¿Da la impresión de que tu niño de sexto grado cambió de la noche a la mañana? Ayer era un niño de quinto grado risueño y seguro de sí mismo, lleno de emoción y curiosidad infantil. Te mostraba rocas que encontraba, te pedía que viesen una película y te contaba historias. Hoy en día parece ser otra persona, gracias a los cambios producidos por las hormonas y el desarrollo cerebral. Puede que tu hijo se muestre dulce, tonto, malhumorado, serio, sarcástico, triste y con caras largas, ¡todo a la vez! Por otro lado, puede que te observe con la mirada perdida… ¿y quién sabe en qué estará pensando?

Cada niño de sexto grado es distinto y cada niño experimenta dicho año escolar tan transformador de manera única. A nivel de desarrollo, algunos niños son más maduros tanto física como emocionalmente. Otros siguen luciendo y actuando como niños pequeños. Sin embargo, es probable que todos los niños experimenten cambios durante este año tan importante.

Sexto grado marca el punto de inflexión entre la niñez y la adultez en la vida de un niño. No puede considerársele del todo como un niño, pero tampoco del todo como un adolescente. Puede que experimente con distintos comportamientos, apariencias y roles tanto en la escuela como en el hogar. “Están ocurriendo cambios en cada nivel de su existencia”, afirma Annie Fox, experta en preadolescentes y adolescentes y autora de Teaching Kids To Be Good People. Fox explica que sexto grado representa el momento donde los niños reevalúan quiénes son y dónde encajan. “Los niños necesitan encontrar su lugar dentro de este nuevo orden”, explica la autora. “Se miran al espejo y se preguntan: ‘¿Quién soy? Ya no reconozco a esta persona’”.

Atrapado en el medio

En el típico sistema de escuelas públicas de Estados Unidos, sexto grado representa la transición de los niños de una escuela primaria más pequeña y cómoda, con un solo maestro por año, a una escuela mucho más grande con múltiples maestros y niños que no conocen. Por lo tanto, no es de extrañar que se sientan un poco inseguros y perdidos.

Al dejar atrás su vieja escuela, muchos estudiantes de sexto grado dejan atrás también al niño que solían ser. “Descubrimos que entre el verano que marca el final de quinto grado y el verano que marca el comienzo de sexto, los niños cambian, y mucho”, asegura Pam Evans, una maestra veterana de sexto grado en Charleston, Illinois. “Aquel niño bueno, aquel que el maestro de quinto grado aseguró que no te daría problemas, puede que ahora sea el niño más problemático”. Por otro lado, no todo es ansiedad y rebelión. A esta edad, los niños suelen exhibir enormes avances a nivel cerebral, haciendo frente a conceptos intelectuales más desafiantes y cuestionando cómo y por qué las cosas funcionan como lo hacen.

Durante dicha época, por supuesto, sus cuerpos también están cambiando. La mayoría de chicas experimenta un estirón propio de la etapa de crecimiento, superando en estatura a la mayoría de chicos, quienes en su mayoría siguen luciendo como niños pequeños. Algunos desarrollan acné, vello púbico y otros signos de la pubertad.

Alejando a los padres, acercándose a los compañeros

Aquel crecimiento tan rápido, o la falta del mismo, alimentan los complejos del estudiante de sexto grado. Fox señala que los niños no solo se sienten avergonzados de sí mismos, sino que a menudo se sienten avergonzados por sus padres. (Intenta cantar en el auto o llamarlo por su apodo de la infancia y entenderás a qué nos referimos).

De hecho, sexto grado suele ser un año trascendental donde algunos padres experimentan la primera etapa de separación de su hijo en desarrollo. Puede que a su hijo ahora le importe más lo que sus compañeros piensan de él y esté más interesado en la aprobación por parte de sus amigos que de su familia.

Fox afirma que gran parte de esta crisis de identidad se resume en: “‘Sigo siendo un niño. Aún quiero ser parte de esta familia. Pero mi grupo de amigos es importante para mí. No quiero ser visto como un bebé que quiere estar con sus padres’. Así que el rito de iniciación para el niño consiste en realizar una separación pública de sus padres. Es su declaración de independencia: ‘Debo estar a cargo de mi vida, a cargo de mi destino’. Desde el punto de vista del desarrollo, es algo bueno, indica Fox. El problema es que suele ser complicado”.

La aceptación dentro de grupos sociales

Fox indica que sexto grado también da inicio a la creación de grupos de niños que comparten los mismos intereses y no permiten que otros se unan, sobre todo en el caso de las chicas. Suele existir “presión social para ser genial, sexy, bonito, delgado y atlético. Para ser mejor de lo que crees que eres. Existe una pretensión inherente a la edad: ‘Soy demasiado genial para la escuela’. Puedes pertenecer al grupo un día y ser excluido al siguiente”.

“Sexto grado causó un gran impacto, una enorme reducción de felicidad” relata una madre de San Francisco, a quien llamaremos Peggy para proteger la privacidad de su hija. A pesar de que su hija siempre había sido una niña feliz en compañía de su mejor amiga, de pronto parecía sentirse miserable. “No quería decirme lo que ocurría”, recuerda Peggy. Eventualmente, se reveló que la mejor amiga de su hija la había abandonado. Para los chicos, la aceptación depende menos de las habilidades sociales y más de la destreza física. De acuerdo con Fox, los niños que maduran a edades más tempranas tienden a convertirse en líderes, para bien o para mal. Emplean su poder para “menospreciar a los niños que aún no han alcanzado dicho nivel de desarrollo físico”, afirma Fox.

Las redes sociales pueden dificultar más las cosas. Cuando el niño siente presión por obtener likes en una publicación de Instagram y nunca se aleja realmente del escenario social (pues, básicamente, siempre están en línea), le resulta más difícil ser él mismo.

Dale su espacio, pero mantenlo cerca

De acuerdo con todo lo anterior, ¿cómo pueden los padres apoyar a su hijo a dicha edad, cuando se siente atraído hacia sus amigos y se aleja de la influencia de sus padres? Seth Almekinder, quien ejerció como maestro de quinto y sexto grado por 20 años en Estados Unidos y el extranjero, indica que, a esta edad, más que nunca, es el deber de los padres “saber quiénes son los amigos de su hijo, con quiénes está pasando tiempo”. Si tu hijo no se muestra muy comunicativo con respecto a sus amigos, pregúntale al maestro durante la conferencia entre padres y maestros: “¿Cuál es el grupo de amigos de mi hijo?”.

Fox no podría estar más de acuerdo. “Independientemente de que tu hijo esté en segundo o sexto grado, mientras tengas algo de influencia sobre él, evaluar sus amistades es importante. Los padres establecen las pautas. Como padre, aún estás en posición para llevarlos en auto de un lado a otro y servir de anfitrión. Puedes decir: ‘Me agrada Doug, y te diré por qué’”. Fox también indica que debes asegurar que el hogar resulte un refugio para tu hijo, quien está enfrentando muchas cosas en la escuela. Asegúrate de que las interacciones con tu hijo vayan más allá de sermonearlo y causarle molestias, una trampa en la que resulta fácil caer al tratar con un niño que está poniendo a prueba los límites.

El lado positivo de una crisis de identidad

En un plano más positivo, lo que podría parecer una crisis de identidad puede ser visto como algo más positivo. Las reacciones negativas e inseguridad de un estudiante de sexto grado, las cuales suelen resultar dolorosas, son en realidad una búsqueda de su identidad. Representan una oportunidad para tu hijo de descubrir quién es y qué es importante para él, y comenzar a convertirse en el adulto que algún día será.

Lo mejor que pueden hacer los padres durante este año de transformación preadolescente es hablar menos y escuchar más. “Ayúdalos en su recorrido mediante un diálogo libre”, indica Almekinder. Sin embargo, enfatiza: “Un diálogo implica que debes escuchar”. Por supuesto, siéntete libre de ofrecer consejos y recuerda ser firme pero claro en cuanto a tus límites. Almekinder explica que, si insistes en decirle a tu hijo qué hacer a esta edad, “dejará de prestarte atención”, dejándote al margen de su identidad en desarrollo.

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