Como padre o madre, la forma como crias a tu hijo es tan única como tú. No puedes simplemente despertarte un día y ser una persona diferente porque lees un libro u observas a una madre bastante efectiva en el patio de recreo. La crianza de los hijos no es solo una colección de habilidades, reglas y trucos del oficio. Es quién eres, es tu cultura familiar y la forma como le transmites a tu hijo los aspectos más personales de tus valores.

Pero estos son los hechos: casi 50 años de investigación han encontrado que algunos estilos de crianza son más efectivos que otros y muestran resultados mucho mejores para los niños. Los estudios han identificado cuatro estilos principales de crianza: permisivo, dominante, autoritario y los padres que no se involucran. De estos estilos, los expertos en desarrollo infantil han descubierto que el estilo autoritario es el más exitoso en la crianza de niños académicamente sólidos y emocionalmente estables. Pero la verdad es que la mayoría de los padres no encajan convenientemente en este o cualquier otro tipo único; en cambio, tendemos a ser una combinación de varios estilos de crianza. El truco es ser lo suficientemente flexible para que puedas realizar ajustes en tu tipo básico, adoptando las mejores prácticas para ayudar a tu hijo a tener éxito.

Analiza los siguientes cuatro tipos y entérate cómo puedes evolucionar tu estilo de crianza para ayudar a tu hijo a prosperar en la escuela y en la vida.

El estilo de crianza permisivo

Mientras van de compras, tu hijo de 7 años te pide una galleta (a pesar de que ya tuvo su porción de golosinas ese día). Tú le dices:

A. “No. Deberías saber que no debes pedirme una galleta justo antes de cenar”.

B. “Está bien, te has portado muy bien, te mereces una galleta”. Parece que no te darás por vencido hasta que te la de y, después de todo, es solo una galleta.

C. “No, ya comiste muchas golosinas, elige algo saludable en su lugar”.

D. “Yo me gasto mi dinero en lo que quiero. Gasta tu dinero semanal si lo deseas”.

¿Eres frecuentemente el padre de la opción B? No estás solo. El estilo de crianza permisivo es común en estos tiempos de horarios ocupados, donde los dos padres trabajan y donde hay la sensación de que no pasamos suficiente tiempo de calidad con nuestros hijos. ¡Los amamos tanto! ¿Por qué debemos decir “no” todo el tiempo que estamos con ellos?

Desafortunadamente, satisfacer todos los deseos de nuestros hijos puede tener consecuencias desafortunadas tanto para el niño como para los padres. Los niños pueden terminar sintiendo que pueden obtener lo que quieran, no lo que necesitan: autocontrol, paciencia y otros rasgos de carácter que los ayudarán a tener éxito en la vida. Los padres que se rinden a las batallas sencillas como comprar un juguete adicional o dejar que el niño no haga la tarea, se enfrentarán a batallas más grandes en el futuro cuando el niño esté acostumbrado a hacer lo que se le antoje: no hacer la tarea, responderle a los padres o simplemente no comportarse de manera responsable.

La base de este estilo de crianza: tu amor. Los padres permisivos están profundamente en contacto con su abrumador afecto por sus hijos, lo que es importante. ¿El problema? A veces, estos padres no están pensando en las consecuencias a largo plazo de sus elecciones de crianza. Así que no desestimes tu deseo de hacer feliz a tu hijo. En cambio, considera un poco más su felicidad a largo plazo.

Cuando te des cuenta de que estás tomado el rol del padre permisivo, pregúntate: “¿Qué hará feliz a mi hijo mañana, o la próxima semana, o en diez años?”. La respuesta puede hacer que parezcas un poco más estricto en el momento, pero sabrá que estás actuando desde tu impulso más profundo, tu amor por tu hijo.

El estilo de crianza donde los padres no se involucran

Tu hijo y tú han estado haciendo recados todo el domingo y los dos llegan a casa cansados y de mal humor. Tu hijo tiene tarea y te comunica que necesita mucha ayuda y a ti te duele la cabeza. Tú le dices:

A. “Te ayudaré, pero empieza a hacerlo por tu cuenta y haz lo que puedas”.

B. “Es tu tarea. Asegúrate de hacer un buen trabajo o habrá consecuencias”.

C.“Ha sido un día largo, ¿por qué no hago la tarea contigo?”.

D. “Me duele la cabeza. Por favor, hazla por tu cuenta o simplemente no la hagas”.

¿Alguna vez has sido el padre de la opción D? El estilo de crianza de los padres que no se involucran enfatiza el aprendizaje a través de la experiencia: los padres no protegen a sus hijos de las lecciones que naturalmente surgen de sus errores. Pero es difícil saber cuándo dejar que nuestros hijos cometan sus propios errores. Cuando estás estresado o incómodo, es definitivamente tentador decirle a tu hijo que ya has tenido suficiente y que él debe valerse por sí mismo.

El problema con este enfoque es que si se debe a tu estado de ánimo, no a las necesidades de tu hijo, puede socavar la propia motivación de tu hijo para, por ejemplo, tener éxito en la escuela. Podrías argumentar que al no involucrarte, estás ayudando a tu hijo a ser más independiente. Pero sugerir que se salte la tarea cuando realmente necesita ayuda no es un buen momento de enseñar autonomía.

Tu fortaleza: sabes que estás criando a un adulto, no a un niño. El estilo de crianza donde los padres no se involucran tiene en cuenta los grandes hechos filosóficos: cada persona debe aprender a cuidarse a sí misma. Pero a veces es fácil para los padres que no se involucran olvidar el tiempo que tardan los seres humanos en aprender estas lecciones obvias. La próxima vez que sientas la tentación de no participar en algo que te pide tu hijo en temas clave relacionados con la escuela o la responsabilidad, recuerda que tu hijo, si bien es posible que se queje y actúe de forma excesivamente dependiente, está pidiendo orientación. No tienes que ceder o ser indulgente, sino ayudarlo a construir un puente hacia la independencia al dividir el problema en pasos más pequeños que él puede dar por sí mismo.

El estilo de crianza dominante

Tu hijo adolescente ha estado pidiendo permiso para ir a una fiesta en la casa de un niño con el que preferirías que no se relacionara. Después de decirle que no quieres que vaya, tu hijo monta una escena con lágrimas y argumentos de que todos sus amigos van a ir y que eres el padre más estricto del mundo. En respuesta tú:

A. Dices, “está bien, puedes ir. Pero no esperes que te lleve. Debes encontrar quien te lleve”.

B. Lo castigas por responderte y cuestionar tu juicio.

C. Dices: “Voy a sentarme y escuchar tus inquietudes, pero no voy a cambiar de opinión mientras sienta que la fiesta no es un lugar seguro para ti”.

D. Te das cuenta de su punto de vista: debería poder ir a una fiesta a la que asisten todos sus amigos. Incluso le ofreces llevarlo a la fiesta, pero como estás preocupado por su seguridad, esperas en un café cercano y lo recoges al final de la noche.

¿Eres el tipo de padre que podría elegir la opción B? Sin duda, los padres dominantes no aceptan la idea de que el hogar es una democracia con las voces más fuertes llevando la delantera. Las reglas pasadas de moda ayudan a tu hijo a entender dónde está parado, qué se le permite hacer y qué se espera de él. A diferencia de los padres permisivos que siempre quieren ser queridos, los padres dominantes esperan ser respetados.

El problema es que la crianza estricta y basada en reglas puede corroer el afecto y la comunicación que hace que los niños y los padres se mantengan conectados emocionalmente. Cuando los niños son muy pequeños, el hogar dirigido estrictamente puede parecer bastante ordenado y admirable, pero a medida que los niños se vuelven adolescentes y experimentan con la independencia, pueden tener tanto miedo de la censura de sus padres que se vuelven reservados. Los padres dominantes también pueden criar hijos que nunca aprenden a hablar o pensar por sí mismos, dos habilidades indispensables en el mundo laboral.

¿Cómo sacar el mejor provecho del estilo de crianza dominante? Valora tu claridad, tus altas expectativas y tu demostración de amor al ser estricto. Luego recuerda que es posible que tu hijo no sepa que tu rigor proviene del amor a menos que se lo demuestres claramente. En otras palabras, puedes mostrar amor sin dominar a tu hijo. Esta dualidad encapsula la complejidad de la crianza de los hijos: nadie dijo que era simple.

El estilo de crianza autoritario

En un día lluvioso, tu hijo de 11 años te ruega que no lo lleves a su clase de atletismo porque está lloviendo y realmente no quiere ir. Por un lado, no es trabajo escolar. Por otro lado, te has dado cuenta de que últimamente tu hijo pasa más tiempo “pasando el rato”, sin hacer buen uso de su tiempo, diciendo que está demasiado enfermo para ir a la escuela cuando tú no crees eso y básicamente evita cualquier cosa que requiera un esfuerzo incómodo. En respuesta, tú:

A. Dices: “Depende de ti elegir lo que quieres hacer. Además, solo es un entrenamiento — está bien si de vez en cuando no asistes”.

B. Le ofreces recogerlo temprano de la escuela y llevarlo a comer un helado, ya que sabes que últimamente está cansado y necesita un descanso.

C. Dices: “Entiendo que no quieras ir y conozco la sensación de hacer algo que no quieres, pero esa es precisamente la razón por la que quiero que vayas. A veces tenemos el impulso de evitar cosas difíciles, pero es importante hacer las cosas incluso cuando son difíciles”.

D. Dices “Tienes que ir y punto — no hay más que hablar”.

¿Eres el tipo de padre que elegiría la incómoda opción C?

¡Felicidades! Se ha encontrado que los padres autoritarios tienen el estilo de crianza más efectivo en todo tipo de formas: académicas, socioemocionales y de comportamiento. Al igual que los padres dominantes, los padres autoritarios esperan mucho de sus hijos, pero también esperan aún más de su propio comportamiento. Están dispuestos a decir “No” o a poner límites, pero tienen cuidado de mantener la calma, la amabilidad y la paciencia. También tienen cuidado de ser empáticos con la perspectiva del niño.

No es fácil seguir el estilo autoritario, requiere energía y tiempo y, a veces, un gran autocontrol. Pero hay grandes beneficios al criar a niños que saben que tienes altas expectativas y que mantienen estrechos lazos emocionales contigo porque siempre ha habido un fuerte vínculo de confianza.

Si aspiras una crianza autoritaria, sigue esforzándote, pero en ocasiones tómate un descanso. Recuerda que nadie es perfecto y la crianza de los hijos es un proceso que no trae manual – no te recrimines si pierdes el rumbo de vez en cuando. Como todos sabemos, extraviarse un poco y luego encontrar el camino, es parte del viaje.

Translated by: SpanishWithStyle.com