¿Qué tienen en común las lágrimas, las rimas, los cuentos y sujetar el lápiz con el puño cerrado?

No tienes que responder. Basta con que imagines la siguiente escena: un niño de 18 meses se desploma en el suelo y arma un berrinche porque perdió su globo. Ahora imagínate al mismo niño rompiendo en llanto porque el globo se le soltó de la mano, pero ocho años después.

¿Cuándo pasa un berrinche de problemático a diagnosticable? Es bien sabido que el significado de un comportamiento cambia de forma radical con la edad del niño. Sin embargo, cuando se trata de nuestro hijo, puede ser difícil de notar. Como padres, llenos de amor y preocupación por nuestro hijo en constante desarrollo, es fácil quedar atrapados en un sinfín de preguntas: “¿Será eso normal? ¿Debería seguir comportándose así a su edad? Su hermano nunca hizo esas cosas… Puede que mi hijo tenga un problema”.

¿El factor común en la lista del inicio? Todas estas acciones pueden indicar que el niño tiene un problema de aprendizaje o de comportamiento. Así lo expresa Steven E. Curtis, autor del libro Understanding Your Child’s Puzzling Behavior (Greenleaf, 2008) y psicólogo clínico infantil especializado en la evaluación y tratamiento de niños con problemas emocionales, de conducta, de desarrollo y de aprendizaje. Él se ofreció a explicarme las primeras señales y síntomas de una dificultad de aprendizaje en niños desde preescolar hasta la escuela secundaria.

GreatSchools: La conducta normal de un estudiante de preescolar pasa de lo civilizado a lo absurdo, llegando a parecerse incluso a la de un animal salvaje. ¿Cómo observar a estas complicadas criaturitas —que por lo general no dominan la lectura ni las matemáticas— y determinar si alguna de ellas tendrá dificultades de aprendizaje en el futuro?

Steven Curtis: Una de las primeras cosas a la que debes prestarle atención es a la capacidad del niño de escuchar historias y de comprender el lenguaje. La mayoría de dificultades de aprendizaje están relacionadas con el lenguaje, así que este es el mejor punto de partida.

Otro indicador temprano es la incapacidad de distinguir fonemas (los sonidos básicos que forman las palabras). Si los niños tienen problemas para entender estas diferencias, están en riesgo.

El ceceo es otra dificultad común, pero que no deja de ser una señal de alarma. Si un niño cecea, podría deberse a que ha tenido muchas infecciones de oído (por lo que literalmente no puede escuchar). Si ocurre por un tiempo prolongado, es posible que el niño tenga problemas para diferenciar los sonidos. Así que cuando un niño experimente dificultades en el habla, siempre debes llevarlo a que le examinen los oídos. Esta podría ser la punta del iceberg. También podría ser un problema motor o incluso cognitivo (por la incapacidad de entender ciertos sonidos).

Otra señal de alarma es la falta de atención. En el caso de algunos niños, parece que sus mentes están siempre a la deriva, y cuando percibes este tipo de comportamiento —sobre todo cuando implica no prestarle atención a las historias— puede ser una señal grave. Si siempre se va al rincón de disfraces cuando es la hora del cuento o si te observa con la mirada perdida cuando le hablas, podría ser una señal de que está teniendo dificultades para procesar el lenguaje. Los niños son inteligentes (con cerebros en desarrollo que están deseosos de información), por lo que no expresar curiosidad podría ser una señal de que no están entendiendo.

Una forma sencilla de evaluar el desarrollo del lenguaje de tu hijo es leyéndole una historia y pidiéndole que te diga de qué se trataba. Si no tiene ni idea, es un indicador de un trastorno del lenguaje o de una dificultad de aprendizaje.

Otra señal de alarma es la hiperactividad. Si dejarlos sin supervisión implica que destrocen el lugar. En el caso de niños con TDA o TDAH, puede notarse que incluso antes de desarrollar dificultades de aprendizaje no le prestan atención a nada ni pueden bajar el ritmo. Aunque estos niños son brillantes en otras áreas, les resulta difícil aprender porque no pueden permanecer sentados.