1. Respire profundo

    Si la maestra habla de los problemas de su hijo en la escuela, respire profundo y escuche antes de responder. A ningún padre le gusta escuchar comentarios negativos sobre su hijo, ya sean problemas de comportamiento o dificultades de aprendizaje (con la lectura, la escritura o las matemáticas, por ejemplo).

    Es fácil que usted se enfade o tome una actitud defensiva si siente que la maestra está criticando a su hijo– por ejemplo, si le dice que interrumpe la clase o que pelea con otros niños. Si el problema es de dificultades de aprendizaje, puede sentirse abrumado al descubrir que a su hijo le cuesta seguir el ritmo de los demás y puede necesitar ayuda especial (en este caso, escuchará unas cuantas palabras nuevas y recibirá mucha información de golpe).

    Estos son momentos con gran carga emocional. Intente mantener el control sobre sus sentimientos: escuche a la maestra y tómese tiempo para reflexionar antes de contestar.

  2. Sea claro

    Si acude a la maestra con un problema que le preocupa, intente ser tan claro como pueda. Algunos padres creen que si son claros al hablar del problema que su hijo tiene en clase, la maestra pensará que le están criticando– o que así empeorarán la situación de su hijo.

    Lo mejor siempre es ser abierto y directo. Muchos psicólogos recomiendan hablar en primera persona para no obligar a la maestra a defenderse: “Estoy preocupado por mi hija. Me cuenta que los demás niños se ríen de ella.” “No sé qué hacer. Mi hijo dice que se aburre en clase de matemáticas.” “Me preocupa que mi hijo pelee con otros niños.” “No sé por qué, pero mi hijo cree que no le gusta a usted.” (Esto último es difícil de decir, pero si su hijo lo piensa, lo mejor es hablar de ello y buscar una solución.) La mejor forma de resolver el problema es hablar claramente con la maestra.

  3. De a la maestra la información que necesita

    Nadie conoce a su hijo mejor que usted. Si le preocupa que la maestra no entienda a su hijo o no le esté juzgando de forma justa, cuéntele todo lo que pueda para ayudarle a entender a su hijo. (Haga clic aquí para saber qué información compartir con la maestra.)

    Por ejemplo, si usted sabe que su hijo prestaría más atención sentándose más cerca de la maestra, dígaselo. O que su hijo, que a menudo se siente rechazado y a quien le cuesta hacer amigos, puede estar peleando con otros niños para llamar la atención. Cuanto más ayude a la maestra a conocer mejor a su hijo, más fácil será que resuelvan juntos el problema.

  4. Hable de las soluciones

    Una vez que hayan hablado del problema, pregunte a la maestra, “¿Qué piensa usted?” o “¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?” Así pasarán de hablar del problema a hablar de las soluciones. Además, con estas preguntas está diciendo a la maestra que aprecia sus consejos y está dispuesto a trabajar con ella.

  5. Conozca a la maestra

    Su reunión con la maestra no tiene por qué ser estrictamente “profesional”. Aprovechen para conocerse a otros niveles. En otras palabras, trátele como persona y descubra cosas sobre ella. ¿Tiene hijos? ¿Es la primera vez que enseña primer grado? ¿Conoce a alguien con dificultades de aprendizaje? Como con cualquier relación, cuanto más sepa sobre la otra persona más fácil será establecer una conexión.

  6. Felicite a la maestra

    Durante estas reuniones muchas veces nos centramos solo en lo que no funciona y el tono de la conversación termina siendo negativo. La próxima vez no olvide hablar de lo que sí funciona. Agradezca a la maestra su interés por contarle los problemas que encuentra y felicítele por todas las cosas que está haciendo por su hijo. Su apoyo es fundamental para construir una relación positiva entre ustedes.