¿Tu hijo no muestra ningún tipo de interés en la escuela? ¿Se niega a siquiera pensar en ir a la universidad? ¿Ya no sabes qué hacer? ¿Cómo puedes motivar a un estudiante desmotivado? Como padre, por supuesto, reconoces el valor y la importancia de la educación superior para el futuro de tu hijo. La apatía académica puede ser un problema complicado; sin embargo, no importa la cantidad de sermones, ruegos o amenazas que hagas, eso normalmente no hará que tu hijo cambie de parecer. Entonces, lo primero que debes hacer es entender las causas de esta falta de motivación. Una vez que tengas una mejor idea de la raíz del problema, puedes desarrollar una estrategia más efectiva para ayudarte a combatir la aparente indiferencia de tu hijo hacia la educación.

¿Qué causa la falta de motivación?

Baja autoestima

Los chicos que tienen una mala imagen de sí mismos evitan las actividades que ellos piensan están por encima de sus habilidades. Incluso si llegan a completar una tarea dada, estos estudiantes toman comportamientos contraproducentes para proteger la poca autoestima que poseen. Para ellos, es mejor abstenerse de esforzarse o procrastinar en lugar de arriesgarse a hacer el intento, fallar y sentirse aún peor sobre sí mismos.

Falta de apoyo en el hogar

El ambiente en el hogar moldea las actitudes iniciales que los niños toman hacia el aprendizaje. En un hogar donde se fomenta la curiosidad, las preguntas y la exploración, los chicos reciben un mensaje de que la educación es valiosa y trae satisfacción personal. Estos chicos tienen mayor probabilidad de tomar riesgos que son inherentes a actividades académicamente complejas. Por otro lado, en un hogar donde no se fomenta el aprendizaje, los chicos reciben un mensaje de que la educación no vale mucho y que no tienen las competencias y la habilidad para aprender.

Expectativas bajas en el salón de clases

Los estudiantes suelen imitar las actitudes de sus maestros. Si los maestros piensan que sus estudiantes pueden aprender, estos tienen mayores probabilidades de confiar en sus destrezas y en sí mismos. Los maestros asignan tareas exigentes, significativas y alcanzables que promueven la motivación y conectan al esfuerzo con el éxito. De forma contraria, si los maestros toman posiciones donde ellos son la fuente del conocimiento y los estudiantes son incompetentes, dichos estudiantes son más propensos a desconcentrarse, dejar de hacer el intento y fracasar.

Presión

Muchos estudiantes desmotivados simplemente responden de forma negativa a la presión. Sin importar si la tensión que sienten es percibida o real, estos chicos son más propensos a utilizar mecanismos de defensa para protegerse de la incomodidad que genera la presión. A través de la procrastinación o la evasión, estos estudiantes intentan escapar de sus miedos al fracaso y a los errores. Con el tiempo, llegan a aceptar las consecuencias de su comportamiento y parecen estar tranquilos y serenos, incluso cuando la presión que intentan evitar va en aumento.

Cómo motivar a tu hijo

Proporciónale un ambiente favorable y seguro en el hogar

Los chicos necesitan sentir que sus padres valoran el aprendizaje. Demuéstrales a tus hijos que la exploración académica es valiosa y que la educación es importante, y estarán más propensos a desarrollar actitudes similares. Activa su curiosidad con todo. Es más, hazles saber que el fracaso suele ser parte del proceso de aprendizaje y permíteles fracasar sin castigarlos. Los chicos que no tienen miedo al fracaso tienen más probabilidades de aceptar retos escolares y menos probabilidades de sabotear sus propios esfuerzos académicos.

Utiliza las recompensas con cuidado

Los estudiantes que poseen una motivación intrínseca se enfrentan a las actividades por los sentimientos de satisfacción y realización que provocan. Los estudiantes que poseen una motivación extrínseca las realizan para ganar una recompensa o evitar un castigo. Los estudiantes con motivaciones extrínsecas normalmente emplean una cantidad mínima de esfuerzo para completar las tareas de la forma más sencilla posible. Además, la motivación externa solo existe siempre y cuando haya una compensación externa. En otras palabras, la motivación extrínseca tiene más probabilidad de resultar en progreso limitado que desaparece cuando no hay más recompensas. Ten cuidado al ofrecer recompensas por un buen trabajo.

Evita las luchas por el poder

Debes ser realista y aceptar que no podrás con todas las dificultades que surjan, por lo que debes escoger tus batallas de forma inteligente. Haz una lista bien definida de comportamientos inaceptables y sus consecuencias. Por ejemplo, una calificación deficiente en una clase puede resultar en la pérdida de un privilegio favorito de tu hijo hasta que suba dicha calificación. Resiste la tentación de castigar a tu hijo de forma indefinida o de quitarle todas sus posesiones preciadas. Si actúas de forma razonable y tranquila, es probable que tu hijo haga lo mismo.

Nutre sus fortalezas

Encuentra un área en la que tu hijo se destaque y enfócate en ella. El fracaso constante ciertamente es desalentador y cuando el enfoque principal es una debilidad, la autoestima y motivación sin duda disminuirán. Si tu hijo puede tener éxito en un ambiente no académico, pueden trabajar juntos para determinar los elementos de ese logro. Quizás tu hijo y tú serán capaces de formular una receta para el éxito y aplicar los ingredientes al ambiente educativo. En conclusión, los estudiantes desmotivados quieren tener éxito, pero hay algún obstáculo que los detiene. Con paciencia, compresión y trabajo duro, puedes ayudar a tu hijo a encontrar el camino hacia el éxito académico.

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