A estas alturas, es posible que te hayas dado cuenta de cuánto tiempo se requiere para enseñarle a tu niño de primer grado las habilidades de lectura. ¡Tareas! ¡Tiempo de lectura juntos! ¡Hojas de trabajo! ¡Ensayos de escritura! El primer grado en los Estados Unidos a menudo es mucho más académico que el kínder, y muchos niños tienen dificultades durante esta transición.

A mi hija le encantaba todo lo relacionado con el kínder: las canciones, los centros de juego, la hora de los cuentos. Todo fue muy divertido. Pero cuando comenzó el primer grado, tuvo el aspecto de un soldado que regresaba a casa de la batalla. Callada y cansada. Cuando regresaba a casa y le preguntaba cómo estuvo su día, su respuesta típica era: “igual”.

En muchas aulas de primer grado, “igual” significa lectura, escritura y matemáticas, con un fuerte énfasis en la lectura. Esto se debe a que, para el segundo grado, se espera que los estudiantes desarrollen estas habilidades de lectura y comiencen a reunir sus propios conocimientos a través de libros, sitios web y otros materiales del aula.

Entonces, ¿cómo puedes ayudar a tu hijo a aprender a leer, sin abrumarlo? La clave es mantener vivo el interés de tu hijo por aprender.

Comienza por hacer que el tiempo de la lectura sea el mejor, lo que significa que sea divertido y activo. Divertido, porque tu hijo puede estar junto a ti, y realmente recibe toda tu atención. Sí, estás agotado, pero incluso un poco de tu entera atención le ayudará a asociar la lectura con una de las cosas que más le gustan a tu hijo: tú.

Haz del tiempo de la lectura algo activo, convirtiéndolo en tiempo de conversación también. Cuando leas con tu hijo, hazle preguntas divertidas, absurdas e irresistibles. Este es un momento para ser curioso, sugerente e imaginativo. El punto no es cuestionar a tu hijo como un estricto maestro, sino extender el aprendizaje que comienza en el libro. Por ejemplo, si le estás leyendo un libro sobre volcanes, pregúntale a tu hijo si le gustaría caminar hasta el borde de un volcán. ¿Por qué sí o por qué no? ¿Sabía tu hijo que hay volcanes que están dormidos y que la gente puede caminar dentro de ellos?

Si le estás leyendo un libro sobre un toro que se negó a luchar contra otros toros y prefirió oler las flores, pregúntale a tu hijo por qué el toro no quiere pelear. Si tu hijo fuera un toro, ¿sería un luchador o preferiría oler las flores? ¿Por qué?

Si le estás leyendo una historia sobre un niño que dibuja un mundo entero con un crayón púrpura, pregúntale a tu hijo qué dibujaría si tuviera un crayón púrpura mágico. Cuéntale una historia sobre algo que imaginaste antes de que sucediera y luego hiciste que se hiciera realidad.

A medida que tu hijo aprende a leer, también puedes pedirle que lea parte de la historia que le estás leyendo. Cuando lo haga, asegúrate de que se enfoque en explorar el significado del libro, no solo en pronunciar las palabras. Aunque este tipo de lectura conversacional puede significar que le leas menos libros cada noche, la experiencia será más memorable para tu hijo. ¿Por qué? Debido a que tu hijo o hija habrá sido un participante activo en el proceso, y los estudios demuestran que ser un participante activo es esencial para el aprendizaje.

Traducido por: SpanishWithStyle.com