En la escuela secundaria, los estudios son el enfoque principal y es fácil olvidar que los adolescentes también necesitan continuar su crecimiento y desarrollar su inteligencia emocional. Los adolescentes con un alto grado de inteligencia emocional son más capaces de controlar sus emociones y comportamiento cuando las cosas no salen como quieren. Esto, por su parte, los hace más felices, seguros de sí mismos y más respetuosos con los demás. No es de sorprender que los estudiantes con un alto CE (o cociente emocional) suelen tener un mejor desempeño en la escuela. Prestan atención, absorben la información, se mantienen motivados y se llevan bien con sus maestros y compañeros de clases. Fomenta el desarrollo emocional de tu hijo con estas ideas y juegos para iniciar conversaciones sobre sentimientos y empatía.

  1. Pregúntale a tu hijo “¿Qué harías si…?”

    Durante los viajes familiares o en el comedor, el juego de “¿Qué harías si…?” hace que tu hijo piense en formas de responder a diferentes situaciones. Hazle preguntas que fomenten un comportamiento con mayor inteligencia emocional: “¿Qué harías si ves que alguien sufre de acoso en la escuela? ¿O si yo te culpara de algo que no hiciste?”. Hacer esta clase de preguntas cuando los ánimos están calmados le permite a tu hijo pensar sobre cómo responder mejor y te permite a ti ofrecer algunas ideas propias.

  2. ¿Quién dice que las telenovelas no son educativas?

    La televisión, los libros y las películas presentan oportunidades ideales para hablar con los adolescentes sobre las emociones y el comportamiento. Si tu hijo y tú han leído el mismo libro, por ejemplo, Los juegos del hambre, usa estos personajes ficticios para entablar una conversación. Habla sobre los motivos e intenciones de un personaje. Pregúntale a tu hijo: “¿Qué crees que está sintiendo?” y “¿Por qué crees que hizo eso?”. Del mismo modo, después de ver una película juntos, pregúntale a tu hijo por qué alguien estaba enojado, frustrado, triste o emocionado. Estas conversaciones ayudan a los chicos a acostumbrarse a pensar y hablar sobre por qué las personas se comportan como lo hacen y cómo podrían haberse comportado de manera diferente. Hablar sobre personajes ficticios hace que sea mucho más fácil para los adolescentes hablar con fluidez emocional de sus propias emociones, que es la idea.

  3. Manejo de la ira

    No solo puedes usar historias de libros y otros medios como punto de partida para discutir sentimientos, sino que también puedes buscar libros que aborden los sentimientos directamente. Para los preadolescentes y adolescentes, la ira es una de las emociones más difíciles de todas. Un gran libro para ayudarlos a comprender y dominar estas emociones es Hot Stones and Funny Bones: Teens Helping Teens Cope With Stress and Anger (enlace en inglés). Los adolescentes hablan sobre sus propias formas de manejar el estrés y lidiar con la ira. También está Hot Stuff to Chill Out: The Anger Management Book (enlace en inglés). Entre otros consejos, los chicos aprenderán formas para que el cuerpo les ayude a dominar las emociones, como sonreír por unos segundos cuando se sienten enojados.

  4. “Parece ser…”

    Dominique Baudry, experta en habilidades sociales radicada en San Francisco, dice que las pantomimas son el juego perfecto para que las familias aprendan y expresen de manera segura una variedad de emociones. Para jugar pantomimas: cada jugador escribe el mismo número de títulos de libros, películas, programas de televisión (o cualquier categoría como animales, deportes, etc.) en trozos de papel separados. Cinco trozos por persona para un juego rápido, 10 o más para uno más largo. Una persona saca 1 trozo de papel de un contenedor y lee en silencio la palabra escrita allí. Luego él o ella lo representa para que otros adivinen qué es. Por lo general, cada persona trata de representar tantas pistas como sea posible de entre 30 a 60 segundos. Puedes jugar en equipos adivinando las actuaciones de los miembros del equipo. “Funciona porque todo lo que elimina el lenguaje oral y se enfoque en el lenguaje facial y corporal ayuda a enseñar sobre las emociones”, dice Baudry.

  5. Dar una segunda oportunidad

    Admítelo. Cuando los padres (y los hijos) se enojan lo suficiente, gritan. Los arrebatos de enojo hacen que todos en la familia se sientan terrible y generalmente no resuelven nada. La consejera de habilidades de comunicación infantil y sociales, Ellen Pritchard Dodge, recomienda que todos los miembros de la familia tengan la oportunidad de redimirse cuando pierden la calma.
    “Cualquier miembro de la familia puede decir: ‘Eso fue muy cruel. Voy a empezar de nuevo. Esto es lo que quise decir’”. Pritchard Dodge explica que empezar de nuevo permite que los niños y los adultos obtengan una mayor conciencia de sí mismos al practicar formas menos hirientes de expresar emociones difíciles. “Dar una segunda oportunidad permite que toda la familia se ayude mutuamente a comunicarse de una manera mejor y más amable”, dice. “También es una forma de ser menos crítico”.

  6. Jugar el juego de “Tal vez”

    Comprender por qué los demás se comportan de la manera que lo hacen, o la empatía, es una habilidad esencial del CE. Para practicar sus habilidades de empatía, jueguen el juego de “Tal vez”. ¿Ves a alguien estallar con un feo caso de furia en la carretera? Todos en el automóvil pueden intentar adivinar por qué esa persona se siente tan mal. “Tal vez ella va tarde al trabajo”. “Tal vez su médico llamó y tuvo muy malas noticias”. “Tal vez es una extraterrestre y no puede soportar la forma en que conducen los terrícolas”. No tiene que ser serio.Y cuando alguien en la casa está de mal humor, el juego de “Tal vez” funciona de maravilla para descubrir la razón detrás de los comportamientos negativos. “Tal vez estás tan enojado por tu tarea porque primero necesitas algo para comer”. “Tal vez estás gritando porque no levanté los platos cuando me lo pediste”.

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