Reconocer las cosas buenas que hay en tu vida tiene muchos beneficios. Al estar verdaderamente agradecido por todo lo que ofrece la vida, un niño tiene más posibilidades de tener éxito emocional, físico y social. Un estudio realizado por el Dr. Jeffrey Froh de la Universidad Hofstra de Nueva York y el Dr. Robert Emmons de la Universidad de California en Davis, encontró que cuando los niños mayores (de 14 a 19 años) pueden reconocer su buena fortuna, son más propensos a ser felices y experimentar niveles más bajos de depresión, envidia y materialismo. También parece haber una conexión entre sentirse agradecido y tener un GPA (o promedio de calificaciones, que indica cómo le fue a tu hijo en todas sus clases) más alto, aunque no está claro si es un aumento en los niveles de gratitud lo que produce un GPA más alto o al revés.

“La gratitud te abre la puerta hacia la abundancia y te permite reconocer las cosas buenas que hay en tu vida”, dice Froh, un profesor de psicología que ha realizado ocho estudios sobre la gratitud en los últimos tres años. Según Froh, un niño agradecido se siente más conectado y amado. Él sabe que le importa a muchas personas lo suficiente como para que esas personas se esfuercen por él.

Durante la última década, expertos como Emmons y Froh han estado realizando “intervenciones de gratitud”, en las cuales se anima a los niños (desde preescolares hasta universitarios) a reconocer las cosas buenas que hay en sus vidas a través de una serie de ejercicios que van desde escribir una nota de agradecimiento y leerla al destinatario hasta llevar un diario de gratitud.

En general, los resultados han sido alentadores: parece que cuando se alienta a los niños a ser más conscientes de las cosas buenas que hay en sus vidas, pueden sentirse más agradecidos. Curiosamente, Froh descubrió que las intervenciones de gratitud tenían un mayor efecto en los niños que tienen emociones negativas. (Los niños que ya eran felices y optimistas no mostraron tantos cambios).

Enséñale a ser agradecido

Si bien los diarios de gratitud y las visitas de agradecimiento pueden ser ejercicios valiosos, hay cosas simples de la vida diaria que puedes hacer para enseñarle a tu hijo a ser agradecido.

Alienta a tu hijo a darse cuenta de las oportunidades para sentir gratitud. Por ejemplo en el caso de que un amigo suyo dejara de asistir a un juego de fútbol y lo ayudara con su tarea, hazle ver que salió bien en el examen de matemáticas gracias a que su amigo lo ayudó a hacer la tarea. Froh también alienta a los padres a no dictar cómo deben expresar los niños su agradecimiento, sino que les permitan mostrar su gratitud de la manera que les resulte más cómodo, desde agradecer con palabras hasta hacer un dibujo cuando les hacen un favor.

Finalmente, lo más notable como señala Froh, es que los niños aprenden mejor cuando los adultos modelan el comportamiento que les gustaría ver en sus hijos. No hay una mejor forma de enseñarle a ser agradecido que expresar abiertamente tu propio agradecimiento por lo que tienes (en lugar de quejarte de lo que no tienes). Gradualmente, tu hijo absorberá un mensaje invaluable: Mostrar agradecimiento y dar gracias es su propia recompensa.

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