Pregunta:

Mi estudiante de segundo grado no habla en la escuela. Solo le susurra a su maestro, lo que es frustrante para el maestro. Fuera de la escuela, él es un parlanchín. Debido a esto, lo sacamos de la escuela y está recibiendo su educación en el hogar. ¿Qué deberíamos de estar haciendo ahora para que cuando regrese a la escuela pueda sentirse cómodo y hablar?

Respuesta:

En tu pregunta, indicaste que tu hijo no habla en la escuela con un tono de voz normal y solo le susurra a su maestro. Por el contrario, en casa es un parlanchín. Tu reacción ante esta situación fue sacarlo de la escuela y educarlo en casa. Ya que no sé mucho sobre la situación, debes haber estado muy preocupado por él para sacarlo de la escuela. Parece que tienes un plan para enviarlo de regreso a la escuela en un futuro cercano, pero no estás seguro de cómo proceder y de cuán serio es este problema del susurro.

El comportamiento que describes puede ser una forma de ansiedad social conocida como “mutismo selectivo” (SM, por sus siglas en inglés). Según el grupo The Selective Mutism Group ~ Childhood Anxiety Network, “el mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad infantil caracterizado por la incapacidad de un niño para hablar en entornos sociales selectos, como la escuela”. Las características específicas de este trastorno se describen en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales del 2000 como sigue:

  • Incapacidad consistente de hablar en situaciones sociales específicas a pesar de hablar sin problemas en otras situaciones.
  • Interferencia para lograr objetivos educativos o laborales o en la comunicación social.
  • Una duración de al menos un mes (esto no se limita al primer mes de clases).
  • Incapacidad para hablar que no se debe a la falta de conocimiento o al no sentirse cómodo con el lenguaje hablado requerido en la situación social.

Estos niños comprenden el lenguaje y pueden hablar normalmente en lugares donde se sienten cómodos, seguros y relajados, como lo describiste cuando tu hijo está en casa contigo.

Nadie sabe por qué los niños desarrollan esta renuencia a hablar frente a un grupo de personas o se sienten avergonzados fácilmente. Lo que está claro es que los niños y adolescentes con SM tienen un miedo real de hablar y de interactuar socialmente donde generalmente se espera que hablen. También pueden ser incapaces de comunicarse de manera no verbal, no pueden hacer contacto visual y pueden permanecer inmóviles ante el miedo al enfrentarse a entornos sociales específicos. Tu hijo puede tener una forma leve de este trastorno ya que le susurra al maestro, una señal positiva de que no está tan ansioso que no se comunica en absoluto.

Para un padre, esto puede ser muy difícil de observar en su hijo. Para el niño, a menudo es muy debilitante. Muy a menudo, estos niños muestran signos de ansiedad, como dificultad para separarse de los padres, mal humor, comportamiento de apego, inflexibilidad, problemas para dormir, berrinches frecuentes y llanto, y timidez extrema desde la infancia. Cuando llegan a la edad en que comienzan a interactuar socialmente fuera del entorno familiar, su miedo persistente a hablar o comunicarse comienza a manifestarse en síntomas como susurros. Las reacciones de ansiedad social son provocadas por interacciones sociales en entornos como la escuela, el patio de recreo o las reuniones sociales.

El tratamiento para el mutismo selectivo, como con la mayoría de los trastornos de ansiedad social, es a través de la terapia cognitiva conductual y a través de la paciencia y la aceptación por parte de los padres o quienes cuidan del niño. Los padres deben eliminar toda la presión y las expectativas de que el niño hable, comunicándole a su hijo que entienden que tenga miedo de hablar o que a veces tenga dificultad para hablar.

Dado que el mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad, el tratamiento exitoso se centra en métodos para reducir la ansiedad y aumentar la autoestima, la confianza y la comunicación en entornos sociales. El énfasis nunca debe estar en “hacer que un niño hable”, sino más bien en sentirse cómodo en el entorno que produce la ansiedad.

Primero, averigua cuándo susurra. Si esto solo sucede en la escuela, entonces se puede desarrollar un programa que reduzca su ansiedad allí. Usando métodos de comportamiento, un terapeuta o profesional de salud mental de la escuela puede trabajar en colaboración con el maestro para ayudar a desensibilizar la ansiedad del niño. Al eliminar toda la presión de hablar, la ansiedad del niño disminuye y aumenta la confianza. La verbalización usualmente seguirá. Si esto no ocurre de manera espontánea, más adelante se pueden agregar técnicas para ayudar a fomentar el progreso.

En casa, recompénsalo por usar su “gran voz” o su “voz de adulto”. Aprenderá que cuando habla en un tono normal, tendrá una recompensa positiva. Nuevamente no lo presiones para que hable, pero recompénsalo cuando lo haga.

Trabajar con el personal de la escuela y proporcionarle información sobre este trastorno es útil. La mayoría del personal escolar tiene poca experiencia en esta área, así que ten paciencia y colabora con ellos para encontrar una solución viable para tu hijo.

Translated by: SpanishWithStyle.com