Recientemente, mi hijo de 15 años estaba “saliendo” con ocho chicas a la vez. Sin embargo, llamarlo “salir” resulta un poco exagerado: estas relaciones ocurren exclusivamente mediante mensajes de texto. Se le llama “sexting”, en inglés. Desde el momento en el que entablan una relación hasta el momento en que la chica (siempre es la chica) termina con él, nunca se ven, excepto en la escuela y en Facebook.

Todo comenzó al inicio de la escuela secundaria. Algunas chicas de escuela intermedia obtuvieron su número de teléfono y comenzaron a escribirle y llamarlo. Esta situación no tardó en dar lugar a relaciones románticas mediante mensajes de texto. Mi hijo envía mensajes sugerentes, llama “nena” a las chicas, les envía letras de canciones eróticas y muestra el ingenio que suele cohibirse de usar por timidez cuando se encuentra frente a una chica de verdad.

En caso de que pienses que estoy siendo ingenua sobre lo que se trae entre manos, debería señalar que mi hijo comparte todo lo que hace en Facebook y nunca sale sin pedirme que lo lleve. Así que lo sé. Un día lo llevé a su primera y única cita. Y cuando besó a la chica, tomó una foto y la publicó en Facebook, titulándola como su primer beso. Al día siguiente le preguntó al mundo por qué el peor día de su vida (el día en el que terminaron con él) ocurrió un día después del mejor (su primer beso). Así que creo tener una buena noción de lo que se trae entre manos.

Me preocupa que todos estos mensajes sean un soporte que impide que mi hijo forme conexiones románticas de verdad. Sin embargo, siempre y cuando cuente con amigos y una vida equilibrada, creo que lo más probable es que la situación le proporcione la oportunidad de practicar cómo hablarle a las chicas. Se siente cómodo en casa y en grupos pequeños de amigos íntimos, pero se muestra tímido en multitudes y rodeado de chicas.

El problema con el “sexting” es que puede salirse de control. Cuando aquellos mensajes de índole sexual involucran imágenes, comienza el verdadero problema. Un pequeño error puede desembocar rápidamente en la clase de humillación pública que arruina la vida de los jóvenes. Y el “sexting” resulta más peligroso para adolescentes que para adultos, pues los adolescentes suelen escribirles a otros adolescentes. Tomar una foto erótica de un menor de edad (incluso si se trata de ti mismo) y transmitirla mediante mensajes de texto o correo electrónico (incluso si el destinatario es un amigo) es distribución de pornografía infantil, un delito que conlleva castigos graves incluyendo sentencia a prisión y la apertura de un expediente penal como agresor sexual. Estas leyes fueron creadas para luchar contra los pervertidos más repugnantes de la sociedad. Sin embargo, existen muchos casos de adolescentes que han sido enjuiciados por el simple hecho de coquetear con su pareja.

Por lo tanto, sé que el “sexting” podría meter a mi hijo en problemas. Sin embargo, la verdad es que resulta divertido enviar mensajes afectuosos o fotos íntimas a alguien importante para ti. Ofrece gran parte de la emoción y casi ninguno de los riesgos físicos que implica el sexo real.

Le dije a mi hijo que cualquier fotografía que tome con el teléfono y envíe a través de mensaje de texto irá a la página web de nuestro proveedor de servicios a modo de respaldo. Y cuando inicio sesión para pagar la factura, puedo ver dichas fotos. “Así que ten cuidado de no enviar fotos que no quieras que vea”. (Sí, exageré un poco la verdad). También le mostré historias de las noticias sobre niños siendo enjuiciados por intercambiar imágenes eróticas.

De hecho, sé que mi hijo no está enviando fotos porque leo sus mensajes de forma aleatoria pero regular. Sé que algunos padres tienen reservas sobre espiar a sus hijos, pero yo no lo hago en secreto; le digo que lo estoy haciendo. (No le molesta tanto como podrías pensar). Es mi forma de enseñarle que no existe tal cosa como la privacidad en lo relacionado a mensajes de texto.

No digo nada sobre el contenido erótico en sus mensajes, siempre y cuando no contenga imágenes. (Hasta ahora no ha ocurrido). Si estuviese acosando, presionando o maltratando a alguien, intervendría. Sin embargo, siempre y cuando esté usando las palabras para hacer desmayar a las chicas de emoción, creo que tiene derecho a usar las herramientas de comunicación a su disposición por una de las razones principales que fundamentan la creación del lenguaje. La comunicación en temas amorosos representa una buena práctica para futuras relaciones adultas.

Los posibles riesgos de enviar mensajes eróticos son mucho menores que los riesgos que puede tener el sexo entre adolescentes jóvenes que no están preparados para ello. Parece que coquetear a través de mensajes de texto le brinda a mi hijo la oportunidad de participar en este juego potencialmente peligroso desde una distancia prudente.

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