Muchos estudiantes y sus padres están agobiados por la cantidad de tarea que les dejan en las escuelas. Sin embargo, muchos investigadores dicen que los estudiantes estadounidenses tienen justo la cantidad adecuada de tarea.

“¡Los niños hoy en día están abrumados!”, escribió recientemente un padre en un correo electrónico a GreatSchools.org. “Mi hijo de primer grado tuvo que investigar sobre una persona significativa de la historia y escribir un ensayo de al menos dos páginas sobre esa persona, con una bibliografía. ¿Cómo se espera que haga eso sin ayuda? Acaba de empezar a aprender a leer y escribir hace un par de meses. Las escuelas están presionando mucho y exigiendo demasiado de los niños”.

Diane Garfield, una maestra de quinto grado en San Francisco, está de acuerdo. “Creo que estamos estresando a los niños”, dice.

Pero espera, no son solo los niños los que están estresados. “Los maestros hoy en día asignan estos proyectos casi de nivel universitario con requisitos que me dejan boquiabierta”, dice otra madre frustrada. “¡No son solo los niños los que sufren!”.

“¿Cuántas personas se llevan a casa un promedio de dos horas o más de trabajo que debe completarse para el día siguiente?”, pregunta Tonya Noonan Herring, una madre de tres hijos de Nuevo México, abogada y exmaestra de inglés de escuela secundaria. “La mayoría de nosotros, incluso los abogados, no hacemos esto. En resumen: los estudiantes tienen demasiada tarea y la mayor parte no es productiva ni necesaria”.

Investigaciones sobre las tareas

¿Qué opinan los investigadores educativos sobre el tema? Según Brian Gill, un científico social de la corporación Rand, no hay evidencia de que los niños estén haciendo más tarea de la que hacían antes.

“Si comparamos a los estudiantes de escuela secundaria de finales de la década de 1990, no están haciendo sustancialmente más tarea que los niños de las décadas de 1980, 1970, 1960 o 1940”, dice. “De hecho, las tendencias durante la mayor parte de este período son bastante estables. Y la mayoría de los estudiantes de escuela secundaria en este país no hace mucha tarea. El promedio parece ser de unas cuatro horas a la semana”.

Investigadores en educación como Gill basan sus conclusiones, en parte, en datos recopilados de las evaluaciones de National Assessment of Educational Progress (NAEP).

“No sugiere que la mayoría de los niños esté haciendo una cantidad exagerada de tareas”, dice Gill. “Eso no quiere decir que no haya niños con demasiadas tareas. Seguramente los hay. Hay una variación enorme entre comunidades. Pero no es una crisis en el sentido de que es una proporción muy pequeña de niños los que pasan una cantidad enorme de tiempo haciendo tareas”.

Etta Kralovec, autora de The End of Homework: How Homework Disrupts Families, Overburdens Children, and Limits Learning, no está de acuerdo, diciendo que los datos del NAEP no son una fuente confiable de información. “Los estudiantes hacen la prueba NAEP y una de las preguntas que deben responder es: ‘¿Cuánta tarea hiciste anoche?’. Cualquiera que sepa cómo funcionan las escuelas sabe que los maestros, en general, no dan tarea la noche antes de una evaluación nacional. Simplemente no sucede. Los maestros les dicen a los niños que necesitan dormir y comer bien para prepararse para la prueba”.

“Entonces, preguntarle a un niño cuánta tarea hizo la noche antes de una prueba nacional y afirmar que esos datos nos dicen algo sobre la experiencia general de los niños y la tarea durante el año escolar es, creo, realmente deshonesto”.

Además, una encuesta de AP/AOL sugiere que la mayoría de los estadounidenses siente que sus hijos reciben la cantidad adecuada de tarea. Encontró que el 57 por ciento de los padres sentía que a sus hijos se les asignaba la cantidad adecuada de tarea, el 23 por ciento pensaba que era muy poca la cantidad de tarea y el 19 por ciento pensaba que había demasiada tarea.

Un hecho indiscutible

Un hecho en el que los educadores están de acuerdo es que hoy en día los niños pequeños hacen más tarea que nunca.

“Los padres tienen razón al decir que ellos no tenían tareas en los primeros grados y que sus hijos sí las tienen”, afirma Harris Cooper, profesor de psicología y director del programa educativo de la Duke University.

Gill cuantifica el cambio de esta manera: “Ha habido un aumento en las tareas para los niños en kínder, primer y segundo grado. Pero ha sido un aumento de cero a 20 minutos al día. Así que eso es algo bastante nuevo en el último cuarto de siglo”.

Las tareas a lo largo de la historia

En su investigación, Gill encontró que las tareas siempre han sido controvertidas. “Alrededor del cambio de siglo, el Ladies’ Home Journal llevó a cabo una cruzada contra las tareas. Pensaban que los niños estaban mejor pasando su tiempo fuera jugando y mirando las nubes. El mayor éxito de este movimiento fue en el estado de California, donde en 1901 la legislatura aprobó una ley que abolía las tareas en los grados kínder a octavo. Eso duró unos 15 años y luego fue discretamente derogado. Luego hubo mucho activismo contra las tareas nuevamente en la década de 1930″.

Los proponentes de las tareas han sido consistentes en sus razones de por qué las tareas son una práctica beneficiosa, dice Gill. “Primero, extienden el trabajo del salón de clases con tiempo adicional en la tarea. Segundo, desarrolla hábitos de estudio independiente. Tercero, es una forma de comunicación entre la escuela y los padres. Les da a los padres una idea de lo que sus hijos están haciendo en la escuela”.

El grupo anti-tareas también ha sido consistente en sus razones para querer abolir o reducir las tareas.

“La primera es la salud de los niños”, dice Gill. “Hace 100 años, tenías médicos testificando que los pesados libros estaban causando que las espaldas de los niños se doblaran”.

Parece que cuanto más cambian las cosas, más se mantienen igual. También había preocupaciones sobre cantidades excesivas de estrés.

“Aunque no usaban el término ‘estrés'”, dice Gill. “Se preocupaban por los ‘colapsos nerviosos'”.

“En la década de 1930, había muchos estudiantes de posgrado en escuelas de educación en todo el país que estaban haciendo experimentos que afirmaban demostrar que las tareas no tenían valor académico: que los niños que tenían tareas no aprendían más que los niños que no las tenían”, continúa Gill. Además, mucha de la oposición a las tareas en la primera mitad del siglo XX estaba motivada por la idea de que era un remanente de un modelo de educación del siglo XIX, basado en la recitación, la memorización y el ejercicio. Los educadores progresistas intentaban reemplazar eso con algo más creativo, algo más interesante para los niños.

El movimiento “cuanto más, mejor”

Garfield, la maestra de quinto grado de San Francisco, dice que cuando comenzó a enseñar hace 30 años, no dejaba tareas. “Luego, los padres comenzaron a pedirlas”, dice. “En la escuela intermedia y la escuela secundaria se dejan tantas tareas, los estudiantes necesitan estar preparados. Así que me compré esa idea. Me dije, ‘es verdad, los estudiantes necesitan estar preparados’. Pero no necesitan dos horas”.

Cooper ve la tendencia hacia dejar más tareas como sintomática de padres de alto rendimiento que quieren lo mejor para sus hijos. “Parte de ello, creo, es presión de los padres con respecto a su deseo de que sus hijos sean competitivos para las mejores universidades del país. Las comunidades en las que se están dejando más tareas son generalmente comunidades adineradas”.

La campaña “menos es mejor”

Alfie Kohn, un escritor progresista ampliamente admirado en educación y crianza, publicó una aguda refutación al argumento de “más tareas es mejor” en su libro de 2006 The Homework Myth: Why Our Kids Get Too Much of a Bad Thing. Kohn calificó los estudios pro-tarea que Cooper mencionaba como “inconclusos… solo muestran una asociación, no una relación causal” y al primer capítulo de su libro lo tituló “Perdiéndose de sus infancias”.

El libro de Vera Goodman de 2020, Simply Too Much Homework: What Can We Do? repite el escrutinio de Kohn e insta a los padres a apelar a los líderes escolares y gubernamentales para revisar las políticas de tareas. Goodman cree que la carga actual de tareas estresa a maestros, padres y estudiantes, priva a los niños de tiempo no estructurado para jugar, para sus aficiones y actividades individuales, e inhibe la alegría de aprender.

Directrices para las tareas

¿Qué deben hacer los padres entonces? Afortunadamente, hay algunas directrices en este asunto de las tareas.

Cooper señala “La regla de los 10 minutos” formulada por la PTA (Asociación de Padres y Maestros)
Nacional y la Asociación Nacional de Educación, que sugiere que los niños deben hacer aproximadamente 10 minutos de tarea por noche por nivel de grado. En otras palabras, 10 minutos para estudiantes de primer grado, 20 minutos para estudiantes de segundo grado y así sucesivamente.

Demasiadas tareas vs. la cantidad óptima

Cooper ha encontrado que la correlación entre las tareas y el rendimiento generalmente apoya estas directrices. “Encontramos que para los niños en la escuela primaria casi no había relación entre cuánta tarea hacían los niños y qué tan bien les iba en la escuela. Sin embargo, en la escuela intermedia la relación era positiva siempre y cuando los niños se dedicaran a hacer tareas entre una a dos horas por noche, lo cual es justo donde la regla de los 10 minutos señala que es óptimo”.

“A los niños de escuela intermedia que reportaron dedicar más de dos horas por noche a hacer las tareas no les estaba yendo mejor en la escuela que a los niños que dedicaban entre una y dos horas por noche a hacer las tareas”.

Garfield tiene una política de tareas muy clara que les distribuye a los padres al comienzo de cada año escolar. “Les dejo tarea de una materia por noche. Se trata de lo que estábamos estudiando en clase o para prepararlos para el día siguiente. Debe hacerse en media hora como máximo. Creo que los niños tienen muchas actividades externas ahora y también necesitan vivir plenamente como niños. Hacerlos estudiar seis horas al día en la escuela y luego ir a casa y hacer tareas por horas en la noche no parece correcto. No les permite tener una infancia”.

Comparaciones internacionales

¿Cómo se comparan los niños estadounidenses con los estudiantes de otros países? Los profesores Gerald LeTendre y David Baker de la Pennsylvania State University concluyen en su libro de 2005, <em>National Differences, Global Similarities: World Culture and the Future of Schooling, que los estudiantes de escuela intermedia estadounidenses hacen más tareas que sus pares en Japón, Corea o Taiwán, pero menos que sus pares en Singapur y Hong Kong.

Uno de los hallazgos sorprendentes de su investigación fue que hacer más tareas no se correlaciona con puntuaciones más altas en los exámenes. LeTendre señala: “Eso realmente confunde a las personas porque dicen, ‘¿hacer más tareas no significa obtener mejores puntuaciones?’. La respuesta es simplemente no”.

El asunto de las tareas es complicado

Para ser efectiva, la tarea debe usarse de cierta manera, dice. “Déjame darte un ejemplo. La mayoría de las tareas en cuarto grado en Estados Unidos son hojas de trabajo. Debes llenarlas y entregarlas. Quizá el maestro las revise, quizá no. Eso no es eficaz. Un uso efectivo de las tareas sería si el maestro pensara ‘Elizabeth tiene problemas con la colocación de números, así que le voy a dar siete problemas sobre colocación de números’. Luego, al día siguiente, el maestro se sienta con Elizabeth y le pregunta: ‘¿Te resultó difícil? ¿Dónde tuviste dificultades?’. Dependiendo de la situación le deja a Elizabeth más o menos tarea. Como puedes imaginar, ese tipo de tarea rara vez ocurre”.

Tareas al azar

“Lo que típicamente sucede es que los maestros dejan lo que llamamos ‘tareas al azar’: ejercicios generales, preguntas y problemas sacados de un libro. A nivel nacional, eso se asocia con sistemas escolares menos eficientes”, dice. “En cierto sentido, podrías pensar en ello como una señal de maestros débiles o menos preparados. Con el tiempo, vemos que en la escuela primaria y en la escuela intermedia están dejando más tareas, y que países de todo el mundo están haciendo esto en un intento de mejorar las calificaciones en los exámenes, y eso es básicamente una estrategia fallida”.

¿Calidad no cantidad?

The Case for (Quality) Homework: Why It Improves Learning, and How Parents Can Help“, un artículo de 2019 escrito por la psicóloga de la Boston University Janine Bempechat, menciona tareas que específicamente ayuden a los niños a “enfrentar tareas cada vez más complejas” que les permitan ganar resiliencia y aceptar desafíos.

Investigaciones similares de la Universidad de Oviedo en España tituladas “Homework: Facts and Fiction 2021” dicen que la evidencia muestra que cómo se aplican las tareas es más importante que cuánto se requiere, y afirman que una cantidad moderada de tareas produce el mayor rendimiento académico. ¿El aspecto más importante de una tarea de calidad? El esfuerzo requerido y las emociones provocadas por la tarea.

Robyn Jackson, autora de How to Plan Rigorous Instruction y otras publicaciones sobre rigor, dice que la clave para las tareas de calidad no es el tiempo dedicado, sino el rigor —o el desafío mental— involucrado.
(Lee más sobre cómo evaluar el rigor en las tareas de tu hijo aquí).

Lectura nocturna como reemplazo de la tarea

En todo el país, muchas escuelas primarias han reemplazado las tareas con un requisito de lectura nocturna. Hay muchos beneficios para los niños que leen todas las noches, ya sea en voz alta con mamá o papá, o de manera independiente: aumenta su vocabulario, imaginación, concentración, memoria, empatía, capacidad académica, conocimiento de diferentes culturas y perspectivas. Además, reduce el estrés, ayuda a los niños a dormir y une a los niños con sus padres o tutores. Generalmente se recomienda de 20 a 30 minutos de lectura cada día.

Pero ¿es esto siempre posible o incluso ideal?

No, no lo es.

Alfie Kohn critica esta tarea adicional en una publicación de su blog, “How To Create Nonreaders“. Cita un ejemplo de una madre (Julie King) que dice: “Ahora se espera que nuestros hijos lean 20 minutos por noche y registren esto en su hoja de tareas. Lo que los padres están descubriendo es que los niños que solían sentarse a leer por placer, se metían tanto en la lectura que había que decirles que dejaran de leer para comer, jugar, etc. Ahora tienen que poner una alarma… y dejar de leer cuando suena la alarma… Leer se ha convertido en una tarea, como cepillarse los dientes”.

¿La conclusión de Kohn? No conviertas la lectura por placer en otra tarea que sobrecarga el cerebro cansado de tu hijo.

Recursos adicionales

Libros

Simply Too Much Homework: What Can We do? por Vera Goodman, Trafford Publishing, 2020

The Case Against Homework: How Homework is Hurting Children and What Parents Can Do About It por Sara Bennett y Nancy Kalish, Crown Publishers, 2007

The Homework Myth: Why Our Kids Get Too Much of a Bad Thing por Alfie Kohn, Hatchett Books, 2006

The End of Homework: How Homework Disrupts Families, Overburdens Children, and Limits Learning por Etta Kralovec y John Buell, Beacon Press, 2001.

The Battle Over Homework: Common Ground for Administrators, Teachers, and Parents por Harris M. Cooper, Corwin Press, 2001.

Seven Steps to Homework Success: A Family Guide to Solving Common Homework Problems por Sydney Zentall y Sam Goldstein, Specialty Press, 1998.