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Los estudiantes universitarios de primera generación o estudiantes cuyos padres no cursaron una carrera universitaria de cuatro años, enfrentan desafíos psicológicos particulares.

Aunque pueden mostrar apoyo en cuanto a cursar estudios universitarios, es posible que sus padres y familiares perciban su ingreso a la universidad como una alteración en el sistema familiar (enlace en inglés).

Dentro de una familia, las asignaciones de roles en lo referente al trabajo, familia, religión y comunidad son pasadas de generación en generación estableciendo una continuidad intergeneracional. Cuando un miembro de la familia altera dicho sistema al elegir ingresar a la universidad, experimenta un cambio en su identidad que produce un sentimiento de pérdida. Al carecer de preparación para enfrentar dicha pérdida, muchos estudiantes de primera generación pueden llegar a desarrollar dos identidades distintas (enlace en inglés): una para el hogar y otra para la universidad.

Como antiguo estudiante universitario de primera generación, quien actualmente es profesor asociado de educación, he llevado esta doble vida. Mi deseo de ayudar a otros estudiantes de primera generación dio lugar a una investigación (enlace en inglés) que proporciona información sobre las experiencias vividas por los estudiantes de primera generación de Wheelock College (enlace en inglés), una pequeña universidad de Boston, Massachusetts, que posee un alto porcentaje de estudiantes de primera generación. En el año 2010, el 52 por ciento de nuestros nuevos estudiantes de grado eran estudiantes universitarios de primera generación.

A nivel nacional, de 7,3 millones de estudiantes de grado que asisten a universidades públicas y privadas de cuatro años, un 20 por ciento son estudiantes de primera generación (enlace en inglés). Alrededor del 50 por ciento de todos los estudiantes universitarios de primera generación en los Estados Unidos provienen de familias de bajos recursos (enlace en inglés). Estos estudiantes también presentan mayor tendencia a ser miembros de un grupo racial o étnico minoritario.

Por qué deciden ir a la universidad

La mayoría de estudiantes de primera generación decide solicitar su ingreso a la universidad para cumplir con los requisitos de su profesión de preferencia. Sin embargo, a diferencia de los estudiantes cuyos padres poseen títulos universitarios, también suelen ver la universidad como una manera de darle honor a su familia.

De hecho, estudios demuestran que la gran mayoría de estudiantes de primera generación asiste a la universidad para ayudar a sus familias: el 69 por ciento de estudiantes universitarios de primera generación (enlace en inglés) afirma querer ayudar a su familia, en comparación al 39 por ciento de estudiantes cuyos padres poseen estudios universitarios. Este deseo también se extiende a la comunidad, con un 61 por ciento de estudiantes de primera generación que desea realizar una retribución a su comunidad, en comparación al 43 por ciento de sus compañeros.

Además, aunque sus familias suelen verlos como sus salvadores, delegados o un escape de la pobreza, muchos estudiantes de primera generación se debaten con un fenómeno que ha sido descrito como “culpa por separación” (enlace en inglés).

El precio a pagar por la decisión de cursar estudios universitarios es dejar a su familia.

Los estudiantes pueden sentir que están abandonando a los padres o hermanos que dependen de ellos. Además, las familias también podrían experimentar sentimientos encontrados: el deseo de los estudiantes de primera generación por obtener educación y ascenso social podría ser percibido como un rechazo a su pasado.

Al ser percibidos de forma distinta tanto en casa como en la universidad, los estudiantes de primera generación suelen sentir que no pertenecen a ninguno de los dos lugares.

El desafío de la educación superior es reconocer el impacto psicológico que el estatus de primera generación genera en los estudiantes y proporcionar ayuda.

Los estudiantes de primera generación cuentan con recursos limitados

No todos los estudiantes universitarios de primera generación son iguales, pero muchos experimentan dificultad en cuatro áreas distintas: 1) profesional, 2) económica, 3) psicológica y 4) académica.

Más que nada, necesitan orientación profesional. Dichos estudiantes son los que tienen más probabilidades de trabajar en el centro comercial durante el verano en lugar de participar en pasantías profesionales. No pueden permitirse trabajar gratis, y sus padres no cuentan con contactos profesionales.

A menudo, los estudiantes de primera generación solicitan ingresar a una sola universidad y lo hacen sin ayuda. No pueden costear varias cuotas de solicitud y no están seguros de cómo determinar la universidad adecuada para ellos pues sus padres no los han llevado a visitas guiadas a la universidad.

Muchos estudiantes de primera generación completan las solicitudes de apoyo económico por sí mismos. Tal como un estudiante explicó (enlace en inglés):

“Te muestran ese montón de números y esperan que sepas lo que significa cada uno. Mi madre no lo sabe y espera que yo lo averigüe para explicarle cómo funciona todo”.

Muchos estudiantes se preocupan por las familias que dejan atrás (enlace en inglés) e intentan hallar la manera de apoyarlas.

Una estudiante de primera generación logró inscribirse en la universidad pero seguía preocupada porque su madre no contaba con ningún apoyo. A millas de distancia de casa en un campus universitario por primera vez, dividía su tiempo cada semestre entre pagar las facturas de sus padres por internet y terminar sus tareas. Sus padres no tenían computadora ni sabían cómo usarla.

El estigma de ser un estudiante de primera generación

Las universidades necesitan reconocer que los estudiantes de primera generación no acuden fácilmente en busca de ayuda.

Si bien existen muchos modelos de primera generación a seguir que han alcanzado el éxito, tal como la antigua Primera Dama Michelle Obama, la Jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos Sonia Sotomayor y la Senadora estadounidense de Massachusetts Elizabeth Warren, existe un considerable estigma asociado al estatus de primera generación.

Como resultado, algunos estudiantes universitarios de primera generación podrían decidir mantener un perfil bajo.

En cuanto se identifican, corren el riesgo de que sus habilidades, logros y desempeño académico sean subestimados (enlace en inglés) por los demás. Su procedencia es vista como un déficit en lugar de una fortaleza. Además, los compadecen, sobre todo si provienen de familias de bajo recursos.

En casos extremos, otros estudiantes y profesores podrían cuestionar su derecho de estar en el campus. Los estudiantes de primera generación de bajos recursos podrían ingresar a la universidad con menos recursos y más necesidades académicas, convirtiéndolos en el blanco de actos discriminatorios (enlace en inglés).

En un video del New York Times (enlace en inglés) sobre estudiantes de primera generación en las universidades de Ivy League, un estudiante de Brown University de origen colombiano le dijo al personal académico que era de New Jersey para evitar revelar que era una estudiante de primera generación.

Sin embargo, también existe la otra cara de la moneda.

Existen estudiantes universitarios de primera generación que consideran su estatus como una fuente de fortaleza. Se convierte en su mayor fuente de motivación para obtener su título profesional. Tales estudiantes quieren alcanzar sus objetivos y son determinados. Pueden presentar un desempeño académico igual o superior al de estudiantes cuyos padres poseen estudios universitarios.

De igual forma, dichos estudiantes podrían beneficiarse de un grupo de apoyo para estudiantes de primera generación que busque aliviar la presión interna a la que estos se someten para alcanzar el éxito.

Cómo pueden ayudar las universidades a los estudiantes de primera generación

Los estudiantes universitarios de primera generación necesitan atención y apoyo personalizados que resulta distinto al de los estudiantes cuyos padres poseen estudios universitarios. Necesitan sentir que pertenecen a su universidad y merecen estar ahí.

La educación superior, con su cultura, lenguaje e historia particular puede resultar difícil de entender para estudiantes universitarios de primera generación. Los estudiantes cuyos padres asistieron a la universidad se benefician de la experiencia de estos.

Llegan al campus con conocimiento sobre qué es un plan de estudios, por qué los cursos de artes liberales son un requisito y cómo establecer relaciones con el personal académico. Pueden llamar a sus padres para pedirles ayuda con un ensayo o realizar preguntas sobre un método. Pueden hablar sobre una novela clásica que ambos hayan leído.

Esta investigación ha creado un nivel de conciencia en el campus de Wheelock que ha originado un cambio positivo. En el año 2014, la universidad solicitó un subsidio federal “First In the World” (enlace en inglés) para implementar un nuevo programa para estudiantes de primera generación. A pesar de que el subsidio no fue concedido en la primera ronda de la competición, seguiremos buscando financiación.

Las universidades poseen la habilidad de rediseñar su cultura institucional, práctica docente y servicio de apoyo académico para adoptar un enfoque más integrador para los estudiantes universitarios de primera generación.

Por ejemplo, pueden ofrecer los cursos obligatorios en distintos formatos (híbrido, en línea, en persona) y horarios (entre semestres, durante el verano) para ayudar a los estudiantes de primera generación a reducir el tiempo que les lleva completar su carrera, logrando así ahorrar dinero.

Pueden reclutar a miembros del personal académico que fueron estudiantes de primera generación para aconsejar y orientar a los estudiantes con su misma condición. Puede crearse una página web para estudiantes de primera generación y sus familiares que muestre historias de éxito, información fácil de entender sobre becas y ayuda económica, y enlaces a otras oportunidades.

Con la ayuda adecuada por parte de las instituciones de educación universitaria, los estudiantes de primera generación pueden obtener su título universitario, reinventarse a sí mismos y mejorar la posición de su familia en pro de generaciones futuras.

El presente artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation. Lee el artículo original (enlace en inglés).

Translated by: SpanishWithStyle.com

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