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(Esta historia es una adaptación de un artículo publicado originalmente en The Conversation el 24 de junio de 2022, escrito por Gregory Fabiano, profesor de Psicología de Florida International University).

Los padres podrían llegar a sentir un conflicto interno al enviar a su hijo al kínder cuando resulta ser el de menor edad en el salón de clases. Aunque el límite de edad para inscribirse en el kínder varía en Estados Unidos, lo más común es que al niño se le permita inscribirse si cumple los 5 años el 1 de septiembre o antes. Existen preocupaciones válidas respecto a ser el de menor edad del kínder (es decir, un niño que haya nacido el 31 de agosto en lugar del 31 de enero). Sin embargo, también existen formas de compensar esta situación que pueden ayudar a garantizar que, a lo largo de su vida educativa, tu hijo no tenga un desempeño inferior al de sus compañeros de mayor edad.

Existe evidencia de que los niños que son relativamente jóvenes para el kínder tienen un mayor riesgo de tener un peor desempeño en la escuela, repetir un grado y tener habilidades socioemocionales menos desarrolladas. También hay más probabilidades de que los maestros consideren a los de menor edad del kínder como estudiantes con síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y que posiblemente necesiten medicación para ello.

Además, los niños de mayor edad suelen ser vistos por los adultos como estudiantes más avanzados, pues los adultos tienden a comparar a los niños entre sí. Los niños de mayor edad pueden mostrar un mejor comportamiento que los niños de menor edad, sobre todo ahora que los salones de clases de kínder se centran más en el aspecto académico y ofrecen menos tiempo para jugar. El conjunto de estas diferencias se denomina “efecto de la edad relativa“.

Por esta razón, algunas familias deciden retrasar la entrada de su hijo al kínder, una práctica conocida como “redshirting” en inglés. El término proviene de una práctica común en los deportes universitarios donde dejan a un jugador fuera del equipo durante un año para que este pueda mejorar sus habilidades y así poder participar en plena forma durante los siguientes cuatro años. El redshirting en el kínder ha ganado popularidad, especialmente entre aquellos padres que pueden permitírselo. Sin embargo, esta deja de ser una opción cuando los padres tienen que trabajar. En este caso, su hijo tiene que ir al kínder lo más pronto posible. Soy un psicólogo clínico que estudia cómo brindar un mejor apoyo a los niños en entornos escolares, sobre todo aquellos en riesgo de tener problemas de conducta como el TDAH. A continuación, te mostraré cinco maneras en que las familias pueden apoyar a su estudiante de kínder, especialmente cuando tiene menor edad que sus compañeros de clase.

  1. Oportunidades de aprendizaje

    En general, los estudiantes de mayor edad han tenido más tiempo para aprender habilidades académicas. Para ayudar a los niños de menor edad del kínder a alcanzar al resto de sus compañeros, las familias pueden ofrecer experiencias adicionales de aprendizaje, como involucrar a los niños en más conversaciones y lecturas compartidas. Estas actividades pueden iniciarse durante los años preescolares y continuar a lo largo del kínder.

  2. Sé positivo

    En la medida de lo posible, los padres y educadores deberían enfocarse en incentivar y elogiar el desempeño positivo de los niños de menor edad del salón de clases. Si los comentarios son generalmente negativos, en los que constantemente se le dice al niño de menor edad que se “apresure”, “preste atención”, “haga las cosas bien” y todas las demás variantes de instrucciones que incluyen palabras como “no”, “no lo hagas” o “detente”, puede que el niño eventualmente decida cerrarse emocionalmente y deje de tratar de seguir las instrucciones. Para contrarrestar esto, los padres deben centrarse en destacar todo lo que el niño está haciendo bien, en lugar de lo que está haciendo mal. Un buen objetivo es procurar darle al menos tres comentarios positivos al niño por cada corrección o reorientación.

  3. Define objetivos específicos para tu hijo

    Los padres de niños de menor edad pueden reunirse con el maestro de sus hijos a principios del año escolar para definir objetivos individuales para los niños. Deben hablar sobre las fortalezas y habilidades actuales de los niños, así como sobre las áreas que necesitan desarrollarse más. Los adultos pueden establecer objetivos semanales o mensuales que sean razonables y realistas para el estudiante. Esto puede ayudar a contrarrestar las comparaciones con otros niños, las cuales podrían hacer que el progreso individual pase desapercibido.

  4. Controla el progreso de tu estudiante de kínder

    Para hacer un seguimiento de los objetivos establecidos al inicio del año, un control diario o semanal del progreso del niño a nivel académico o conductual puede ayudar a los padres y maestros a trabajar juntos. Esperar hasta el final del año escolar es demasiado y no deja margen para cambiar de dirección en caso de que sea necesario modificar los objetivos. Los controles frecuentes también brindan oportunidades para recompensar y elogiar al niño por sus logros.

  5. Mantén la perspectiva respecto a ser el de menor edad del kínder

    Tanto a los padres como a los educadores podría resultarles útil recordar que el kínder es tan solo un año de casi dos décadas de educación para los niños que seguirán una trayectoria universitaria (y a medida que los niños crecen, la diferencia de edad resulta cada vez menos determinante para el rendimiento académico).

Finalmente, recuerda que independientemente de la edad que tenga tu hijo en el kínder, el tamaño de la clase y la experiencia del maestro también pueden marcar una gran diferencia. Las investigaciones demuestran que los estudiantes de kínder en clases más pequeñas tienen más probabilidades de ir a la universidad que los estudiantes de clases más grandes. Y al llegar a los 27 años, los estudiantes que tuvieron maestros de kínder con más experiencia estaban ganando más dinero que otras personas de su edad que tuvieron maestros de kínder con menos experiencia. Una experiencia positiva en el kínder preparará a tu hijo para alcanzar el éxito en la escuela y en la vida adulta.