El preescolar sienta las bases del aprendizaje social y académico que ayudará a tu hijo a alcanzar el éxito en la escuela primaria. Tenemos diez buenas razones por las que tu niño podría beneficiarse de asistir a un buen preescolar.

  1. El preescolar es una oportunidad para crecer

    Para muchos niños, el preescolar es su primera experiencia en un entorno estructurado con maestros y grupos de niños. Es una oportunidad para aprender a compartir, seguir instrucciones y comenzar a sentar las bases para el aprendizaje que tendrá lugar en la escuela primaria.

  2. Prepara a los niños para el kínder

    Ya que el kínder adopta un enfoque más académico, muchos padres recurren al preescolar para encaminar a su hijo hacia el éxito escolar. Al mismo tiempo, a los padres podría preocuparles que la tendencia actual de enfocarse en las habilidades previas a las matemáticas y a la lectoescritura en el preescolar reduzca el importantísimo tiempo de recreación, presionando así al niño a que crezca prematuramente. Es una situación confusa, sobre todo cuando amigos y familiares ofrecen distintas opiniones y consejos sobre el tema. Por suerte, al elegir un preescolar, los padres no se ven obligados a elegir entre proteger el tiempo de recreación del niño y asegurarse de que reciba la preparación necesaria para el kínder. Un buen programa de educación para la infancia temprana le ofrecerá ambos aspectos al niño. Sin embargo, ¿cómo es que los mejores preescolares benefician el desarrollo y aprendizaje de los niños? ¿Y qué características deberían buscar los padres en un programa de preescolar? Una respuesta a estas preguntas es que el personal de un buen preescolar y de un buen programa de cuidado infantil comprende las formas particulares que tienen los niños para aprender. Además, organizan el espacio, el tiempo y las actividades de manera armónica con las habilidades sociales, emocionales, cognitivas y físicas de los niños.

  3. Fomentan el desarrollo social y emocional

    Para aprender, un niño necesita sentirse querido y seguro con el maestro o cuidador. Un niño de 3 años es capaz de estar alejado de sus padres y entablar una relación de confianza con adultos externos a la familia. Un buen programa de preescolar fomenta las relaciones afectuosas entre niños, maestros y padres. Y los maestros desarrollan una conexión personal íntima con cada niño a su cuidado.Los niños progresan cuando hay consistencia en el cuidado que se les brinda en la escuela y en el hogar. En un buen preescolar, los maestros ven a los padres como los expertos en su hijo. Los padres reciben reportes diarios sobre las actividades del niño y se organizan reuniones regulares para tener conferencias más detalladas con el personal. Los maestros se esfuerzan por entender y respetar los objetivos y valores de crianza de los padres.

    Los niños aprenden habilidades sociales y de autocontrol emocional en “tiempo real”. Los niños de 3 y 4 años aprenden de sus experiencias, y los buenos maestros saben aprovechar estas oportunidades de aprendizaje cuando se presenta la ocasión de ayudar a los niños a aprender a manejar las frustraciones o la ira. No intervienen de inmediato para resolver los conflictos de los niños; tienen un sentido bien desarrollado para saber cuándo dejar que los niños resuelvan sus propios problemas y cuándo intervenir. Sin avergonzar al niño, lo incentivan a fijarse en el impacto que tuvo su conducta agresiva o hiriente en otro niño.

  4. El entorno de la escuela es estructurado, aunque no lo parezca

    Un entorno altamente estructurado ayuda a los niños pequeños a aprender a hacer amigos y a llevarse bien con los demás. Esto no significa que haya muchas reglas o que los adultos dirijan constantemente las actividades de los niños. Por el contrario, la estructura de una buena aula de preescolar es invisible en gran medida para los niños. El espacio del aula está organizado para incentivar la interacción social y minimizar las aglomeraciones y conflictos.

  5. Los niños pueden decidir

    Los niños pueden elegir entre varias actividades; a un niño que esté sin hacer nada se le incentiva a que realice una actividad que le interese. Los maestros prestan atención a los niños que no saben cómo integrarse a los juegos de otros niños y podrían hacerle sugerencias sobre cómo unirse al grupo.

  6. Los niños aprenden a cuidar de sí mismos y de los demás

    El sentido de la competencia y de la autoestima se desarrolla a medida que el niño aprende a cuidar de sí mismo y a ayudar a los demás. Los maestros aprovechan el deseo de los niños de hacer “trabajo de verdad” dándoles la oportunidad de ayudar en el aula de clases, por ejemplo, poniendo la mesa a la hora de la merienda o alimentando al hámster de la clase. Se espera que los niños se laven las manos antes de comer, que mantengan sus pertenencias en el armario y que guarden los juguetes antes de pasar a una nueva actividad.

    Los maestros también incentivan a los niños a verse a sí mismos como un recurso para otros niños. Por ejemplo, un maestro podría pedirle a un niño que sea más competente sirviendo agua que ayude a otro niño que está aprendiendo a hacerlo. O podría pedirle a un “veterano” del preescolar que le enseñe al niño nuevo dónde se guardan los juguetes de arena.

    A lo largo de los años escolares, una gran parte del aprendizaje de los niños ocurrirá junto a sus compañeros. En un buen programa de preescolar, a los niños se les explican las conductas necesarias para el buen funcionamiento de un aula de clases de preescolar. Por ejemplo, durante las actividades grupales como la “hora del círculo”, los niños aprenden a concentrarse en el maestro, a escuchar mientras otros hablan y a esperar su turno para hablar.

  7. Fomentar las habilidades lingüísticas y cognitivas

    Las habilidades lingüísticas de los niños de preescolar son fomentadas en un entorno “lingüísticamente rico”. Entre los 3 y 5 años, el vocabulario de un niño pasa de 900 a 2.500 palabras y sus oraciones se hacen más largas y complejas. De una manera conversacional, y sin dominar la discusión, los maestros ayudan a los niños a expandir sus habilidades lingüísticas haciéndoles preguntas que estimulan el pensamiento y presentando vocabulario nuevo durante la hora de ciencia, de arte, de la merienda y de otras actividades. Los niños tienen muchas oportunidades de cantar, hablar sobre sus libros favoritos para leer en voz alta y dramatizar historias.

    Las habilidades cognitivas de un niño se ven reforzadas al involucrarse en una variedad de actividades prácticas que lo impulsen a analizar, a hacer preguntas, a poner a prueba sus ideas y a resolver problemas. Sin embargo, los maestros entienden que los niños de preescolar no se rigen por la lógica ni el sentido de la palabra como la entienden los adultos; sus explicaciones sobre la razón detrás del crecimiento de las plantas o del envejecimiento de las personas podrían no involucrar causa y efecto. Por ejemplo, “las personas envejecen porque cumplen años”. Pueden confiar más en sus sentidos y el “pensamiento mágico” en vez de la razón para explicar por qué la madera flota y las piedras se hunden (“A la piedra le gusta estar en el fondo porque hace más frío”).

  8. Los maestros de preescolar fomentan la curiosidad del niño

    Los maestros observan, hacen preguntas y escuchan las ideas de los niños durante estas actividades (no se trata de dar las respuestas correctas). Para fomentar la curiosidad y la motivación para aprender, los maestros usan los intereses e ideas de los niños para crear actividades. E incluso un evento sencillo y fortuito — como que un niño encuentre un caracol en el área de juegos al aire libre — puede convertirse en una emocionante oportunidad de aprender.

    Los niños en edad preescolar tienen una imaginación activa y aprenden a través de los juegos de fantasía. Los maestros saben que a menudo la línea entre la realidad y la fantasía no es del todo clara para un niño pequeño. Eso puede llevarlo a sentir miedo por los monstruos debajo de la cama. Pero la imaginación también impulsa el aprendizaje. Por ejemplo, cuando un niño crea una tienda de mascotas imaginaria, pondrá en práctica muchas habilidades sociales y cognitivas como asignarles roles a los demás niños, determinar y organizar las categorías de productos para las mascotas, elaborar etiquetas para identificar los productos, ayudar a sus “clientes” a elegir el champú adecuado o un juguete para su gato y recibir “dinero” por la mercancía. El área de juegos imaginarios en un buen preescolar está bien equipada con disfraces, utilería y artículos del hogar de tamaño infantil como estufas, fregaderos y despensas. Suele ser en esta área de actividad donde los niños de preescolar pasan progresivamente del juego solitario al juego en parejas, para luego avanzar a los juegos grupales más complicados.

  9. Las actividades del preescolar impulsan las habilidades previas a las matemáticas y a la lectoescritura

    Los niños pequeños muestran un creciente interés por las habilidades previas a las matemáticas y a la lectoescritura. Son curiosos y observadores y quieren ser competentes en las habilidades que sus familias y sociedades valoran (como leer las instrucciones para armar un juguete o elegir los billetes o monedas correctas para comprar algo). Con el objetivo de preparar a los niños para las exigencias académicas del kínder, los maestros ofrecen una amplia gama de juegos y actividades que ayudan a los niños a adquirir las habilidades previas a las matemáticas y a la lectoescritura.

    Cantar la canción del abecedario mientras leen un libro de ilustraciones desarrolla la consciencia del niño sobre la conexión entre las letras del alfabeto y los sonidos que producen las palabras. Aprender rimas y cantos les ayuda a percibir los distintos sonidos dentro de las palabras. Hacer que los niños participen en una discusión sobre una historia emocionante leída en voz alta incentiva sus habilidades de escucha, de comprensión y de lenguaje expresivo. Jugar con letras magnéticas del alfabeto podría inspirar al niño a pedirle al maestro que le escriba la primera letra de su nombre.

    Los juegos de emparejar, de ordenar, de contar y de mesa desarrollan la comprensión de los niños sobre números, categorías y secuencias, lo cual sienta las bases para las matemáticas futuras. Armar un rompecabezas incentiva al niño a detectar patrones, planificar con antelación y resolver problemas.

    Para mantener viva la emoción y motivación de los niños por el aprendizaje, un buen preescolar y programa de cuidado infantil presenta las habilidades iniciales de lectoescritura y matemáticas no como ejercicios individuales, sino en el contexto de actividades que resultan interesantes y significativas para los niños.

  10. Ayudan a desarrollar las habilidades motoras

    La coordinación física mejora, permitiendo que el niño explore su entorno (y se imponga nuevos desafíos). Los niños se mantienen en movimiento durante gran parte del día. Los buenos programas de preescolar brindan varias oportunidades diarias para que los niños corran, trepen y participen en juegos activos. Ofrecen actividades para ayudar a los niños a desarrollar las habilidades motoras finas, tales como ensartar cuentas o cortar con tijeras. Además, los niños son desafiados a través de distintas actividades para desarrollar el equilibrio y la coordinación entre manos y ojos.

    1. Cuando eliges un programa de calidad que se adapte a tu hijo y a tu familia, puedes tener la certeza de que tu hijo está recibiendo las atenciones necesarias, que está disfrutando de las actividades, que está haciendo amigos y que está desarrollando el conocimiento, las habilidades y la seguridad que necesita para triunfar en el kínder.