El problema: Mi hija no tiene interés en hacer nada a menos que le esté encima.

Pregúntate por qué.

Prueba esto
Encuentra un momento tranquilo para hablar con ella y averiguar qué hay detrás de su desinterés. ¿Necesita encontrar una pasión? ¿Ha tenido algún problema en la escuela o en otra de sus actividades? ¿Está durmiendo poco o está enferma?


Menos es más.

Mejor no
Reñir a tu hija constantemente no mejorará la situación. Los niños necesitan que les animen, pero si te pasas el día detrás de ellos podrías contribuir a su falta de motivación. (Imagínate si en tu trabajo el patrón se la pasara dándote lata y metiéndose en todo lo que haces. ¿No mataría tu motivación?)


Habla sobre sus sentimientos y piensa en soluciones.

Di
“Te he estado riñendo mucho y nos ha causado mucho estrés a los dos. ¿Quieres explicarme por qué no quieres hacer______________? ¿Cómo puedo ayudarte a sentirte más motivada?”.


No actúes como un tirano.

No digas
“Eres insolente y perezosa… ¿Es que eres incapaz de hacer lo que se te dice? ¡Si tengo que volver a repetirlo, vas a ver la que te cae!


Por qué

La palabra “motivación” viene del latín y significa “movimiento”. Así que estar desmotivado = no querer moverse. Eso no es el estado natural de la niñez. Si tu hija parece desmotivada, probablemente hay algún problema más grave. Quizás tiene miedo de hacer las cosas mal, se siente abrumada, no entiende que el trabajo duro es una realidad (que todo el mundo ha de trabajar duro para conseguir sus objetivos), no se siente inspirada, no sabe planear las cosas con antelación, o incluso está deprimida.

Si tu hija no tiene ganas de hacer nada, conviértete en detective y averigua qué es lo que está pasando realmente. Un castigo puede funcionar temporalmente, pero no ayudará a tu hija o mejorará tu relación con ella a largo plazo. Quizás tu hija recordará el castigo, pero no la razón por la cual la castigaste. Castigarle sin tratar de saber por qué actúa así también puede resquebrajar la confianza que te tiene.

A la larga, lo ideal es que tus hijos se conviertan en adultos motivados a trabajar duro, encontrar y realizar sus pasiones y llevar a cabo las aburridas pero necesarias tareas diarias, como lavar los platos o guardar su ropa. Usa su desinterés para enseñarles a entender y manejar sus sentimientos.

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