La gratitud es buena para los niños. Los niños que se sienten agradecidos son más felices, saludables, exhiben un mejor desempeño académico y le encuentran mayor sentido a la vida. Por lo tanto, ¿cómo crías niños que no se limiten a decir “gracias”, sino que también lo sientan? Les pedimos a tres académicos que compartieran sus mejores consejos.

Tim Kasser, quien cuenta con un doctorado y es el autor de The High Price of Materialism y coeditor de Psychology and Consumer Culture: The Struggle for a Good Life in a Materialistic World. Kasser es un activista que busca proporcionarles a los niños una vida de “riqueza interior” en lugar de consumismo superficial.

  1. Reflexiona sobre los valores que modelas como padre. Las investigaciones demuestran que cuando los padres otorgan importancia a valores materialistas, sus hijos asumen dichos valores. Si dedicas tu tiempo a comprar, ver televisión, hablar sobre cosas que quieres comprar y generar dinero para comprarlas, le demuestras a tu hijo que las cosas materiales son lo más importante.
  2. Cuando tu hijo vea comerciales, charla sobre ellos. Un estudio demostró que cuando los niños ven comerciales y los adultos realizan comentarios factuales (tales como “el propósito de tales comerciales es vender”) o evaluativos (“ese comercial está mal, el producto no luce así en realidad”), se reduce el deseo que el niño siente por el producto. Un juego que probablemente le agrade a los niños es presionar el botón de silencio cuando comience un comercial e inventar tu propio diálogo gracioso para el mensaje publicitario.
  3. Incentiva valores más saludables en tu hijo. Investigaciones realizadas sobre el sistema de valores humanos demostró que los valores intrínsecos para el crecimiento personal (tales como seguir tus intereses y curiosidad), afiliación (entablar buenas relaciones) y sentido comunitario (intentar que el mundo sea un mejor lugar) entran en conflicto con los valores materialistas. Al incentivar los valores intrínsecos, los valores materialistas se verán reducidos.

Susan Kuchinskas (enlace en inglés) es la autora de Oxytocin Parenting and The Chemistry of Connection: How the Oxytocin Response Can Help You Find Trust, Intimacy, and Love. La mencionada autora proporcionó las siguientes indicaciones prácticas sobre cómo fomentar la gratitud en el hogar.

  1. Enséñale a tu hijo a ser agradecido modelándolo de una manera emocionalmente genuina. Puedes sentir y expresar gratitud ante los pequeños y grandes detalles de la vida cotidiana (“la empleada del supermercado fue muy amable. Me sacó una sonrisa”). Si le brindas demostraciones de gratitud a tu hijo, estarás contribuyendo a adoptar un hábito emocional (desde el punto de vista bioquímico y neurológico) que moldeará las respuestas de tu hijo en una forma positiva.
  2. Gratitud durante la hora de comer y dormir. Cuando estés cenando con tu hijo y cuando lo acuestes durante la noche, reflexionen juntos sobre el día en cuestión y discutan sobre aquello que agradecen.
  3. Llevar un registro de los eventos positivos en su vida. Expresar gratitud puede dar pie a la liberación de oxitocina. La liberación de la oxitocina no es provocada únicamente por interacciones en persona, sino también mediante conversaciones telefónicas, comunicación por internet o el simple hecho de pensar sobre cosas por las que te sientes agradecido y personas a quienes le estás agradecido.

Dacher Keltner (enlace en inglés) es un autor, profesor de psicología y codirector del Greater Good Science Center de la Universidad de California, Berkeley. Recientemente, Greater Good lanzó un proyecto titulado Expandiendo la Ciencia y Práctica de la Gratitud (enlace en inglés; GreatSchools también está contribuyendo a este proyecto). Keltner recomienda:

  1. Asegúrate de que tu hijo esté al tanto del sufrimiento que acontece en el mundo. Cambios climáticos, niños hambrientos y extinción de las especies. Comprender que existe sufrimiento y necesidad es la base para desarrollar agradecimiento por la vida.
  2. Haz que tu hijo experimente el asombro y la belleza con regularidad. La naturaleza y los museos, por ejemplo, pueden ayudar a abrir los ojos y la mente del niño ante la inmensidad de la vida. El asombro da pie al respeto, el cual se encuentra en el núcleo de la gratitud.
  3. Asegúrate de que tu hijo practique la gratitud en las conversaciones cotidianas. Decir “gracias”, expresar aprecio y afirmar la opinión de los demás cumplen un papel muy importante en ayudar al niño a desarrollar aprecio por aquello que posee.

Traducido por: SpanishWithStyle.com