Primero que nada, ¿podemos dejar de llamarlos ‘teléfonos celulares’ y simplemente decirles ‘teléfonos’? Y mientras estamos en eso, aceptemos que tanto los adultos como los adolescentes están apegados a estos dispositivos de una manera que hubiese sido inconcebible hace tan solo 10 años.

Los beneficios y placeres de estar conectado a toda hora no están libres de riesgos, a los cuales los niños son particularmente vulnerables. A continuación, te describimos tres de los riesgos principales a tener en cuenta, además de consejos para fomentar un uso más seguro de los teléfonos celulares (eh, teléfonos) para toda la familia.

Conducir distraído es mortal

De acuerdo con un estudio del 2018, el 37 por ciento de los adolescentes que conducen envían mensajes de texto (enlace en inglés) detrás del volante, y es posible que esa sea una estimación baja. En otra encuesta, casi la mitad de los estudiantes de escuela secundaria de EE. UU. confesó haber enviado mensajes de texto mientras conducían en los últimos 30 días. Y un sondeo de 2016 de la aseguradora State Farm indicó que el 41 por ciento de los conductores jóvenes reportó haber revisado sus redes sociales mientras conducían y casi un tercio indicó haber publicado estados desde el asiento del conductor.

No hay duda de que esta pandemia de conductores distraídos tiene consecuencias mortales. De acuerdo con las estadísticas más recientes (enlace en inglés), 3.477 personas mueren anualmente en accidentes relacionados con distracciones y casi 400.000 resultan heridas. Según una encuesta reciente de la investigación, los conductores entre las edades de 16 y 19 años son los que tienen mayor probabilidad de morir en un choque relacionado con conducir distraído (enlace en inglés), y conducir con el teléfono celular en la mano hace que los adolescentes sean de tres a cuatro veces más propensos a estar involucrados en un accidente.

Para los usuarios de Android, la aplicación Surete ayuda a prevenir que los conductores envíen mensajes de texto, correos o utilicen las redes sociales mientras manejan al bloquear el teléfono inteligente y todas las aplicaciones una vez que el vehículo se enciende (el sistema de Surete permite que los usuarios hagan llamadas de emergencia, utilicen el sistema de navegación y otras aplicaciones aprobadas por el administrador).

Para los usuarios de iPhone, la aplicación True Motion Family de Mojo (enlace en inglés) está diseñada para monitorear los viajes en familia y registrar cuánto tiempo pasan conduciendo sin distraerse. Si todos conducen de forma segura, la familia gana puntos que pueden ser canjeados por dinero o premios.

El apego puede convertirse en adicción

Mientras más se escribe sobre cómo estos dispositivos están deliberadamente diseñados para hacernos volver por más (enlace en inglés), los padres tienen buenos motivos para preocuparse. El adolescente promedio pasa nueve horas al día utilizando medios electrónicos, de acuerdo con una encuesta de Common Sense Media. Dicha encuesta también descubrió que la mitad de los adolescentes se sentían adictos a sus teléfonos y un 78 por ciento los revisaba cada hora o más. Múltiples estudios han conectado las relaciones adictivas con los dispositivos móviles a problemas de salud mental en los adolescentes, incluyendo depresión, ansiedad y sueño interrumpido. La neurociencia nos indica que los cerebros en desarrollo de los preadolescentes y adolescentes (enlace en inglés) los hacen particularmente vulnerables tanto a la adicción como a las crisis de salud mental.

Debido a que los adolescentes usan sus teléfonos para todo, desde las tareas escolares hasta socializar y transportarse, puede ser difícil diferenciar entre el uso que es apropiado y beneficioso por un lado, y el obsesivo por el otro. Las señales de alerta incluyen excluirse de las interacciones en persona con amigos y familia por pasar el tiempo con los dispositivos e ignorar otras actividades y responsabilidades. Un paso clave que los padres pueden seguir es inculcar un horario límite para usar los teléfonos celulares para todos en la familia.

La radiación tiene sus riesgos

Desde que apareció el primer teléfono móvil se ha debatido si la energía de radiofrecuencia emitida por los teléfonos celulares causa cáncer. Si bien algunos estudios han encontrado vínculos estadísticamente significativos entre el riesgo de cáncer y el uso a largo plazo de teléfonos celulares, otros estudios no han encontrado tales vínculos. Y aún no se conoce el efecto de estas ondas en los cerebros en desarrollo de los niños. Debido a que es mejor prevenir que lamentar, incentiva la adopción de hábitos seguros por parte de todos los miembros de la familia.

En el 2017, el estado de California emitió unas normas (enlace en inglés) para limitar la exposición a la energía de radiofrecuencia de los teléfonos celulares. El uso seguro incluye:

  • Al dormir, mantén tu teléfono alejado del cuerpo a unos cuantos pies de distancia;
  • Al esperar que carguen videos o audios, mantén el dispositivo alejado de tu cuerpo y cabeza;
  • Si estás hablando por teléfono, utiliza audífonos en lugar de sostener el teléfono cerca de tu cabeza;
  • Al estar en un vehículo que se mueve rápidamente o en tránsito veloz, utiliza el modo avión ya que tu teléfono emite más energía de radiofrecuencia para mantener la conexión mientras cambia de una antena de servicio a otra.

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