Si bien todavía es posible ayudar a un niño mayor con la lectura ¿Cómo pueden saber los padres si el retraso en la lectura de su hijo es un problema grave o simplemente un “retraso en el desarrollo”? ¿Qué tanto deberían esperar para buscar ayuda si su hijo está teniendo dificultades con la lectura? En este artículo, Susan Hall, doctora en educación, responde a estas interrogantes.

Mientras viajo por todo el país informando a muchos padres sobre las dificultades en la lectura, algo que repito constantemente es “tengan cuidado con la excusa del retraso en el desarrollo”. Lo digo por varias razones. En primer lugar, he escuchado a muchos padres decir que desde el principio habían detectado un problema en su hijo, pero que alguien los convenció de ignorar su intuición y esperar para buscar ayuda. Posteriormente, cuando descubrían lo importante que era el tiempo para el desarrollo de las habilidades de lectura, los padres se arrepentían de los meses o años que habían perdido. En segundo lugar, las investigaciones demuestran que el período determinante para buscar ayuda ocurre durante los primeros años de escuela. Por lo tanto, si tu hijo está teniendo problemas para aprender a leer, la mejor opción es actuar de inmediato.

Determinar qué tan pronto actuar es más sencillo si estás informado sobre los hallazgos importantes que se han realizado en investigaciones recientes. Los investigadores en el ámbito de la lectura nos dicen que el período ideal para abordar las dificultades de lectura es durante el kínder y el primer grado. The National Institutes of Health afirma que el 95 por ciento de lectores deficientes puede alcanzar el nivel académico correspondiente si recibe la ayuda que necesita en etapas tempranas. Si bien todavía es posible ayudar a un niño de mayor edad con la lectura, aquellos niños que estén por encima de tercer grado necesitan ayuda mucho más intensiva. Mientras más tiempo esperes para buscarle ayuda a un niño con dificultades de lectura, más difícil será que alcance el nivel esperado para su edad.

Las tres conclusiones clave de las investigaciones que respaldan buscar ayuda temprana son:

  • El 90 por ciento de niños con dificultades de lectura alcanzará el nivel de habilidad correspondiente a su grado si recibe ayuda en primer grado.
  • El 75 por ciento de niños a los que se les niega la ayuda hasta los nueve años o más seguirán teniendo problemas a lo largo de la escuela.
  • Si el niño recibe ayuda en cuarto grado (en lugar de recibirla al final del kínder) se tardará cuatro veces más en mejorar las mismas habilidades.

Los padres que entienden estos hallazgos se dan cuenta de que no pueden permitirse perder tiempo valioso tratando de determinar si realmente existe un problema o esperando que el problema se resuelva por sí solo.

Estos hallazgos instan a las escuelas a implementar herramientas de evaluación que hagan hincapié en la conciencia fonémica. Tal como se discutió anteriormente en la sección de preguntas y respuestas de problemas de evaluación, el mejor plan es comenzar a evaluar a los niños a mediados del kínder y a seguir haciéndolo al menos tres veces al año hasta terminar el segundo grado.

Los investigadores en el ámbito de la lectura que diseñaron estas herramientas de evaluación recomiendan identificar y brindar asistencia adicional a los niños que se encuentren dentro del 20 por ciento más bajo. La razón es que es mejor identificar ligeramente un mayor número de niños que pueden estar “en riesgo” de dificultades en la lectura que dejar de identificar a algunos que puedan necesitar ayuda. Lo peor que puede pasar cuando se identifica con este problema a una cantidad de niños mayor a la real es que un niño que eventualmente hubiera alcanzado el nivel correspondiente reciba un poco de ayuda adicional. Los padres deberían seguir esta estrategia y actuar de manera temprana, pues lo peor que puede pasar es que su hijo reciba un poco de ayuda adicional que realmente no necesitaba.

Sin embargo, la identificación no es más que el comienzo. Se debe ofrecer intervención efectiva e intensa de inmediato. Los estudiantes que tienen un retraso en comparación a sus compañeros deben recibir apoyo adicional (preferiblemente en grupos de tres o menos estudiantes) por un educador bien capacitado que sepa impartir una enseñanza efectiva. La asignación a estos grupos puede ser fluida, donde algunos niños puedan unirse cuando el maestro determine que existe un retraso en sus habilidades y otros puedan abandonar el grupo a medida que dominen las habilidades en cuestión.

Las señales tempranas de dificultad no deberían atribuirse a la inmadurez. Cuando un niño de kínder confunde las letras, asocia el sonido incorrecto a una letra o no logra distinguir una rima, por lo general no tiene nada que ver con la madurez social. Estas señales de alarma no necesariamente significan que el niño tenga un problema de lectura; estas señales podrían indicar que el niño no tuvo suficiente preparación preescolar. Si un niño no ha estado expuesto a las letras y al sonido de las mismas, generalmente logra ponerse rápidamente al día una vez que sea expuesto a ellas. Solo cuando se ha brindado una enseñanza efectiva y el niño sigue teniendo problemas es que se puede concluir que probablemente existe un problema más grave.

¿Por qué los padres esperan para buscar ayuda? En una encuesta reciente de Roper Starch, se exploró la actitud de los padres respecto a los problemas de aprendizaje de sus hijos y la concientización del público en general respecto a las dificultades de aprendizaje. La encuesta demostró que muchos padres se demoran en buscar ayuda para sus hijos porque les preocupa que sus hijos puedan ser señalados si se determina que tienen una dificultad de aprendizaje. Casi la mitad (48 por ciento) de los padres sintieron que etiquetar a su hijo como “con dificultad de aprendizaje” era más perjudicial que lidiar en privado con un problema no identificado. De los padres que expresaron cierta preocupación de que su hijo pudiera estar teniendo problemas, un 44 por ciento afirmó haber esperado un año o más antes de buscar ayuda.

Los padres que entienden los riesgos de no buscar ayuda a tiempo para los problemas de lectura de sus hijos deciden no esperar. Los niños pueden alcanzar el nivel académico correspondiente a su grado si se les ofrece una intervención efectiva en etapas tempranas. Una vez que los padres entiendan los riesgos de esperar mucho tiempo, será más sencillo superar cualquier preocupación sobre el tema y buscar ayuda de inmediato.