Central High School se encuentra ubicada cerca del corazón de Louisville, Kentucky, a pocos metros de una universidad comunitaria, dos hospitales grandes, un museo, y a no mucha distancia del juzgado del condado de Jefferson y del distrito comercial principal. Sin embargo, si tomas una ruta distinta en la interestatal cercana, verás una Louisville mucho menos próspera, con tiendas de campaña para las personas sin hogar, terrenos vacíos, viviendas públicas y las incesantes luces intermitentes de las sirenas de la policía y las ambulancias.

Central, el alma máter del campeón de peso pesado Muhammad Ali, cuenta con una mayoría de estudiantes afroamericano o negro, y el 70 por ciento de sus estudiantes provienen de familias de bajos recursos. Ha sufrido algunos reveses a lo largo de sus 150 años de historia, y no fue la primera opción de Rikaiya Long, quien hoy en día cursa su penúltimo año de escuela secundaria, cuando culminó sus estudios en la escuela intermedia. Era una estudiante destacada que mostraba un desempeño excepcional en clases avanzadas. Muchos de sus conocidos asumían que asistiría a duPont Manual, considerada por la opinión popular como una de las mejores escuelas secundarias del estado.

Sin embargo, Rikaiya, aspirante a abogada, sentía confianza en optar por Central, donde más del 60 por ciento de graduados ingresan a la universidad. “Nunca optaría por una educación mediocre”, señala. Los estudiantes de escuela intermedia pueden solicitar ingresar a una escuela secundaria en Louisville, y todos los años, representantes de las escuelas se acercan a los estudiantes de octavo grado a ofrecer sus servicios. En una de estas sesiones, Rikaiya se enteró de la buena reputación de Central en lo que respecta a apoyar a sus estudiantes y brindar programas pathway — academias de carrera rigurosas para cimentar su futuro —. “Sabía que quería una profesión en el área legal”, relata Rikaiya. Central ofrecía una academia con currículo especializado en derecho con un historial destacado. Entre sus exalumnos, descubrió Rikaiya, se encontraban abogados, funcionarios electos y jueces. Siete graduados del programa con currículo especializado en derecho cursaban sus estudios en la facultad de derecho en 2022. Y eso era lo que Rikaiya quería también: ingresar a la facultad de derecho.

Opciones de academias de carrera o programa pathway

No muchos estudiantes de octavo grado están tan enfocados como Rikaiya. Para muchos adolescentes, la escuela secundaria es poco más que un hábito irritante que deben soportar hasta el día de la graduación. Además, sus metas suelen ser imprecisas. Algunos, como Rikaiya, han sido encaminados hacia la universidad, pero es probable que muchos adolescentes no hayan recibido suficiente orientación.

Algunos educadores están marcando la diferencia al garantizarles a todos los estudiantes una educación que les brinde una dirección concreta (programa pathway) después de la graduación. En Central, la coordinadora de los programas con currículos especializados Cynthia Eddings-King explica que los estudiantes son incentivados a pensar con anticipación más allá de la escuela secundaria, y se les brindan varias opciones de programas pathway a través de los currículos especializados de la escuela, los cuales conducen tanto a obtener un diploma como a alcanzar una vida exitosa.

Los programas pathway o programas de inserción combinan asignaturas académicas con exposición a profesiones en campos específicos. El programa pathway de Central se llaman Academias de Carreras y los currículos especializados de Central incluyen Innovación (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), Servicios médicos/sanitarios, Enseñanza y aprendizaje, Montessori y, por supuesto, Derecho y Política. Cada academia de carrera incluye experiencias de campo, tales como pasantías u observación de profesionales en su lugar de trabajo, conexiones con empresas y profesionales locales, y en algunas áreas, certificación profesional que puede culminar con la obtención de un empleo justo después de graduarse.

Los maestros de Central también consideran que parte de su rol consiste en garantizar que los jóvenes de color comprendan todas sus opciones, las exploren y elijan el camino que prefieran. Shantel Reed, coordinadora de la Academia de Carrera para la carrera de enfermería, dice que le emociona observar cómo los adolescentes se enteran de todas las profesiones médicas disponibles para ellos. Tras una visita al hospital, relata Reed, los estudiantes vuelven maravillados de los empleos que ni siquiera sabían que existían, como por ejemplo, un patólogo del habla y el lenguaje que examina la función de deglución de los pacientes. “Podría hablarles sin parar de las profesiones médicas disponibles, pero cuando lo ven ellos mismos todo el día, expanden sus horizontes. Existen empleos que ni siquiera imaginaban”.

La cultura escolar es parte de su misión

Aunque Central sobresale por su estructura y currículo especializado, lo que mantiene todas las piezas unidas parece ser su cultura escolar, donde todos los administradores, maestros, estudiantes y personal sienten que pueden contar los unos con los otros. Esto es algo que Rikaiya nunca había visto.

“Siempre he estado en clases avanzadas”, relata. “Y he sido la única chica afroamericana. En Central, tengo clases con personas similares a mí. Es un sentimiento increíble; me siento muy cómoda”. Agrega que esto ha creado una atmósfera más tranquila para ella. El contenido académico sigue siendo riguroso, pero la sensación de estar en familia hace que el aprendizaje fluya de forma natural, explica.

Central fue la escuela secundaria de Louisville para estudiantes afroamericanos hasta 1956, cuando comenzó un programa de transporte escolar. Cuando la iniciativa terminó, Central, ubicada en un vecindario afroamericano, volvió a estar conformada por una población mayormente afroamericana. Hoy en día, la escuela es 77 por ciento afroamericana o negra, 12 por ciento hispana, 7 por ciento blanca y 4 por ciento de otras razas.

La Dra. Tameka Coleman, directora de la institución, se siente emocionada por ese 7 por ciento. Considera que la cultura de Central también está teniendo un efecto positivo en los niños blancos. “Estos estudiantes serán los niños mejor versados y más diversos, pues han tenido la oportunidad de vivir una experiencia que otras personas de su mismo color nunca tendrán. Notarán cuando un entorno no sea lo suficientemente diverso”.

Sin embargo, gran parte del 93 por ciento restante podría experimentar un choque cultural en dirección contraria cuando salgan de Central. En instituciones y lugares de trabajo predominantemente blancos, no verán muchas caras afroamericanas, negras y de color. Podrían sentir que no encajan ahí.

Sin embargo, Central les habrá brindado una gran ventaja. Están preparados académicamente, señala Coleman. “Recibimos muchos cumplidos de nuestras universidades asociadas sobre lo bien preparados que están los estudiantes que salen de Central. Puede que la cultura sea diferente, pero el trabajo resulta familiar gracias a las academia de carrera (programas pathway). Los estudiantes de enfermería saben extraer sangre. Los estudiantes de derecho ya analizan casos y escriben informes. Los estudiantes de ingeniería programan animales robóticos. Y los estudiantes de veterinaria de Central hacen cosas que muchos estudiantes universitarios no aprenden hasta ingresar en la escuela de veterinaria (después de graduarse de la universidad). Pueden abordar el trabajo sin temor ni arrepentimientos”.

Un futuro lleno de posibilidades

La cultura de Central es solidaria, pero es evidente que el trabajo académico también influye. Las asignaciones en todos los programas suelen ser integrales, por ejemplo, con documentación multimedia y presentaciones grupales. Los estudiantes conocen y aprenden de profesionales locales que ejercen su profesión. Los estudiantes de todos los programas visitan la comunidad, participando en foros de la ciudad, orientando y enseñando a niños de escuela primaria, observando a profesionales de la salud en el hospital o trabajando en oficinas odontológicas, veterinarias o penales.

El maestro y coordinador del programa especializado en derecho de Rikaiya, Joe Gutmann, es un exfiscal “con mucha experiencia y muchas anécdotas”, cuenta Rikaiya. El programa con currículo especializado en derecho tiene el doble del tamaño de un aula normal, cuya mitad está decorada como un juzgado para permitir que los estudiantes practiquen lo aprendido. Tras verlo por primera vez en octavo grado, Rikaiya se convirtió en la presentadora. Los mentores/estudiantes que hacen de maestros en las clases de penúltimo año, enviados por la Facultad de Derecho Brandeis de la Universidad de Louisville, se sientan en el estrado a escuchar las presentaciones orales de los informes escritos por cada estudiante. La asignación se titulaba “responsabilidad objetiva”, y el caso giraba en torno a un incidente de Tiger King. “Los jueces hacen muchas preguntas y tienes que defender tu posición. No es un debate, pero es muy intenso. Tienes que pensar sobre la marcha”, dice Rikaiya, quien agrega con entusiasmo que disfrutó la presentación, y que, al menos por un tiempo, disfruta del resto de sus estudios de derecho también. La educación práctica y participativa del currículo respecto al derecho, la democracia y los derechos humanos también coincidía con uno de los principios fundamentales de Central, la justicia social, algo que a Rikaiya le parece muy importante.

A pesar de todo lo anterior, se dio cuenta de algo durante su segundo año de escuela secundaria: “El derecho no llamó tanto mi atención como creí”. Ocurrió durante la pandemia, cuando el campus se cerró y los aspirantes a abogados tuvieron que aprender de qué se trataba el derecho a través de Zoom. “Aún me interesaba la parte empresarial de las cosas; seguía queriendo una carrera corporativa, pero ya no quería un empleo en el área de la abogacía”, explica. Rikaiya tomó la decisión de cambiar la especialización universitaria que tenía en mente. Mientras estudiaba distintas especialidades de derecho, se topó con relaciones públicas. “Comencé a aprender cuáles eran sus funciones y me enamoré de la idea de ser una especialista en relaciones públicas”.

¿Y ahora qué sigue? Tal como ocurrió al final de octavo grado, Rikaiya debía tomar una decisión importante. En aquel entonces, se había convertido con éxito en una de las 350 personas aceptadas en Central, postulándose con intenciones de unirse al programa con currículo especializado en derecho. Había cumplido con el primer semestre requerido para aprender sobre todos los currículos especializados de Central antes de unirse a derecho y política. Una vez te integras a un currículo especializado, se vuelve un compromiso. El currículo de semestre a semestre y de año a año, está vinculado a tu programa de inserción. Cambiar de currículo, aunque no es imposible, exigiría ponerse al día y ajustarse con muchas clases.

Otra opción, por supuesto, era cambiar de escuela. Rikaiya nunca lo consideró. Al final, decidió que no era necesario. Las clases principales le brindarían la solidez necesaria, y las habilidades aprendidas con el currículo especializado en derecho no se desperdiciarían. “No te haces abogado solo porque estás interesado en las leyes. Puedes usar tu título en derecho para cualquier cosa”, señala Rikaiya. Recuerda que Gutmann les repetía constantemente que las leyes están conectadas a todo: si hay regulaciones, políticas y contratos, hay leyes involucradas. Una de las grandes ventajas de los programas pathway con respecto a los programas vocacionales más tradicionales y antiguos es que incluye contenido académico lo suficientemente riguroso para ayudar a los estudiantes a ingresar a la universidad. Incluso si la primera elección que hace un estudiante no es lo que se había imaginado, puede encontrar otra opción que sea de su agrado.

La travesía continúa

A pesar de sus dudas respecto a ejercer la abogacía, Rikaiya fue electa presidenta del programa de currículo especializado en derecho y de la clase de penúltimo año de Central High School. Las personas en su programa son como familia, y aquellos en otros programas son como vecinos (y Rikaiya es el tipo de persona a la que le gusta tocar la puerta del vecino y ofrecerle galletas). Quiere mantener viva esa sensación de familia, comunidad y pertenencia. “Me gusta mezclarme con las personas y también hacer que estas se conozcan entre sí. Siempre que puedo, conecto a las personas”.

Eso es lo que otros han hecho por ella. Cuando cambió sus metas profesionales, sus maestros y consejero le tendieron la mano. En cuanto a la universidad, Rikaiya está solicitando ingresar a Howard University, Florida A&M University y Xavier University de Louisiana (todas son instituciones históricamente afroamericanas con programas de relaciones públicas). El maestro de su clase favorita ya la puso en contacto con un egresado de Howard que trabaja en el campo.

Para Rikaiya, es evidente que Central está comprometida en brindar programas de inserción para todos, y que la graduación de la escuela secundaria no es el final del viaje, sino el comienzo. Dice que darse cuenta de que el derecho no era como pensaba fue lo mejor. “¡Sin lugar a duda, me ahorré algo de dinero!” dice, pensando en que pudo haber pagado un par de años de universidad para luego cambiar de parecer y de especialización. “Por eso me gustan los currículos especializados en carreras profesionales; te ayudan a entender realmente lo que te gusta y lo que quieres hacer”.