en septiembre, han retrocedido mucho más en comparación a cuando salieron de clases tres meses atrás. Resulta desgarrador”.

Otras áreas donde los niños se ven afectados durante las vacaciones:

  • Generalmente, los estudiantes obtienen calificaciones más bajas en pruebas estandarizadas al final de las vacaciones de verano en comparación a las obtenidas al comienzo.
  • La mayoría de ellos sufre de retrasos en matemáticas y ortografía a causa de las pocas oportunidades de practicar dichas habilidades durante vacaciones.
  • En promedio, los maestros emplean un lapso de cuatro a ocho semanas durante el otoño para repasar material que los estudiantes olvidaron durante el verano.
  • Los niños poseen tendencia a aumentar de peso cuando no están en la escuela, en especial aquellos que poseen riesgo de obesidad y emplean mucho tiempo jugando videojuegos y viendo televisión.

Más allá del salón de clases

Mantener el ritmo del aprendizaje no significa que el niño deba estudiar listas de vocabulario o realizar hojas de trabajo de matemáticas. El verano representa la ocasión perfecta para que los niños descubran que la educación no se encuentra limitada al aula de clases.

“No te conviene que el niño piense que el aprendizaje es algo que solamente ocurre en lugares llamados escuela”, afirma Susan K. Perry, autora de Playing Smart: The Family Guide to Enriching, Offbeat Learning Activities for Ages 4-14. “En lugar de ello, te conviene que se percate de que el aprendizaje es divertido y puede ocurrir en cualquier momento y lugar, con materiales prácticos, y no se encuentra limitado a la instrucción de un maestro de escuela propiamente dicho”.

5 ideas para aprender durante el verano

Independientemente de que vayas a realizar un viaje largo o decidas quedarte en tu vecindario, existen muchas oportunidades para que tu hijo se desarrolle y aprenda. Sin embargo, ten cuidado de no realizar demasiados planes. “Para evitar el aburrimiento, el niño debe aprender a estar motivado por sí mismo hasta cierto punto, y dicha habilidad es algo que se adquiere”, afirma Perry. “Si cada vez que tu hijo dice ‘estoy aburrido’ entras en acción con una solución rápida, nunca aprenderá a desarrollar sus propios recursos. Sin embargo, sí resulta conveniente que proporciones algunas opciones. Tan solo evita intentar imponer el aprendizaje. Así no es como funciona”.

¿Necesitas ayuda para detener la pérdida de aprendizaje durante el verano? Realiza una lista de actividades divertidas para mantener a tus hijos interesados y ocupados. Por ejemplo, puedes:

  1. Organizar un club de lectura para niños.

    Es una excelente manera de fomentar el amor por la lectura y lograr que el niño hable sobre libros. Dependiendo de su edad, el niño podría organizar su propio club o hacer que sus padres se unan. Lee más sobre cómo (y por qué) formar un club de libros.

  2. Plantar un jardín.

    Está de moda desde que la ex primera dama, Michelle Obama, comenzó a cultivar un jardín de vegetales en el césped de la Casa Blanca. Si el niño se hace cargo de un jardín, aprenderá sobre tierra, semillas y plantas, de dónde provienen los alimentos y mucho más. Además, la jardinería es un buen ejercicio. Puedes plantar un jardín al pie de una de las ventanas de tu casa, comenzar uno en el patio o cooperar con otras familias para comenzar un jardín en la escuela o en algún terreno de la comunidad.

  3. Sacar tu lado más teatral.

    Reúne a un grupo de niños para realizar una obra de teatro. Pueden escribir su propio guion, actuar una historia que hayan leído o memorizar una obra. ¡Los familiares y amigos constituyen una audiencia fabulosa y motivacional! Comprueba si la biblioteca local cuenta con el libro “Lively Plays for Young Actors: 12 One-Act Comedies for Stage Performance”, escrito por Christina Hamlet, u otros libros que incluyan obras teatrales para jóvenes.

  4. Visitar el planetario, el museo de ciencias o el zoológico.

    Muchos museos de ciencias cuentan con programas veraniegos especiales orientados para niños, además de exhibiciones interactivas para involucrarlos en la actividad. Una excursión veraniega puede contribuir a que la ciencia cobre vida.

  5. Construir o cocinar.

    Cuando ayudas a tu hijo a preparar un pastel o a construir un comedero de aves, aprenden acerca de medición y lectura de instrucciones, las cuales representan habilidades excelentes de matemática y ciencia. Al mismo tiempo, tendrá el placer de crear y compartir su producto terminado.

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