La disciplina es uno de los aspectos más difíciles de la crianza. Puede frustrarte, desanimarte y hacerte sentir pequeño. Al enfrentar los retos de lograr que tu niño pequeño, en edad del preescolar o mayor se comporte, puedes recordar con nostalgia cuando tu hijo era un bebé y preguntarte por qué alguna vez pensaste que los dilemas de alimentación y sueño eran tan difíciles.

El consejo adecuado de un experto puede ser instructivo y tranquilizador. Solo es cuestión de encontrar una filosofía que se ajuste a tu estilo personal. Pero ¿cómo elegir cuando el campo de la disciplina parece ser una gran mezcla confusa de información?

Te aliviará saber que no tienes que elegir solo un estilo de disciplina. Puede que te gusten ciertos aspectos de varios estilos diferentes. Está bien seleccionar las cosas que te gustan y dejar el resto.

Además, es importante prestar atención a cómo te sientes cuando lees sobre un estilo particular. Por ejemplo, la madre de Brooklyn, Popi Pustilnik, dice: “Un libro me hizo sentir como una fracasada y lancé el libro contra la pared”. Luego recurrió a un libro con un enfoque completamente diferente y se sintió mucho más esperanzada. “Era un ajuste mucho mejor para mí”, dice.

Empieza por aprender sobre algunas de las principales “categorías” de filosofías de disciplina. Una vez que tengas una idea de estas, será más fácil elegir libros que sean adecuados para ti.

Dónde difieren las teorías de la disciplina

Un experto sugiere que los tiempos fuera duren un minuto por cada año de edad de tu hijo, mientras que otro dice que tu hijo debe decidir cuánto durará el tiempo fuera. Un libro te instruye a decirle firmemente a tu hijo, “no golpees”, y otro libro sugiere no usar palabras negativas como “no” y “no hagas”. Un autor promueve el uso de recompensas, mientras que otro dice que las recompensas no son más que sobornos.

La amplia variedad de consejos puede ser frustrante y confusa, pero también demuestra que no hay una única manera correcta de disciplinar. Tú eres el verdadero experto en lo que funciona para ti y para tu hijo. Aunque el consejo profesional es útil, necesita coincidir con tu propia intuición e ideales.

5 filosofías básicas de disciplina

Échale un vistazo a estas categorías de enfoques de disciplina y ve qué te atrae:

  1. Disciplina basada en límites

    Los niños necesitan límites para sentirse seguros. Si no saben dónde están los límites, los “probarán” hasta encontrarlos. “¿Qué pasa si tiro la cuchara?”, se pregunta un niño pequeño, lanzando la cuchara ruidosamente al suelo. “Mmm… no hubo mucha reacción. ¿Qué tal si tiro el plato?”. Un niño mayor podría probar los límites dejando sus lápices de colores esparcidos por toda la alfombra o tardándose horas en prepararse por las mañanas.

    Comunica claramente tus límites (por ejemplo, “por favor, coloca las cosas en mi cartera cuando termines de mirarlas”). Si esto no funciona, introduce una consecuencia. Intenta que la consecuencia sea proporcional al comportamiento. Por ejemplo, si tu hijo deja tu billetera, cepillo de pelo y llaves del auto esparcidos por el suelo de la sala, pierde los privilegios de inspeccionar tu cartera por un tiempo.

    Utiliza también “consecuencias naturales”. Por ejemplo, si tu hijo olvida su lonchera, no corras a llevársela a la escuela. En su lugar, déjalo experimentar las consecuencias.

    Ofrece “opciones limitadas” para darle a tu hijo un poco de control. Supongamos que tu hijo de 5 años está practicando ruidosamente en su piano de juguete electrónico con el volumen al máximo. Le pides respetuosamente que baje el volumen. Él te ignora. Ofrécele una opción: “Puedes bajar el volumen ahora, o guardaré el piano hasta mañana”. Esto pone la responsabilidad en sus manos.

    ¿Qué dicen las investigaciones sobre la disciplina basada en límites? Una encuesta de 2021 a 2.600 padres en Filipinas descubrió que la disciplina basada en límites era el método más utilizado (aparte del “castigo”) con un 37 por ciento de los padres recomendándola. Otro estudio en Indonesia mostró que la estrategia es similarmente popular en entornos escolares allí. El estudio revela que el aprendizaje basado en límites se implementó de manera autoritaria como castigo. Esto es desafortunado porque un estilo de crianza dominante —a diferencia de la crianza autoritaria— se ha demostrado que está asociado con un aumento de la delincuencia y problemas con la depresión.

  2. Disciplina gentil

    Un niño no puede aprender mucho sobre el comportamiento cuando está gritando y llorando. Él (y tú) pueden beneficiarse enormemente de técnicas preventivas diarias: estrategias que reducen las oportunidades de mal comportamiento.

    Por ejemplo, crea rutinas para que tu hijo se sienta equilibrado. Ofrécele opciones para darle un sentido de control, como: “¿Te gustaría usar el pijama rojo o el azul?”. Infórmale antes de realizar una acción, como “necesitamos irnos del parque en cinco minutos”.

    Preséntale tus solicitudes de manera positiva. Dile, por ejemplo: “Por favor, usa tu voz de niño grande”, en lugar de “no te quejes”. Cuando sea posible, usa los enunciados “cuando… entonces” en lugar de un no definitivo. Por ejemplo: “Cuando terminemos de cenar, entonces podremos ver la televisión”.

    Cuando ocurra un mal comportamiento, recurre a la difusión. Primero, analiza si hay un problema subyacente, como cansancio, aburrimiento o hambre. Una vez que abordes esta necesidad, el mal comportamiento puede desaparecer mágicamente.

    Si no, recurre a lo que la autora Elizabeth Pantley llama “bolsa de los trucos”. Esta incluye juegos, distracción, redirección, validación y autoconsuelo. Puedes usar un truco cada vez que sea el momento de descarrilar a tu hijo del tren del mal comportamiento.

    Por ejemplo, si se niega a bañarse, intenta hacer que la toalla hable con él con una voz juguetona. Si esto no funciona, puedes probar algo más, como validación y redirección (“es difícil cuando tienes que hacer algo que no quieres hacer. ¿Qué tal si vemos qué tan rápido podemos hacerlo? Conseguiré un reloj”).

    ¿Qué dicen las investigaciones sobre la disciplina gentil? Un artículo publicado en la edición de julio-agosto de 2019 del Journal of Applied Developmental Psychology que revisa múltiples notas de estudios, observó a padres utilizando la disciplina gentil con sus hijos de 18 meses. Luego los observó nuevamente cuando sus hijos tenían 4,5 años en los contextos de tiempo de juego y tiempo de limpieza y en relación con los temperamentos de los niños. Los resultados fueron interesantes y mixtos. Por ejemplo, la disciplina gentil en niños pequeños de temperamento promedio durante el tiempo de juego se relacionó con una peor autorregulación más adelante. Sin embargo, para niños eufóricos, se relacionó con una mejor autorregulación del comportamiento más adelante. Los investigadores señalan: “Estos resultados proporcionan un mayor apoyo para las relaciones específicas de temperamento y contexto entre diferentes cualidades de crianza y las habilidades regulatorias posteriores de los niños, que pueden aportar información para desarrollar estrategias de crianza más efectivas”.

  3. Disciplina positiva

    La esencia de la disciplina positiva es la idea de que los niños se comportan bien cuando se sienten alentados y tienen un sentido de pertenencia. El mal comportamiento ocurre cuando los niños se sienten desanimados.

    Habla con tu hijo e intenta averiguar cuál es la causa subyacente de su mal comportamiento. Por ejemplo, supongamos que tu hijo de 3 años se niega a llevar su plato al lavaplatos. ¿Tiene miedo de romper el plato? ¿Está tratando de llamar la atención? Tal vez le da un sentido de poder. O quizás está sentido por algo más y está tratando de “vengarse”.

    Una vez que conozcas la razón, le das el estímulo correcto y trabajas en una solución. Por ejemplo, si está batallando con la impotencia, podrías alentarlo diciendo: “Necesitamos limpiar la mesa. ¿Puedes ayudarme a averiguar cómo hacerlo?”.

    En la disciplina positiva, el mal comportamiento se ve como una oportunidad para aprender, y los niños participan activamente en la búsqueda de una solución. Está bien que a un niño le guste solucionar; de hecho, es preferible.

    Por ejemplo, si tu hijo de 8 años derrama refresco en el sofá y los dos deciden que la solución es que él limpie la mancha con vapor (usando su mesada para pagar el alquiler del vaporizador), podría disfrutar de esta tarea. Esto no significa que continuará derramando refresco en el sofá para usar el vaporizador. Significa que está aprendiendo a asumir la responsabilidad de un error, y mejor aún, está invirtiendo en su propio aprendizaje.

    En una investigación sobre la efectividad de la disciplina positiva realizada por Paul Carroll en la University of California, Merced, siguió a padres de niños de 7 años que participaron en un curso de capacitación gratuito de siete semanas sobre disciplina positiva. Tres meses después, los padres informaron menos crianza permisiva, menos crianza dominante y menos estrés. Para los niños, la capacitación de sus padres se relacionó con un mejor desempeño en la escuela y menos comportamiento disruptivo.

    Otro estudio de la University of Ottawa en Canadá, evaluó las asociaciones a largo plazo entre la crianza positiva y rígida en el comportamiento y la salud mental de niños y adolescentes. La investigación sugiere que la crianza positiva protege a los niños contra la depresión y la ansiedad y disminuye las ideas de suicidio entre las niñas de 10 y 11 años.

  4. Manejo de las emociones

    Cuando los niños pueden reconocer y entender sus propios sentimientos, toman mejores decisiones. Puedes enseñarle a tu hijo a hacer esto, y eso ayudará a fortalecer la conexión entre los dos.

    Conoce tus propios estándares sobre lo que es y no es un comportamiento aceptable. Asegúrate de ser directo con tu hijo sobre estos estándares y habla con él sobre algunos de los sentimientos que podría experimentar en ciertas situaciones.

    Por ejemplo, si tu hijo les ha gritado a otros niños en el pasado y varios amigos van a llegar a casa a visitarlo, podrías explicarle que podría sentirse abrumado. Sugiérele que, si comienza a sentirse frustrado, puede pasar un tiempo a solas en su habitación, pero que gritarle a otros niños no es aceptable.

    Aprende la habilidad de la empatía. Esto significa ponerte en los zapatos de tu hijo: ¿Cuáles son los “verdaderos sentimientos” detrás de su mal comportamiento? Hazle saber que lo entiendes, diciendo cosas como: “Es difícil cuando realmente queremos algo y no podemos tenerlo. Apuesto a que te sientes muy decepcionado ahora mismo”.

    Si tu hijo siente que lo entiendes, confiará en ti. En este contexto de confianza, será receptivo cuando le enseñes sobre elecciones responsables. (“No podemos comprar dulces cada vez que queramos. Demasiados dulces no son buenos para nuestro cuerpo”).

    Un estudio de la University of Memphis del 2014 examinó la relación entre el manejo de las emociones y los resultados negativos de los problemas con los compañeros. Los participantes fueron 129 niños de cuarto a sexto grado. Los resultados mostraron que el que los padres les enseñen a sus hijos a manejar sus emociones puede amortiguar los efectos de las malas relaciones con los compañeros, como sentirse solos o ser acosados.

    En un estudio belga con padres de niños de 4 y 5 años, los padres que fueron motivados a usar prácticas de manejo de emociones fueron más emocional y conductualmente receptivos con sus hijos y sus hijos mostraron mayor perseverancia y entusiasmo cuando enfrentaron la frustración.

  5. Modificación del comportamiento

    El refuerzo positivo ayuda a los niños a aumentar el buen comportamiento y el refuerzo negativo les ayuda a disminuir el mal comportamiento. Este enfoque es similar a la disciplina basada en límites que enfatiza límites claros respaldados con consecuencias. Pero en la modificación del comportamiento, hay más énfasis en advertencias y recompensas.

    Usa advertencias para ayudar a tu hijo a asumir la responsabilidad de detener el mal comportamiento por sí solo. Por ejemplo, si tu hijo está discutiendo contigo porque le dijiste que no puede comer galletas antes de la cena, no te involucres en la discusión. Dile que deje de discutir al respecto y que esta es su primera “advertencia”. Si persiste, dale una segunda advertencia, y si no se detiene, dile con calma que tome un tiempo fuera (un tiempo breve, de solo unos minutos).

    Para “ofensas más graves”, piensa en una consecuencia que no sea tiempo fuera. Por ejemplo, si tu hijo persistentemente molesta al perro y sabe que lo que está haciendo no está bien, podrías quitarle el privilegio de ver televisión por un par de días.

    Las recompensas motivan a tu hijo a hacer las cosas bien. Esto podría ser tan simple como el elogio de los padres. En algunos casos, es posible que desees establecer un sistema de gráficos con recompensas específicas. Por ejemplo, por cada mañana que tu hijo esté listo a tiempo para ir a la guardería, obtiene una estrella. Cuando acumula cinco estrellas, recibe un premio.

    Cientos de estudios sugieren que la modificación del comportamiento es efectiva en múltiples categorías. Un estudio de la University of British Columbia con adolescentes obesos usó una aplicación de modificación del comportamiento para aumentar su confianza y motivación, y un metaanálisis de 157 informes de Mark Wolraich, un destacado investigador del TDAH, encontró que la modificación del comportamiento mejoró el comportamiento problemático en niños hiperactivos y disruptivos.

    Estas breves descripciones no incluyen todos los detalles. No es que la disciplina basada en límites no incluya técnicas preventivas, lo hace. Y la disciplina gentil incluye el uso de consecuencias.

    De hecho, todos estos estilos se superponen. Las diferencias están en lo que enfatizan. Piensa en los colores primarios: rojo, azul y amarillo. No contienen elementos comunes. Las filosofías de disciplina son más como colores secundarios (naranja, púrpura, verde), que contienen mezclas de más de un tono. Algunas filosofías pueden tener un poco más de rojo, y otras pueden tener más azul. ¿Qué tonalidad tendrá tu estilo de disciplina?