Ah, día de las madres. Tu hija dice “te quiero” y te regala una nota garabateada personalmente sobre lo maravillosa que eres como madre y modelo a seguir. Tu esposo te trae una bandeja con café, jugo de naranja, fresas y panqueques con mantequilla derretida y sirope cálido; posteriormente, limpia la cocina. Tu hijo del medio se acurruca contigo y mira televisión; el menor te entrega un regalo envuelto descuidadamente que él mismo eligió. Qué lindo. Sabes que es lindo. Hubieras preferido un certificado de regalo para pasar tiempo a solas en el spa local, pero todo esto es muy dulce.

Y también revelador.

Has obtenido pistas sobre el lenguaje del amor de toda tu familia. De acuerdo al terapeuta Gary Chapman (enlace en inglés), el exitoso autor de Los 5 lenguajes del amor, el secreto del amor que perdura, las personas comprenden el sentimiento y la verdad sobre el amor de cinco formas distintas, las cuales denomina “lenguajes del amor”. Las personas suelen “hablar” (o demostrar amor) en el lenguaje que predomina en sus sentimientos.

La hija parece hablar palabras de afirmación. Para este tipo de personas, las palabras amables, sobre todo los halagos, significan amor. El lenguaje del esposo podría ser actos de servicio. Para él, las acciones valen más que las palabras. Probablemente, el contacto físico sea el predilecto del hijo del medio: el contacto apropiado significa mucho para él. El lenguaje del menor podría ser recibir obsequios; a la mayoría de las personas les gusta dar obsequios, pero los niños pequeños suelen hablar con el lenguaje del amor que mejor entienden y con el que mejor se identifican. ¿Y en tu caso? Parece ser tiempo de calidad. Necesitas atención total, ser el centro de atención.

¿Dijiste “ajá” mientras leías sobre los cinco lenguajes del amor de Chapman y sus explicaciones? Partiendo de tan poca información, estas conjeturas podrían estar equivocadas, pero observar y profundizar en la forma en que tu familia interactúa con otros y entre sí revelará cada uno de sus lenguajes del amor. Entender tu propio lenguaje del amor (y el de tu pareja e hijos) hace más que garantizar obsequios que les gustarán; hacer que tu hijo se sienta amado es la base de su confianza interna y se verá reflejado directamente en sus acciones externas. El amor nutre a los niños, afirma Chapman, ayudándoles a convertirse en adultos generosos, amorosos, responsables y seguros de sí mismos.

Nuestra mayor necesidad

Sentirse amado es la base de la autoestima y valía personal, sugieren los expertos, incluyendo a Támara Hill, una terapeuta de Pensilvania que se especializa en conducta infantil y adolescente. Un niño necesita sentirse amado para crecer seguro de sí mismo, ser lo suficientemente valiente para arriesgarse y saber que no está solo en el mundo, que pertenece a un lugar.

Cuando los niños no se sienten amados, pueden percibir un mensaje negativo e internalizarlo, señala Hill. Entonces estos niños sienten que no son valorados, amados o comprendidos, y adoptan una mala conducta, ya sea consciente o inconscientemente. “Los niños deben sentirse comprendidos por los adultos presentes en sus vidas”, indica Hill.

“Creo que nuestra mayor necesidad emocional es la necesidad de sentirnos amados”, agrega Chapman.

Es por ello que Chapman insta encarecidamente a los padres a aprender el lenguaje del amor individual de cada niño. Criar con base en el lenguaje del amor de tu hijo contribuye a que este desarrolle una sensación de ser amado que esté basada en sentimientos y no en la lógica. Puedes descifrar el lenguaje del amor de tu ser amado observando su forma de interactuar con otros, por las peticiones que te hace y por la forma en que te expresa su amor. Y, por supuesto, realizando las pruebas de Chapman (enlace en inglés).

Una simple pregunta

En The 5 Love Languages of Children, su libro con el experto en la relación entre padres e hijos, el Dr. Ross Campbell, Chapman comparte ejemplos que demuestran cómo generalmente puedes reconocer el lenguaje principal del amor de un niño por la forma en que responde a una sencilla pregunta: ¿Cómo sabes que tus padres te aman? Un niño que responda: “Porque juegan conmigo; hacen cosas por mí” está expresando su aprecio por el tiempo de calidad. Un niño que diga que su mamá le trajo una concha especial de su viaje a Hawái probablemente expresa su afinidad por recibir obsequios. Un niño que diga: “Me abraza muy fuerte y juega con mi cabello cuando voy a dormir”, probablemente prefiere el lenguaje del amor del contacto físico.

Reconocer el lenguaje del amor de tu hijo es similar a conocer su personalidad y temperamento. La mayoría de los padres, inconscientemente, adaptan las interacciones a la personalidad de su hijo. Sabes que sentarte en una sala de espera con tu hijo introspectivo no requiere más de un par de libros para mantenerlo ocupado. Su hermana, por otro lado, la que no puede quedarse quieta (que no camina si tiene la oportunidad de correr) necesita al menos plastilina, pero más probablemente necesite jugar contigo “Simón dice” en el pasillo.

Cuando decides criar con base en el temperamento, personalidad o lenguaje del amor, aceptas, acoges e incentivas la individualidad de tu hijo. Ellos no creen que perderán tu afecto sin importar lo linda que sea la chica que vive calle abajo, si su hermano obtiene mejores calificaciones o su hermana gana un trofeo. Por el contrario, son capaces de explorar su mundo con mayor libertad, con la certeza de que su identidad actual y la identidad que irán descubriendo está bien.

Para aquel que prefiere las palabras de afirmación, la nota que le escribes diciéndole el excelente trabajo que hizo guardando los platos lo hace sentir amado. Caminas bajo la lluvia para ayudar a tu otro hijo a vender todos sus boletos de rifa porque este habla el lenguaje de los actos de servicio (con énfasis en el tiempo de calidad). En cierto grado, saben que los amas porque lo sienten. Y esto los hace sentir plenos.

“Esa es mi forma de actuar, no de amar”

A los niños no les toma muchos años darse cuenta de que sus padres les proporcionan la comida, ropa y refugio; los niños suelen percatarse de que esta es una forma de amar. El objetivo instintivo de un padre es satisfacer las necesidades de su hijo. Por lo tanto, suplir las necesidades básicas podría cumplir tal objetivo. Sin embargo, esto no significa que sea tu forma principal de mostrar amor. Esos actos de servicio no son tu lenguaje del amor. De hecho, podrías pensar “esa es mi forma de actuar, no de amar”. Cuando estás aprendiendo a hablar los lenguajes del amor, primero deberías conocer tu propio lenguaje, y luego debes determinar el lenguaje de tu hijo y asegurarte de que ambos encajen.

Por ejemplo, podrías estar demostrando tu amor al despertar temprano todos los días para despedir a tu hijo cuando sale a la escuela, a pesar de que trabajas hasta la medianoche. Ese tiempo de calidad es un momento de amor para ti, y crees que también lo es para él. Sin embargo, el lenguaje del amor de tu hijo es distinto. Aunque ese tiempo de calidad es positivo (y tiene valor, pues los niños, más que los adultos, reciben cierto grado de sustento de todos los lenguajes del amor), lo que lo hace sentir amado es cuando le preparas un desayuno caliente en lugar de observar cómo se sirve su propio cereal. Tú te sientes orgulloso de ti mismo por estar despierto y de él por ser independiente; pero aun así él preferiría que le prepararas huevos con tocino. Podría parecer rabia o frustración, pero en realidad se siente desprovisto. Es el tipo de falla en la comunicación que deja al niño sintiéndose vacío, inseguro y con menos confianza en sí mismo.

Debes reconocer que esta demostración de tu amor puede que a tu hijo no lo haga sentir amado, y que el sentirse amado es importante para el desarrollo humano.

“Tan solo ama a tu hijo”

Uno de los mejores consejos de crianza es “tan solo ama a tu hijo”. Un excelente consejo, sin duda, pero el “tan solo” lo hace parecer tan sencillo; el amor y amar puede ser complejo. Un buen ejemplo: los adolescentes. Por supuesto, siguen necesitando sentir amor, pero podrías necesitar ingenio para brindárselos y ser muy observador para notar cuando lo reciben, afirma Chapman. Y si estás intentando descubrir su lenguaje del amor, puede resultar más complicado porque los adolescentes suelen ser más defensivos, reservados e incluso manipuladores, señala Campbell. Se debe ver más allá de la mala actitud, pero los adolescentes tienen la misma necesidad que necesitan satisfacer.

Muchas personas (adultos, no solo niños) pueden describir fácilmente cómo dan amor o qué los hace sentir amados. Sin embargo, vale la pena tratar de entender. Los niños que se sienten amados tienen más probabilidades de crecer seguros de sí mismos, dice Hill — de ser lo suficientemente valientes para asumir riesgos, ser persistentes y sentir menos temor al rechazo o fracaso —. Resulta útil conocer a fondo su lenguaje del amor porque la otra cara de la moneda es descuidar o abusar del lenguaje, lo cual resulta especialmente nocivo para la autoestima de los niños que aún se encuentra frágil y en desarrollo. “Te amo, pero…” podría resultar devastador para un niño cuyo lenguaje principal son las palabras de afirmación.

Volviendo al tema de tu día especial. Puede que no obtengas tu día en el spa, pero saboreas los panqueques, acaricias con la nariz al hijo que te abraza, exhibes el regalo de tu hijo menor y le escribes una nota de agradecimiento a tu hijo mayor. No es lo más fácil para ti (tomarte el tiempo de escribir una nota significativa), pero lo haces porque conoces a tu hijo.