La hora del juicio ha llegado. La escuela ha comenzado. Has escuchado algunas anécdotas sobre el nuevo maestro de tu hijo. Has visto algunas tareas y quizá incluso lo conociste en la escuela y lo escuchaste hablar sobre sus planes para el año escolar. ¿Qué te parece el nuevo maestro?

¿Estás impresionado?, ¿preocupado? o ¿no te atreves a juzgar? Si tienes la sospecha de que este maestro en particular no es demasiado bueno o simplemente no es muy bueno para tu hijo, no tienes que lamentar la mala suerte de tu hijo ni correr a la oficina del director.

Estos cuatro consejos pueden ayudarte a asegurarte de que este año tu hijo salga avante de una situación educativa menos que perfecta.

Habla claramente con el maestro

No esperes a la conferencia de padres y maestros. Aunque a veces puedes ser tímido, no subestime el poder de dirigir la atención del maestro hacia tu hijo, especialmente si crees que el maestro no está en sintonía con tu hijo. Explícale al maestro cuáles son tus expectativas: ¿Deseas que tu hijo reciba la educación necesaria para ingresar en la universidad? ¿Quieres que obtenga buenas calificaciones? ¿Quieres que cumpla sus sueños de ser astronauta?

Dale mucha información al maestro sobre los desafíos y talentos de tu hijo, esto le permitirá “ver” las fortalezas y carencias de tu hijo. Esto también le enviará al maestro el mensaje claro de que: a) te importa el aprendizaje de tu hijo y b) eres consciente de cuánto puede influir el maestro en tu hijo. En otras palabras: lo estás observando.

Saca ventaja de las fortalezas del maestro

Cada maestro competente tiene fortalezas y debilidades. Si no estás seguro acerca de las capacidades del maestro de tu hijo, debes asegurarte de que tu hijo obtenga lo mejor que este maestro tiene para ofrecer. Digamos que el maestro es organizado, sigue una rutina y es filosófico (y un poco aburrido). Posiblemente te gustaría que el maestro tuviera más chispa o hiciera las clases más divertidas. Pero quejarte de estas deficiencias con tu hijo solamente socavará su aprendizaje.

En cambio, céntrate en lo positivo de las siguientes maneras:

  1. Dile a tu hijo por qué este maestro es tan bueno en lo que hace. Por ejemplo, si el maestro de tu hijo es creativo, señálale esto a tu hijo. Dile:”Me encanta cómo el Sr. Hobson se vistió con un traje de Marte para enseñarte sobre el clima y el tamaño del planeta. Probablemente nunca volverás a pensar en Marte de la misma manera”. Haz algo en casa para aprovechar al máximo las fortalezas del maestro.
  2. Tal vez un maestro altamente organizado (pero por lo demás poco inspirador) puede inspirar a tu hijo a organizar su propio espacio de estudio o planear cuidadosamente un proyecto a largo plazo. “Vamos a arreglar tu escritorio de tareas de la misma manera que lo hace la señora Ronaldo. Ella pone todo en un lugar donde es fácil encontrar lo que necesitas”.
  3. Tal vez el maestro, que tiene una propensión a contar historias divertidas e inspiradoras sobre su vida, puede servir de modelo para tu hijo, así tu hijo les contará historias divertidas a la hora de la cena.
  4. O quizá el maestro que parece obsesionado con las matemáticas (perjudicando el aprendizaje del lenguaje y otras materias) puede inspirar una conversación sobre cómo las matemáticas se aplican a tantas situaciones de la vida real.

Suple sus carencias

Una vez que tengas una idea de las carencias del maestro, busca una manera de apoyar la parte educativa que crees que será deficiente en tu hijo. Por ejemplo, ¿el maestro de tu hijo enfatiza el aprendizaje de memoria de los hechos, centrándose en las pruebas de ortografía y los datos matemáticos, al tiempo que pasa por alto el pensamiento crítico más profundo? Entonces ten con tu hijo conversaciones desafiantes: háblale sobre un dilema ético que tienes en el trabajo o discute una historia política del periódico. Cuéntale una anécdota de su historia familiar en la que puedan discutir los pros y los contras.

En lugar de simplemente darle más información o brindarle tu opinión, ayúdale a desarrollar sus ideas y opiniones, hazle preguntas como: “¿Cómo crees que los políticos deberían abordar el comercio con México?”. “¿Crees que es justo que el jefe de mi empresa gane 50 veces más que la persona con el sueldo más bajo de la empresa?”. Si el maestro de tu hijo parece ser poco estricto con respecto a las habilidades de escritura, pídele a tu hijo que lleve un diario semanal sobre su vida y lo envíe a un familiar. ¿El maestro no enseña las matemáticas básicas? Organiza un juego en el auto y pregúntale a tu hijo las tablas de multiplicar en su camino a la tienda de comestibles.

Apoyo estratégico

Finalmente, apoya al maestro de tu hijo, pero hazlo de una manera exigente. Claro, el maestro de tu hijo puede tener una lista de deseos sobre cómo puedes apoyar sus proyectos. Pero si crees que el maestro de primer grado de tu hijo es mejor planificando celebraciones elaboradas que enseñando lo que tu hijo necesita aprender, es posible que no quieras contribuir con las 10 bolsas de dulces para las 100 fiestas.

En su lugar, ofrece ir de excursión o dirigir una introducción a la clase de español. Al hacer estas sugerencias, puedes sentir que estás sobrepasando tus límites con el maestro, pero es probable que encuentres que el maestro recibirá felizmente tu apoyo en un área de aprendizaje que no es su fuerte. Recuerda, apoyar el aprendizaje de tu hijo significa precisamente eso: dedicar tiempo a los asuntos educativos más importantes para tu hijo y su escuela.

Translated by: SpanishWithStyle.com