Los niños de séptimo grado suelen no pensar con claridad gracias a las hormonas. Tienen acné, pueden ser narcisistas impredecibles, desafiantes y groseros en un segundo y emocionalmente dependientes al siguiente. Puede que te preguntes si los extraterrestres se han apoderado del cuerpo de tu hijo. Esos “extraterrestres” invasores son las hormonas.

Cuando los niños entran en la pubertad, sus cerebros producen una hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). Cuando la GnRH se dirige a la pequeña glándula pituitaria, dos hormonas adicionales, la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH), escapan y están prácticamente fuera de control. En los niños, estas hormonas se dirigen hacia el sur y les dicen a los testículos que comiencen a producir testosterona y esperma. En las niñas, la LH y la FSH manipulan los ovarios, solicitando la producción de estrógeno. En ambos casos, toda esta actividad afecta el humor, las emociones y el comportamiento de los niños. Necesitan mucho amor y apoyo durante esta etapa, ¡incluso si no lo demuestran! A continuación, te damos algunos consejos para que entiendas lo que está pasando por la cabeza de tu niño de séptimo grado.

Buscadores de placer

El cerebro en desarrollo de los adolescentes es muy susceptible a las recompensas. También hace que los niños se comporten de forma más impulsiva y emocional; la corteza prefrontal, donde se toman las decisiones racionales y coherentes, aún se está desarrollando. Lo que quiere decir que son propensos a ser impulsivos. Adviértele sobre los peligros de las drogas, el cigarrillo, el alcohol, el sexo sin protección y patinar sin casco.

Nada de violencia virtual

Durante un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, algunos gamers adolescentes jugaron dos tipos de videojuegos mientras los investigadores les hacían resonancias magnéticas para ver cuáles partes del cerebro recibían estimulación (enlace en inglés). Cuando los niños jugaron a “Need for Speed: Underground”, un juego no violento, se observó actividad en el área prefrontal, un área asociada con la concentración y el autocontrol. Pero cuando los chicos jugaron a “Medal of Honor: Frontline”, un juego violento, el área prefrontal no se activó. En cambio, hubo estimulación de la amígdala (esa es la parte del cerebro que maneja la respuesta de “lucha o huida”). La amígdala está relacionada con la excitabilidad emocional, especialmente la ira, y está ligada a comportamientos agresivos e impulsivos. Una estimulación repetitiva de la amígdala puede entrenar al cerebro en desarrollo del estudiante de séptimo grado a tener menos autocontrol. Por lo tanto, si a tu hijo le encantan los videojuegos, anímalo a enfocarse en juegos de carreras o de habilidades en lugar de los violentos.

Jaque mate

El cerebro del niño de séptimo grado realiza conexiones. ¡Y no solamente sociales! Lo notarás en el incremento de la capacidad de tu hijo para planificar, resolver problemas y procesar pensamientos e información compleja. Para multiplicar los poderes mentales de tu hijo de séptimo grado, anímalo a jugar ajedrez. Las investigaciones sugieren que el ajedrez, el “juego de los reyes”, promueve la mejora de la capacidad matemática (enlace en inglés) y muchas otras tareas cognitivas. ¿No le gusta el ajedrez? Las damas y el backgammon también son entrenadores estratégicos del cerebro.

Inteligencia y fuerza

Cuando se trata de ayudar a tu niño de séptimo grado a desarrollar su mente, vale la pena imponerles retos a sus músculos también. Las investigaciones indican que los estudiantes con mayores niveles de actividad física obtienen mejores calificaciones (enlace en inglés) y rinden mejor en los exámenes.

Los estudios también han demostrado que el ejercicio aeróbico justo antes de clases que imponen un reto académico ayuda a los chicos a recordar el material nuevo debido al aumento del oxígeno en el cerebro. Por ejemplo, el aprendizaje de vocabulario mejora en un 20 por ciento luego de una rutina de ejercicio físico intenso (enlace en inglés).

Para entrenar tanto el cerebro como el cuerpo de tu niño de séptimo grado, anímalo a hacer deportes y a ejercitarse de forma regular. Los padres pueden ayudar con esto siendo modelos saludables a seguir que se ejercitan regularmente. O lo que es mejor: haz ejercicio con tu hijo.

Regla de benevolencia

El cerebro en crecimiento del niño de séptimo grado requiere de una orientación firme por parte de adultos diligentes. Diana Baumrind, psicóloga del desarrollo y autora de Prototypical Descriptions of 3 Parenting Styles (enlace en inglés), recomienda que, de entre los tres estilos de crianza: autoritativo, autoritario y permisivo, los padres opten por el estilo de crianza autoritativo. ¿Por qué? Este estilo de crianza promueve una instrucción consistente y compasiva de metas claras, y permite que el niño desarrolle su autoestima a partir de la toma de decisiones inteligentes.

Baumrind discute que, en contraste, cuando los padres optan por el estilo de crianza autoritario, que es más controlador, tienden a regañar más a sus hijos, lo que puede fomentar un sentimiento de inutilidad. Al llevar esto al extremo, las investigaciones demuestran que el abuso verbal de los padres puede causar una disminución significativa de la materia blanca neuronal de tres regiones del cerebro (enlace en inglés). Por otro lado, cuando los padres optan por el estilo de crianza permisivo, que es más indulgente, tienden a abrumar a sus hijos con cumplidos injustificados, lo que puede darle a los niños una sensación falsa de éxito.

Sin importar el estilo de crianza que escojas, la meta es criar a un chico sensible y maduro y (con suerte) serás un “padre súper genial”, incluso si tu niño de séptimo grado aún no te lo ha expresado. Solo tienes que esperar, algún día lo hará.

Traducido por: SpanishWithStyle.com