Si pudieras darle a tu hijo una píldora libre de efectos secundarios para aumentar el rendimiento académico, ¿no te sentirías tentado?

Resulta que hay una manera segura y efectiva de ayudar a los niños a mejorar el aprendizaje, la memoria, la concentración y la resiliencia emocional, y está más cerca de lo que piensas.

¿No lo crees? No es una droga, una píldora o un súper alimento, sino el más simple y antiguo de los imperativos evolutivos: el movimiento.

“No es una droga, no es un diagnóstico, es muy simple: ¡es parte de ser humano!”, exclama el psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, John J. Ratey, al ser contactado por teléfono en su casa en Somerville, MA.

Su libro del 2008, Spark: The Revolutionary New Science of Exercise and the Brain, (Chispa: La Nueva Ciencia Revolucionaria del Ejercicio y el Cerebro) se ha convertido en la biblia de un nuevo movimiento que está transformando la forma en que las escuelas aplican la educación física.

Ratey, coautor del aclamado libro sobre TDAH, Driven to Distraction, (Impulsado a la Distracción) pensó en la idea de escribir Spark en 1999, después de una década dedicada a leer estudios de neurociencia para su libro, A User’s Guide to the Brain (El Cerebro: Manual de Instrucciones). “La neurociencia en torno al ejercicio siempre me fascinó y desde entonces el campo se ha disparado”. Él estaba al tanto de los estudios que sugerían que el ejercicio ayudaba a varios problemas de concentración y salud mental, pero cuando escuchó que las escuelas en Naperville, IL, habían adoptado un nuevo enfoque radical para la educación física destinado a mejorar el aprendizaje de los estudiantes, consolidó su decisión. “Tenían una tasa de obesidad del 3 por ciento y las calificaciones de las pruebas aumentaron dramáticamento”, explicó. “Me di cuenta de que tenía que contar esta historia”.

Las descripciones de la función cerebral pueden ser aburridas y difíciles de entender, pero en su libro, Ratey hace un excelente trabajo traduciendo innumerables estudios neurológicos en una emocionante historia de descubrimiento. Él aclara las tres formas principales en que el movimiento vigoroso cambia nuestros cerebros. El ejercicio equilibra los neurotransmisores (serotonina, norepinefrina y dopamina) que regulan el estado de ánimo (y son es objetivo de muchos medicamentos para el trastorno del estado de ánimo). También construye la infraestructura celular a través de un factor de crecimiento denominado factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés), que nos permite hacer nuevas conexiones y asimilar nuevos conocimientos. Finalmente, estimula la neurogénesis, el crecimiento celular necesario para que el cerebro se desarrolle en la infancia y ralentice el proceso natural de envejecimiento más adelante en la vida.

Para cualquiera que haya experimentado un cambio positivo de humor y una nueva perspectiva después de correr por el barrio (o haber visto un fenómeno similar en su hijo después de jugar tenta), esto no es una sorpresa. Aun así, Spark ofrece a los padres una guía poderosa sobre cómo usar el ejercicio para promover el aprendizaje. El ejercicio no solo nos hace sentir mejor, nos ayuda a transmitir nuevos conocimientos a la memoria a largo plazo, concentrarnos en tareas difíciles, persistir a pesar de la frustración y corregir errores en la toma de decisiones. Estos beneficios neurológicos mejorados no se limitan a los niños que tienen dificultades con la típica distracción, la frustración y los cambios de humor, sino que también se ha demostrado que ayudan a las personas con TDAH clínico, ansiedad y depresión.

Este libro es en parte una descripción detallada de las últimas investigaciones que relacionan el ejercicio con la mejora de la función cognitiva, y es también una apasionada petición para aplicar la ciencia del cerebro / cuerpo a nuestra vida cotidiana y la de nuestros hijos. Así, Spark valida la noción griega antigua de “atleta erudito”.

“Todo el mundo siempre pregunta ‘¿qué hay del deportista tonto?'”, dice Ratey. “Mi respuesta es, ¿cómo sería ese niño sin deportes?”. A pesar de los estereotipos asociados con “ignora tu tarea, opta por la beca para deportes como el fútbol americano”, ​​Ratey dice que la investigación sugiere que la aptitud física a menudo apoya el aprendizaje en vez de perjudicarlo. “Hay evidencia abrumadora que demuestra que cuanto más alto es el nivel de condición física de un niño, más alto es el puntaje de las calificaciones en las pruebas”, dice.

Spark nos persuade para reflexionar tanto en nuestro sistema educativo como en nuestra respuesta farmacéutica a los problemas mentales y emocionales — una tesis que ha creado una nueva carrera para su autor. Ratey quien es un corredor aficionado, acoge la ciencia milagrosa del sudor con entusiasmo. A raíz del éxito de Spark, Ratey fundó una organización sin fines de lucro llamada SparkingLife.org, que aboga por un cambio fundamental en los programas escolares de educación física para optimizar el aprendizaje. “Es una pasión autogenerada”, dice sobre su nueva misión: viajar por el mundo en un esfuerzo por persuadir a los maestros, directores y superintendentes para que incorporen los nuevos hallazgos sobre el efecto del ejercicio en el cerebro en sus programas de educación física. “Cada día alguien se comunica conmigo. No creerías las cartas que he recibido de padres diciéndome que la vida de sus hijos se ha transformado gracias al ejercicio”.

Con un equipo de tres investigadores, cada uno con un doctorado, Ratey trabaja actualmente en varias escuelas en los E.E. U.U. y Canadá, no solo para ayudar a implementar nuevos programas, sino también para estudiar su efecto en los puntajes de las pruebas, la salud mental y otras áreas. Hasta ahora, los hallazgos han sido impresionantes, especialmente en las escuelas cercanas al centro de las ciudades. En una escuela secundaria en Barrie, Ontario, un nuevo programa de educación física para los “25 niños más difíciles” de la escuela resultó en un cambio a nivel académico y del comportamiento. “Pasaron de 95 días de suspensión a 5 días, la asistencia aumentó mucho al igual que las calificaciones”, explica Ratey.

El grupo también lanzó recientemente un proyecto a gran escala en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, comenzando con 10 escuelas que están transformando sus programas de educación física e incorporando ejercicios durante la jornada escolar. La organización de Ratey también está asociada con el programa BOKS de Reebok, que está trabajando en 120 escuelas en el área de Boston y se está expandiendo a otras áreas metropolitanas. Este verano, Sparkinglife.org ofrecerá su primer programa de capacitación de una semana de duración para 75 maestros y administradores de toda Norteamérica.

En un mundo en el que las tasas de obesidad en los niños están aumentando (Asia, Europa, América Latina) o ya son inquietantemente altas (EE. UU.), y en el que los niños se están enganchando a pantallas cada vez más fascinantes, Ratey considera que su misión es particularmente crucial. “Este es un fenómeno mundial”, dice. “Y las escuelas tienen la responsabilidad de educar al niño en su totalidad”.

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