A temprana edad, mis hijos desarrollaron un gran interés por la cocina, parándose a mi lado sobre una silla de manera que pudiesen verter la mezcla de panqueques o romper huevos sobre el sartén para prepararlos al estilo estrellado. A los 11 años, a mi hija Lila le encanta cocinar pasta con salsa de tomate. Su hermano mayor prepara tortellini con salsa pesto, pizza con salsa pesto, huevos revueltos con salsa pesto… y ya te imaginarás el resto. A Lila le gusta actuar como mesera, anotando nuestros pedidos y sirviendo la comida con gesto triunfal.

Cocinar para la familia es una divertida forma de lograr que los preadolescentes adquieran el sentido de la responsabilidad, el cual, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), puede capacitarlos mejor para resistir la presión social negativa durante la adolescencia.

De acuerdo a Rona Renner (enlace en inglés), consejera de crianza y autora de Is That Me Yelling? A Parent’s Guide to Getting Kids to Cooperate Without Losing Your Cool, llevar a cabo rutinas regulares de limpieza en familia representa otro método de ayudar a los preadolescentes a adquirir un sentido de responsabilidad, pertenencia y propósito. “Cuando aún teníamos preadolescentes y un niño más pequeño en casa, todos los sábados por la mañana realizábamos una actividad que bautizamos como ‘El Huracán’. Ajustábamos el cronómetro a 20 minutos, poníamos un poco de música e íbamos de aquí para allá limpiando y ordenando lo más rápido posible. Pequeños rituales como ese puede enseñarle a los niños que son parte de una comunidad y que todos deben contribuir, pues en ello radica el éxito de la familia”.

La psicóloga clínica Barbara Greenberg, quien se especializa en el tratamiento de adolescentes, afirma que realizar tareas del hogar junto a su hija preadolescente representó un momento importante para afianzar su relación. “Cooperábamos y hablábamos durante todo el proceso”, explica. “Era un momento agradable y tranquilo para compartir juntas. Realizar tareas del hogar juntos es una forma espléndida de enseñarle a los niños lo que significa ser parte de un equipo”.

Si surge la oportunidad, cuéntale a tu cónyuge o pareja (al alcance del oído de tu hijo) de cuánta ayuda resultó tu hijo para una tarea en particular, explica Greenberg. “Resulta beneficioso para ellos obtener tal refuerzo positivo y saber que su trabajo marca la diferencia”.

¿Pagar o no pagar?

Ah, el dilema de la mesada. ¿Debería la mesada de tu preadolescente ser considerada como pago por su colaboración en la realización de las tareas del hogar? Beth Kobliner, autora de Make Your Kid a Money Genius (Even If You’re Not), es una de las expertas en el ámbito de las finanzas personales que opina que relacionar las tareas del hogar con dinero es una mala idea. “A excepción de que desees negociar cada vez que tu hijo ponga la mesa o tienda la cama, evita establecer un sistema de pago por tarea realizada”, argumenta. “Las tareas del hogar deberían ser consideradas como parte de la vida cotidiana familiar”.

Dicho consejo es secundado por Ron Lieber, periodista del New York Times y autor de The Opposite of Spoiled. Un sello distintivo del niño consentido o “mimado” es tener pocas o nulas tareas del hogar, escribe el autor, agregando que los niños deben realizar las tareas del hogar “por la misma razón que lo hacemos nosotros: porque dichas tareas son necesarias, y no con la expectativa de obtener una remuneración”.

En el extremo opuesto, se encuentra Gregg Murset, un experto en finanzas personales y CEO de BusyKid.com, quien opina que los niños sí deberían recibir pago por la realización de tareas del hogar. De hecho, él creó BusyKid por dicho motivo: una aplicación que gira en torno a las tareas del hogar y la mesada, que te permite crear una tabla en línea que refleje las tareas del hogar, establecer precios por cada tarea y permitir que el niño marque las tareas como terminadas cuando así sea. La aplicación también envía un recordatorio de transferir dinero a la cuenta de tu hijo al final de la semana.

Existe un punto intermedio entre ambos enfoques, el cual me sentí aliviada de conocer, pues soy una de esas mamás que siempre ha vinculado la mesada con las tareas del hogar. Kobliner afirma que a pesar de que es preferible no remunerar al niño por tareas normales como poner la mesa, puedes pagar por otros trabajos que van más allá de los deberes habituales de tu hijo. Hemos realizado algunos ajustes en nuestra familia, de manera que ahora mis hijos reciben un pago por cuidar de los pollos y otros animales, tareas que van más allá de sus responsabilidades domésticas cotidianas. Dicho método parece funcionar bien para todos, incluso para los pollos.

Tareas del hogar apropiadas para niños de 11 a 13 años

  1. Ordenar su habitación

    Los preadolescentes pueden hacerse responsables de tender su cama por las mañanas, guardar su ropa o colocarla en la cesta de la ropa sucia (y no apilarla sobre el piso) y mantener ordenado su escritorio o espacio dedicado a la realización de tareas. (Relacionado: La habitación de mi hijo siempre está desordenada.)

  2. Doblar y guardar la ropa recién lavada

    Además de doblar y guardar la ropa, los preadolescentes de mayor edad pueden aprender a ordenar tandas de ropa sucia e incluso encender y monitorear la lavadora con su ropa y sábanas.

  3. Poner y limpiar la mesa

    Puede pedírsele a los preadolescentes que pongan la mesa, ayuden a retirar los platos propios y ajenos, y cargar y descargar el lavaplatos.

  4. Ayudar a preparar platillos sencillos

    Los preadolescentes pueden seguir recetas y aprender técnicas básicas de cocina. Es un buen momento para incentivar a tu hijo a preparar cenas sencillas para la familia. Puedes asumir el papel de chef asistente, dándole una mano o solucionando algún problema que pueda presentarse.

  5. Cuidar mascotas

    De forma confiable, tu preadolescente puede asumir responsabilidades como alimentar al perro cada mañana o limpiar la caja de arena del gato. (Siempre debería contarse con la ayuda de un adulto para cerciorarse de que la mascota esté recibiendo el cuidado adecuado).

  6. Limpiar el polvo

    ¡Desaparezcan, ácaros! Además de asignarle a tu hijo un par de habitaciones u objetos que desempolvar de forma habitual, pídele que investigue en Google sobre los ácaros, de manera que entienda la amenaza de la que está librando al hogar.

  7. Regar las plantas

    No te limites a asignarle a tu hijo plantas para regar. Haz que entienda cada tipo de planta y los métodos para cuidar y alimentar a cada una de ellas. ¿Se encuentra esta planta bajo luz solar directa? ¿Aquella otra se encuentra bajo sombra y necesita más agua? Aquí tienes algunas hojas de trabajo (en inglés) con lecciones de ciencia excelentes para tu preadolescente.

  8. Usar la aspiradora

    Bajo las instrucciones de un adulto, muchos preadolescentes pueden hacerse responsables de realizar una limpieza semanal con la aspiradora sobre tapetes de áreas específicas o alfombras.

  9. Sacar la basura y reciclar

    Vaciar los contenedores de basura que se encuentran en toda la casa, colocar los desechos reciclables y abono en los contenedores apropiados y sacar los contenedores a la calle durante el día de que recogen la basura son tareas que tu preadolescente puede asumir. (Tampoco olvides poner los contenedores en su lugar y colocarles nuevas bolsas de basura).

  10. Limpiar la sala de estar

    Realizando actividades que van desde mover objetos a limpiar con la aspiradora, tu adolescente debería ser capaz de lograr que la sala de estar luzca reluciente. Sin embargo, no esperes que tu hijo sepa qué hacer por mera intuición. En lugar de ello, limpien la sala juntos y hablen sobre lo que implica dicha actividad.

  11. Ordenar armarios

    Con ayuda de un adulto, tu preadolescente puede revisar y desechar zapatos o ropa que ya no le queda, que está desgastada o sin usar, con el propósito de que su armario luzca ordenado y accesible. Puede que dicha actividad resulte una de las tareas más importantes en términos de inculcarle a tu hijo una valiosa habilidad para la vida. Ser organizado es una habilidad clave para el éxito académico y profesional. Y, ¿quién sabe? puede que si comienzas ahora, tu hija se convertirá en la próxima Marie Kondo.

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