¿Qué tienen en común el líder de derechos civiles Martin Luther King Jr., la jueza de la Corte Suprema Sandra Day O’Connor y el poeta T.S. Eliot? Los tres se saltaron un grado (o más) durante sus años como estudiantes: King se graduó de la escuela secundaria a los 15 años; O’Connor se graduó a los 16; y Eliot obtuvo un título universitario en tres años y una maestría en un año.

Aunque muchas personas, tanto famosas como desconocidas, se saltan grados en la escuela, es un tema muy controvertido. Pocas personas son neutrales al respecto, especialmente si ellas mismas se saltaron un grado.

El actor Ken Newman, quien se saltó un grado en la escuela primaria, llegó a lamentarlo cuando llegó a la escuela secundaria. Aunque avanzó fácilmente en sus clases académicas, era objeto de burlas por ser más pequeño y parecer más joven que sus compañeros. “Los niños pensaban que era divertido agarrarme y meterme en el bote de basura”, recuerda.

Cuando fue a Cornell University a los 15 años, todavía usaba frenos y aún no se afeitaba. Tampoco estaba emocionalmente preparado: “Durante las primeras semanas estaba tan nostálgico que me dormía llorando todas las noches”, recuerda. “No podía entender por qué todos los demás niños tenían una transición tan fácil. Siempre estaba al margen, no encajaba. Ahora tengo 50 años y todavía siento que tengo que demostrar mi valía”.

En contraste, Tara Lynne Groth no se arrepiente de haberse saltado el último año de escuela secundaria e ir directamente a la Johnson & Wales University. “Estaba realmente motivada”, dice. “Nunca tuve problemas para hacer el trabajo: siempre me sorprendió el poco esfuerzo que ponían los demás”. A los 19 años se había graduado de la universidad; ahora tiene 25 y dirige un exitoso negocio de escritura independiente, una gran hazaña dada la difícil economía.

No hay estadísticas sólidas sobre cuántos niños se saltan un grado cada año, pero los expertos en educación creen que la práctica era más común en el pasado de lo que es en la actualidad.

Una razón para el cambio de actitud respecto a saltarse grados es la preocupación por los posibles problemas sociales para niños como Ken Newman, que son avanzados académicamente, pero no física o emocionalmente. Dado que los problemas sociales tienden a surgir en la escuela intermedia y en la escuela secundaria, es difícil predecir si el que un niño de escuela primaria se salte un grado creará problemas a futuro. Muchos educadores consideran que mantener a un niño con compañeros de su misma edad es lo más seguro. Como resumió un compañero de trabajo que siempre lamentó haberse saltado el primer grado: “La infancia es corta. ¿Por qué apresurar a los niños más de lo necesario?”.

Aquellos del otro lado del debate ven un peligro mayor en dejar a los niños aburrirse en clases que son demasiado fáciles para ellos. Muchos niños con altas capacidades y sin retos académicos desafiantes pasan la escuela sin esfuerzo, acostumbrándose a rendir por debajo de sus capacidades porque nunca se les ha animado a esforzarse. “Creo que me hubiera aburrido muchísimo si no me hubieran adelantado de grado”, dice Caryn Starr-Gates, redactora de Nueva Jersey. “Incluso después de saltarme un grado, siempre estaba adelantada en mi clase y en el cuadro de honor”.

Para los padres de niños superdotados, la amplia gama de opiniones sobre los pros y los contras de saltarse un grado puede ser confusa. ¿Qué deberías hacer si tu hijo superdotado no recibe el rigor académico que necesita en la escuela? ¿Saltarse un grado es una buena opción para estudiantes con capacidades superiores? Y si no, ¿hay alternativas mejores?

Aceleración

Maureen Marron dedica mucho tiempo a pensar en cómo las escuelas pueden satisfacer las necesidades de los estudiantes con capacidades superiores. Como científica de investigación asociada en el Connie Belin and Jacqueline N. Blank International Center for Gifted Education and Talent Development de la University of Iowa, Marron ve saltarse un grado como una opción en un kit de herramientas académicas conocido como “aceleración”.

“Saltarse un grado no es la respuesta para todos los estudiantes superdotados”, dice Marron. “Aceleración significa adaptar el currículo a las habilidades de un estudiante. Para cierto estudiante, eso puede significar saltarse un grado; para otro, puede significar aceleración en una sola materia, como matemáticas. Todo lo que necesitan otros estudiantes son actividades de enriquecimiento en el aula”. Otras opciones de aceleración para niños con alto rendimiento pueden incluir comenzar el kínder a temprana edad, tomar cursos AP en la escuela secundaria o avanzar rápidamente a la universidad.

Pero Marron y sus colegas en el Belin-Blank Center dicen que actualmente hay muy pocas oportunidades de aceleración para niños en Estados Unidos. Es una situación que califican de “escándalo nacional” en su muy respetado informe, A Nation Deceived: How Schools Hold Back America’s Brightest Students. Según sus hallazgos, “el sistema escolar de Estados Unidos mantiene a los estudiantes brillantes en línea obligándolos a aprender de manera uniforme con sus compañeros de clase. Los maestros y directores ignoran los deseos de los estudiantes de aprender mucho más de lo que se les enseña”.

¿Las consecuencias? “Estudiantes altamente superdotados que se aburren y se portan mal como resultado. Dejan de prestar atención o no adquieren las habilidades que necesitan para tener éxito en la universidad y el campo laboral”, dice Marron. “Hemos escuchado que los estudiantes estadounidenses se están quedando atrás en comparación con estudiantes de otros países. ¿Qué esperamos si no les damos a estos niños las herramientas que necesitan para sobresalir?”.

Un informe de la National Association for Gifted Children refleja esta preocupación, advirtiendo que la falta de apoyo para niños superdotados, “si no se controla, dejará a nuestra nación mal preparada para afrontar la próxima generación de innovadores y competir en la economía global”.

Los expertos sugieren varias razones por las cuales los programas de aceleración no son más ampliamente aceptados por maestros y administradores escolares, incluyendo la preocupación por los impactos sociales de adelantar de grado a un niño, y la falta de familiaridad con la aceleración por parte de maestros y administradores.

La política educativa gubernamental también puede influir. Un informe de 2008 de Thomas B. Fordham Institute encontró que desde la introducción de No Child Left Behind, ha habido mejoras en el desempeño de los estudiantes de bajo rendimiento, pero el rendimiento de estudiantes de capacidades superiores se ha estancado. Los maestros informaron sentir presión para enfocarse en sus estudiantes de menor rendimiento: el 60 por ciento dijo que los estudiantes de bajo rendimiento eran la principal prioridad en su escuela; solo el 23 por ciento dijo que los estudiantes de alto rendimiento eran una prioridad. (Nota: el informe no establece un vínculo causal definitivo entre No Child Left Behind y los resultados para estudiantes de bajo y alto rendimiento, pero la coincidencia de estas tendencias implica una conexión).

Un paso adelante…

Marron y sus colegas en el Belin-Blank Center esperan que su investigación anime a más escuelas a ofrecer programas de aceleración para estudiantes superdotados. Junto con A Nation Deceived, el centro también publicó Guidelines for Developing an Academic Acceleration Policy, que documenta la efectividad de los programas de aceleración y proporciona pasos prácticos para su implementación. Si piensas que tu hijo se beneficiaría de la aceleración, estos informes son un excelente recurso. Están llenos de opciones de aceleración y programas diseñados específicamente para niños superdotados.

Desafortunadamente, muchos de los programas para estudiantes superdotados que existen en las escuelas de todo el país están actualmente en riesgo de desaparecer. Desde California hasta Kentucky estos programas son una opción popular cuando los distritos escolares con problemas financieros buscan qué recortar.

Es imposible calcular las consecuencias a largo plazo de recortar programas para personas superdotadas en la sociedad en general, pero una carta de un estudiante de Ohio destaca el impacto individual:

Esta es mi historia. Mi escuela solía tener programas para estudiantes superdotados. Amaba la escuela. Hacíamos muchas cosas interesantes como lecturas científicas fascinantes sobre investigaciones de células madre y posibles clonaciones. Sin aviso, dejaron de financiar estos programas. La escuela se ha vuelto cada vez más aburrida sin programas de aceleración. Desde que se suspendieron los programas para estudiantes superdotados, mi promedio de calificaciones ha bajado de 4,0 a un C+. Me ha resultado muy difícil mantener el interés en las materias escolares y con frecuencia no puedo concentrarme en el material aprendido y me porto mal“.

(Sustraído del sitio web de Belin-Blank)

¿Es buena idea saltarse un grado?

Sébastien Miravete de la University of Montpellier en Francia analizó 81 estudios, buscando la respuesta a esa pregunta. El resultado de su análisis, titulado Should talented students skip a grade? publicado en 2022, no concluye con un rotundo sí o un no. Recomienda que los profesionales “se mantengan cautelosos… todavía es prematuro argumentar que saltarse un grado tiene un impacto positivo definitivo, incluso si los resultados son alentadores”.