Han pasado más de cuatro décadas, pero todavía no puedo perdonar lo que me hicieron aquella tarde de verano. Yo tenía 14 años de edad, paseaba por el centro comercial con mis “amigos”, Roger y Carson. Los había presentado mutuamente la semana anterior y ahora hablaban entre ellos, dejándome fuera excepto para hacerme bromas de forma ocasional.

“Hank”, dijo Roger. “Entra en esta tienda y mira el costo de las leches malteadas”.

“Esperaremos aquí”, dijo Carson.

Hice lo que me dijeron mis compañeros. Cuando regresé, se habían ido. Miré arriba y abajo de la calle, grité sus nombres, esperé para que ellos regresaran. Finalmente, comprendí… había sido abandonado.

Cuarenta y dos años después, Carson murió en un choque con una motocicleta y la hostilidad entre nosotros no fue resuelta. ¿Roger? Tengo 4.922 amigos en Facebook, pero él no es uno de ellos. Borro cada solicitud de amistad que él me envía.

La venganza no es dulce

Aferrarse a heridas del pasado te pasa factura. Se asocia con depresión y ansiedad. Múltiples estudios encuentran un índice más elevado de enfermedad y problemas del corazón en adultos que guardan rencores. Pero los niños y adultos que pueden dejar ir los sentimientos de ira cuando han sido heridos experimentan un bienestar psicológico mayor.

El perdón tiene sus raíces en una enseñanza tanto espiritual como secular de la cultura occidental. En los últimos 40 años se ha convertido en un tema de estudio académico a medida que los investigadores han indagado en el impacto que tiene perdonar, o no perdonar, sobre las relaciones, salud y felicidad de aquellos que han sufrido experiencias traumáticas. Pero, a pesar de la evidencia de que el perdón es bueno para uno, el perdón tiene un problema de imagen, que proviene de una comprensión errónea de lo que es el perdón.

Relacionado: Cómo enseñar a tu hijo a perdonar.

El perdón es un cambio intencional en tus sentimientos hacia alguien que te ha herido o perjudicado; implica dejar ir las emociones negativas hacia el agresor. Cuando perdonas, tienes menos deseo de represalia o venganza.

Con frecuencia, pensamos en el perdón como una respuesta débil que sirve de excusa a los actos indebidos. Pero el perdón no está diciendo que la ofensa estuvo bien. No requiere que la otra persona se disculpe. No significa que tengas que reconciliarte con la persona, especialmente si hay la posibilidad de que te vuelva a hacer daño. El perdón simplemente significa que estás abandonando los sentimientos de resentimiento y venganza, de modo que te sientes mejor. Estás cambiando tus pensamientos; tal vez hacia sentimientos de comprensión, empatía y compasión hacia la persona que te hizo daño.

Si tu hijo es lastimado por un hermano o por un niño hostigador, la parte herida debe ser protegida y el ofensor disciplinado de forma apropiada. Pero entonces, si en el niño persisten sentimientos de ira y dolor, perdonar le ayudará a recuperarse.

Un estudio determinó que los niños que aprendieron a perdonar redujeron su ira en general hacia todos los demás, no solo hacia la persona que les hizo daño.

Por qué funciona

Cuando los niños son heridos y no perdonan, se quedan “atascados” en la situación traumática cuando se sienten victimizados. Cada vez que recuerdan el hecho que les hizo daño, vuelven a experimentar su respuesta de estrés. Si permanecen en su resentimiento, continúan liberando químicos de estrés hacia su cerebro. Esto activa las regiones del cerebro involucradas en emociones de supervivencia tales como miedo y furia. El resultado es una inhibición de la capacidad del cerebro para solucionar problemas, una inhibición de la creatividad, el razonamiento y el control de los impulsos.

Lo que ocurre en el cerebro cuando alguien perdona es muy diferente. En un estudio que utiliza resonancia magnética, los ejercicios de perdón ayudaron a activar regiones del cerebro que sienten empatía y hacen juicios morales. Aunque los participantes de la investigación eran adultos jóvenes, los estudios indican que los cerebros de los niños están condicionados de forma similar para el razonamiento moral y la empatía.

Los niños que aprenden a perdonar también adquieren una ventaja en lo académico, y el motivo puede ser tan simple como tener más energía disponible para concentrarse en el aprendizaje. Sus cerebros no están recordando el daño que les ha hecho ni planeando una venganza; en su lugar, están libres para organizar información y pensar creativamente.

En un estudio, a 12 estudiantes de escuela media que habían experimentado heridas traumáticas se les hicieron pruebas antes y después de un programa de 15 semanas en Orientación para el Perdón, con resultados asombrosos. Los niños mostraron mejora en escritura del inglés, matemáticas y estudios sociales; en su actitud hacia la escuela y hacia sus maestros y en sus relaciones con sus padres y otros niños.

No está bien que Carson y Roger me hayan abandonado. Pero finalmente estoy listo para dejar de guardar resentimientos. Roger… acepto tu solicitud de amistad en Facebook.

Translated by: SpanishWithStyle.com