Más de 50 años de investigación demuestran que las expectativas que los maestros tienen para con sus estudiantes pueden afectar profundamente los resultados de los estudiantes.

A través de datos del Estudio Longitudinal de Educación de 2002 del Centro Nacional de Estadísticas de Educación, los investigadores del Centro para el Progreso Estadounidense descubrieron que los estudiantes de décimo grado, cuyos maestros tenían altas expectativas, tenían tres veces más probabilidades de graduarse de la universidad (enlace en inglés) que los estudiantes cuyos maestros tenían expectativas más bajas.

Los maestros y el personal pueden comunicar sus expectativas a través de políticas o comentarios explícitos, o mediante acciones sutiles, a veces subconscientes. Ya sea asignando estudiantes a grupos de proyectos, llamando a los estudiantes en clase o dándole a un estudiante la oportunidad de hacer algo especial, los maestros toman decisiones basadas en sus creencias sobre las fortalezas de los estudiantes.

Estas creencias pueden llevar a que algunos estudiantes sean excluidos de oportunidades beneficiosas. Las investigaciones demuestran que, incluso cuando los estudiantes de diferentes etnias tienen registros idénticos de rendimiento (enlace en inglés) en una materia, es probable que los maestros perciban a los estudiantes blancos y asiáticos como estudiantes de mayor rendimiento que los estudiantes afroamericanos y latinos. Los estudios sugieren que los maestros que tienen bajas expectativas para los estudiantes de diferentes orígenes (enlace en inglés) pueden reducir la calidad de la instrucción que brindan a esos estudiantes, actuar de manera menos amigable y estar menos atentos a las necesidades de esos estudiantes.

Los estudiantes de familias de bajos recursos, los estudiantes en riesgo de abandonar la escuela y los estudiantes afroamericanos y latinos tienen más probabilidades de verse influenciados por las expectativas (enlace en inglés) que perciben en la escuela y, con el tiempo, las expectativas de los maestros pueden convertirse en una profecía autocumplida (enlace en inglés).

Por el contrario, las altas expectativas para todos los estudiantes, cuando van acompañadas del apoyo que los estudiantes necesitan (como ayuda adicional después de clase, tutoría entre compañeros y ayuda para los estudiantes que están aprendiendo el idioma), crean un entorno que fomenta la energía y el espíritu de “yo puedo hacerlo” que ayuda a los estudiantes a establecer y lograr metas que cambien sus vidas.

Por ejemplo, en la Young Women’s Preparatory Academy (YWPA, video en inglés) en Miami, Florida, las niñas son elegibles para inscribirse en la escuela siempre que tengan un promedio de C en la escuela primaria. Todas son colocadas en clases académicas avanzadas, el equivalente a un programa para superdotados en otras escuelas intermedias, y se les dice que se dirigen a una universidad de cuatro años.

“Siempre estamos aumentando el rigor de inmediato”, dice Cecilia Reverte, la coordinadora de Colocación Avanzada. “Así que las expectativas altas de verdad funcionan”.

Sin el apoyo suficiente, esto podría desencadenar una espiral desmoralizante para algunos estudiantes; pero en la YWPA, el tamaño reducido de las clases y el personal cordialmente comprensivo crean un fuerte sentido de impulso positivo. En una visita reciente a la escuela ganadora del Premio al Éxito Universitario, los administradores expresaron su abierto afecto y admiración por sus estudiantes. “¿No son increíbles estas jóvenes mujeres?”, preguntó la directora Concepción Martínez. Y Reverte intervino: “Estamos muy orgullosas de nuestras chicas”.

En la Denver School of Science and Technology: Stapleton (DSST), una escuela chárter (escuela pública que es independiente del distrito escolar, video en inglés) con sede en los suburbios de Denver, las altas expectativas de la escuela para con sus estudiantes no significa que se espera que todos los estudiantes se desempeñen y aprendan al mismo ritmo. De hecho, la escuela intenta quitarle la mala reputación a la idea de retrasarse un año. En cambio, enfatizan que todos los estudiantes tienen la capacidad de prepararse para la universidad, incluso si a algunos estudiantes les lleva más tiempo; la escuela está preparada para apoyar a los estudiantes durante el tiempo que lo necesiten. “Tengo un gran respeto por los estudiantes que no se dan por vencidos”, dijo Jeff Desserich de DSST sobre los estudiantes que tardaron cinco o incluso seis años en graduarse.

La importancia de tener altas expectativas

Las investigaciones han identificado algunas estrategias exitosas de intervención (enlace en inglés) que ayudan a los maestros a proyectar altas expectativas para todos sus estudiantes. Las técnicas incluyen revisar y modificar conscientemente los comportamientos verbales y no verbales hacia los estudiantes que puedan reflejar las expectativas, crear un ambiente cálido de aprendizaje socioemocional y ayudar a los estudiantes a establecer metas sólidas. Cuando los maestros aprendieron a implementar esas estrategias y otras a través de un programa de intervención de apoyo, los estudiantes de sus clases obtuvieron logros más altos que los estudiantes cuyos maestros no participaron en el programa.

Las escuelas secundarias pueden preparar a los estudiantes para el éxito después de la secundaria asegurándose de que todos los estudiantes perciban e interioricen altas expectativas y reciban el apoyo que necesitan para cumplirlas.

Este artículo es parte de una serie de artículos que exploran los enfoques de las mejores prácticas usadas por las escuelas ganadoras del Premio al Éxito Universitario de GreatSchools. El Premio al Éxito Universitario distingue a las escuelas secundarias de nueve estados que realizan una excelente labor en preparar a los estudiantes para alcanzar el éxito luego de la escuela secundaria. Lee más sobre el premio, ver la lista de escuelas ganadoras y leer más sobre las mejores prácticas, haz clic aquí (enlace en inglés).

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