Cuando los niños tienen problemas en la escuela, esto puede causarles una baja autoestima. Es importante que los padres, los maestros y otros adultos estén al tanto de las señales para poder ayudarlos a tener más confianza y seguridad en sí mismos.

Las señales de una baja autoestima pueden variar considerablemente de un niño a otro e incluso de una situación a otra. Los niños experimentan una baja autoestima especialmente en situaciones en las que creen que fracasarán. Por lo tanto, los niños con dificultades de aprendizaje pueden sentirse más vulnerables en la escuela. No es sorprendente que algunos de estos niños sientan mayor seguridad en sí mismos cuando participan en una actividad en la que se sienten más hábiles, por ejemplo, un chico adolescente con dificultades de aprendizaje que se siente “estúpido” en la escuela, puede sentirse muy seguro de sí mismo al trabajar en su bicicleta.

¿Cómo sabemos si los niños sufren de baja autoestima? A veces, las señales son muy directas, mientras que otras deben inferirse del comportamiento de los niños y sus estrategias para lidiar con las situaciones.

Cuando los niños sufren de baja autoestima, pueden decir cosas como: “Soy tan estúpido”, “siempre hago todo mal”, “nunca aprenderé”. Pueden sentirse tristes, deprimidos y desesperanzados.

Muchos estudiantes con dificultades, particularmente aquellos con problemas de aprendizaje, creen que sus errores y fracasos son producto de factores que no pueden modificarse, como la falta de capacidad o inteligencia. Cuando los niños creen que, independientemente de lo que hagan, no tendrán éxito, desarrollan lo que el psicólogo Martin Seligman ha denominado “impotencia aprendida”. Básicamente, no perciben la luz al final del túnel; en todo caso, su visión está llena de imágenes de fracaso continuo.

Estos jóvenes están en una situación terrible. No quieren seguir fracasando y avergonzarse más, pero sienten que no pueden cambiar la situación. Por lo tanto, su único recurso es buscar formas de evitar lo que perciben como una mayor humillación y comienzan a depender de diferentes estrategias de afrontamiento.

En muchos casos, la baja autoestima se puede inferir de las particulares conductas de afrontamiento que toman los niños para manejar la presión generada por sus problemas. Una de las formas en que evalúo la autoestima de los niños es preguntándoles a los padres o maestros cómo responde el niño a los errores y al fracaso. Observar la manera en que los niños manejan los errores proporciona una gran cantidad de información sobre su sentido de autoestima y seguridad en sí mismos.

Todos los niños y adultos usan estrategias de afrontamiento para manejar desafíos y tensiones. Los niños con una alta autoestima tienden a usar conductas de afrontamiento que se adaptan y conducen al control y crecimiento. Un niño que tiene dificultades con las matemáticas solicita ayuda adicional, un niño que tiene problemas para atrapar una pelota de béisbol pasa más tiempo practicando con un entrenador, o un niño que experimenta problemas con sus compañeros hace un esfuerzo concertado para involucrarse con los compañeros de clase de una manera más considerada y reflexiva.

Por el contrario, es probable que los jóvenes con baja autoestima dependan de conductas de afrontamiento que son contraproducentes y representan un escape de sus problemas, lo que solo se suma a la difícil situación del niño. A medida que examinamos algunas de estas estrategias de afrontamiento ineficaces que reflejan el bajo sentido de autoestima de un niño, es importante enfatizar que todos los niños pueden demostrar a veces una o más de estas conductas. Los padres a menudo me preguntan cuándo el uso de estrategias de afrontamiento ineficaces o contraproducentes es una señal de problemas graves. Como regla general, el problema es más significativo cuando la estrategia de afrontamiento se ha utilizado durante algún tiempo, evita que el niño enfrente problemas e interfiere con el dominio de las demandas de desarrollo típicas de esa edad.

Por lo tanto, si los padres informan que su hijo no quería hacer la prueba para entrar al equipo de baloncesto, pero estaba involucrado en otras actividades, o que su hijo se frustraba y dejaba de hacer una tarea por una noche, pero que este no era su comportamiento habitual, hay pocos motivos para preocuparse. Sin embargo, si los padres observan que su hijo se aleja constantemente de los desafíos o culpa a otros por el fracaso y siempre parece deprimido o enojado, hay una fuerte indicación de que el niño está luchando con sentimientos de baja autoestima y está tratando de evitar la posibilidad de una mayor humillación. Cuanto las estrategias de afrontamiento de un niño exacerban más en lugar de mejorar la situación, más pueden verse como contraproducentes e indicativas de baja autoestima. A continuación, definimos algunas estrategias de afrontamiento ineficaces que los niños pueden usar si sufren de baja autoestima. Estas conductas de afrontamiento son como un escudo protector que evita que los niños se sientan vulnerables, pero a la larga empeoran las cosas.

Renuncia: en mi ejercicio clínico, he trabajado con muchos jóvenes con problemas de aprendizaje que se frustran profundamente cuando no pueden tener éxito en una tarea en particular, lo que los lleva a renunciar a ella. Al hacerlo, a menudo ofrecen una excusa, como que el juego es aburrido o el trabajo es tonto.

Evasión: esta conducta de afrontamiento está estrechamente relacionada a la renuncia. La principal diferencia es que, al renunciar, el niño ya ha comenzado la tarea, pero se da por vencido cuando el fracaso se avecina. Por el contrario, la evasión indica que el niño se ha negado a participar en la tarea. Muchos niños con problemas de aprendizaje muestran este comportamiento; no harán una audición para una obra de teatro o equipo ni intentarán hacer un proyecto de arte ya que creen, de antemano, que se avergonzarán a sí mismos.

Hacerse el gracioso: algunos niños ocultan su falta de seguridad en sí mismos actuando de forma ridícula o haciendo payasadas. Una madre perceptiva, al describir a su hijo con problemas de aprendizaje, me dijo: “Cada vez que se hace el gracioso, sé que se siente presionado. Hacerse el gracioso evita que se preocupe por no tener éxito, pero en realidad no funciona muy bien”.

Ser controlador: muchos jóvenes con baja autoestima creen que tienen poco control sobre sus vidas, lo que provoca una sensación de impotencia. En respuesta, algunos de estos niños intentan tomar el mando y se vuelven dictatoriales cuando les dicen a los demás qué hacer. Un niño tuvo muchos problemas para relacionarse con sus compañeros e insistía siempre en que sus compañeros jugaran lo que él quería jugar. Esto empeoró el problema, ya que nadie quería interactuar con él.

Ser agresivo y acosador: Muchos niños y adolescentes recurren al comportamiento agresivo como una forma de defenderse de sus propios sentimientos de insuficiencia y vulnerabilidad. Son propensos a buscar víctimas que demuestren ciertas debilidades. Se dedican a buscar chivos expiatorios para no tener que enfrentar sus propios problemas de baja autoestima.

Negación: no es inusual que los niños con baja autoestima dependan de la negación como una forma de manejar el dolor que podría resultar si reconocieran sus inseguridades. Pueden negar que están preocupados por una tarea escolar, que les importa cómo van las cosas en su vida o que no hicieron su tarea.

Ser impulsivo: aunque la impulsividad es a menudo una característica del temperamento de un niño, también puede ser usada como una estrategia de afrontamiento. Muchos niños con dificultades de aprendizaje quieren terminar su trabajo lo más rápido posible “para salir de eso”, incluso si el resultado final no es muy bueno.

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